La calma aparente del d¨ªa despu¨¦s
Cr¨®nica de un vuelo a la ma?ana siguiente
Al d¨ªa siguiente del accidente, todo parece en calma. El vuelo es de ma?ana, temprano. La salida, en un aeropuerto peque?o, con apenas diez vuelos diarios. La llegada, en la Terminal 4 del aeropuerto de Barajas.
El vuelo es con Iberia, pero en el aeropuerto de salida, los vuelos de Spanair operan normalmente. No hay retrasos, todo funciona como cualquier otro d¨ªa. Varias personas en su mostrador de venta es, quiz¨¢s, el ¨²nico elemento que podr¨ªa remitir al accidente de ayer. La mayor¨ªa s¨®lo quiere saber si sus vuelos operan con normalidad. En el aeropuerto hay silencio. No hay mucha gente, s¨®lo los viajeros, unos cuantos con familiares y amigos que acuden a despedirlos. Algunos leen en la prensa nacional la terrible noticia ocurrida ayer en Madrid; los titulares, adem¨¢s, se exhiben en el ¨²nico kiosco del lugar. Todo ocurre con normalidad.
Sin embargo, tras embarcar, los pasajeros que van sentados en las ventanillas de emergencia son aleccionados especialmente. "Por favor", explica la azafata, "tengan los zapatos puestos y est¨¦n especialmente atentos a todas las indicaciones durante el despegue y aterrizaje. Durante el vuelo pueden moverse, pero tienen que prestar especial atenci¨®n en esos dos momentos. Ustedes son los m¨¢ximos responsables de que el pasaje abandone el avi¨®n si algo sucede. Tienen que esperar a que todos hayan desembarcado, mujeres y ni?os primero". Incluso explica c¨®mo deben comportarse los pasajeros en caso de accidente mar¨ªtimo, a pesar de que este vuelo nunca ser¨¢ por encima del mar.
El avi¨®n lleva ocupados tres cuartas partes de los asientos y viajan varios ni?os. Muchos, enlazar¨¢n en Madrid con otros vuelos. Los pasajeros que viajan en las puertas de emergencia comienzan a mirarse entre ellos con preocupaci¨®n. "No va a ocurrir nada", dice la azafata para tranquilizarlos. "Pero en caso de que ocurra algo, por favor, no se detengan a buscar sus bolsos, ni tel¨¦fonos m¨®viles, ni nada". Incide especialmente en este punto, lo repite varias veces. "Es fundamental su colaboraci¨®n, porque nosotras estaremos al fondo y no podremos llegar a tiempo. Eso s¨ª, oir¨¢n nuestros gritos en todo momento".
La situaci¨®n es tensa entre los viajeros, que guardan silencio. Una pasajera pide la prensa diaria nacional, que se ofrece siempre en los vuelos de la ma?ana. La azafata responde que hoy no se entrega. "Son ¨®rdenes de la compa?¨ªa". La pasajera pregunta si es debido al accidente, la auxiliar de vuelo responde afirmativamente con un leve movimiento de cabeza y una sonrisa. A pesar de esto, el accidente est¨¢ presente porque muchos de los pasajeros llevan sus propios diarios. El peri¨®dico Universal, que reparte gratuitamente la compa?¨ªa a¨¦rea, no lo menciona. En portada lleva la medalla de plata conseguida ayer en los Juegos Ol¨ªmpicos por el equipo espa?ol en Nataci¨®n Sincronizada por parejas.
El vuelo transcurre con normalidad y en la llegada a Barajas el ambiente se relaja, a pesar de que no se mueve nadie hasta que las puertas est¨¢n abiertas. Hoy nadie parece tener prisa. Perdidos en la Terminal 4, la gente, abundante aunque no tanta como podr¨ªa pensarse en estas fechas de agosto, busca su equipaje, o la puerta de embarque del siguiente vuelo. Ya en tierra, nada parece haber ocurrido. El accidente se olvida. Los pasajeros contin¨²an con su rutina viajera.
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