"Siempre estuvimos preparados para asaltar el Alakrana"
Entrevista con Ignacio Frutos Ruiz, capit¨¢n de la fragata Canarias
A bordo de la fragata Canarias, el capit¨¢n Ignacio Frutos Ruiz, respira aliviado. Ha vivido 47 d¨ªas de angustia, sin quitarle el radar de encima al Alakrana, y preparado para lo que pudiera pasar, incluido lo peor: "Ten¨ªamos un equipo de guerra naval peparado para asaltar el barco si se deterioraba la situaci¨®n", ha revelado a EL PA?S. La fragata sigue unida al Alakrana por una rampa para ayudar a la nueva tripulaci¨®n del atunero a poner el barco en marcha. Este es el relato del secuestro que el comandante Frutos, un veterano militar que pone a sus militares por las nubes y que asegura sin dudar: "Esta ha sido la operaci¨®n de mi vida". Lo que sigue es su relato del secuestro, desde que le comunicaron que el Alakrana ten¨ªa problemas, el pasado 2 de octubre, hasta ayer, cuando pudo fundirse en un largo y emocionado abrazo con su patr¨®n, Ricardo Blach.
Captura del Alakrana
"Est¨¢bamos patrullando en la parte central de Somalia. Lo que intentamos desde el principio es dar seguridad a los pesqueros y para eso hab¨ªa que estar permanentemente enlazados con ellos. Los que quer¨ªan hablaban con nosotros y los que no, no. A ra¨ªz de una llamada telef¨®nica del Alakrantxu nos enteramos de que el Alakrana hab¨ªa cantado la posibilidad de que les estuvieran atacando. Intentamos ponernos en contacto con el barco, pero fue imposible. Con el Alakrana nos hab¨ªamos comunicado 15 d¨ªas antes porque hab¨ªan detectado movimientos sospechosos y nos acercamos para investigarlos pero no los vimos (a los piratas)".
?Fuera del per¨ªmetro de seguridad?
"Esto (el ¨¢rea de la Operaci¨®n Atalanta) es una zona inmensa. Para poder aportar seguridad a los atuneros tenemos que estar en la misma zona. Madrid (el Ministerio de Defensa) les pregunt¨® a los armadores la zona probable de pesca. Por el m¨¦todo de pesca del at¨²n es muy dif¨ªcil de definir porque tienen boyas por todo el ?ndico, pero los armadores nos dieron una zona probable de pesca. Empezamos a patrullar en esa zona donde estaban la mayor¨ªa de los pesqueros, pero desafortunadamente no estaban todos. El Alakrana estaba m¨¢s al sur, a unas 800 millas de nosotros, que ten¨ªamos que decantarnos y fuimos a la zona donde estaban la mayor¨ªa de barcos".
Las opciones: asalto y aver¨ªa del Alakrana
"El Gobierno me transmiti¨® que la prioridad era no poner en riesgo la vida de la tripulaci¨®n del barco. Se estudiaron varias opciones, se vieron las ventajas y los inconvenientes. El plan de asalto por supuesto estaba hecho y el barco siempre estuvo preparado para tener que actuar inmediatamente en caso de deterioro de la situaci¨®n, si ya estaban en peligro la vida de los tripulantes, el barco estaba preparado para intervenir y se reforz¨® para ello. Se desech¨® porque pon¨ªa en riesgo la vida de los tripulantes. Una vez desechada se estudi¨® la posibilidad de detener al Alakrana de forma encubierta poniendo estachas [cabos que desde un buque se dan a otro fondeado] pero era inviable porque el casco del Alakrana estaba dise?ado para evitar engancharse en ese tipo de cosas".
Captura de los dos piratas y traslado a Espa?a
"Segu¨ª estrictamente las ¨®rdenes de Madrid y de mi mando de la Operaci¨®n Atalanta, que tiene un procedimiento muy claro y ya muy aprendido para estos casos: detener a los sospechosos de pirater¨ªa cuando se les pilla en un delito flagrante, y en este caso, lo era porque el esquife hab¨ªa salido del Alakrana, y comunic¨¢rselo a las autoridades de cada pa¨ªs. El protocolo se sigui¨® a rajatabla. No hubo lugar a interpretaciones. No se pod¨ªa hacer otra cosa. El esquife estaba a 100 millas de nuestro barco y navegaba a una velocidad de 15 nudos. Enviamos un helic¨®ptero para intentar detenerlo. A veces con la presencia, sirve. Pero esta vez hubo que disparar r¨¢fagas de intimidaci¨®n desde el helic¨®ptero. Nos aproximamos en lanchas con nuestro equipo de asalto. Era noche cerrada, dentro del esquife, tumbados y tapados por una manta les pedimos que se pusieran de pie, en franc¨¦s y en ingl¨¦s. Entonces uno de ellos hizo un movimiento brusco y un miembro del equipo de asalto dio un disparo que nunca fue a intentar herir, sino de aviso, pero que desafortunadamente impact¨® y afortunadamente, fue una herida muy leve. Y a partir de ah¨ª tengo muy poco que a?adir. Yo los retengo, no los detengo. Es el juez el que luego, posteriormente decide la detenci¨®n. Nos env¨ªan una copia el auto procesamiento donde viene la decisi¨®n del traslado a Espa?a y posteriormente se estudian las posibilidades para hacerlo lo antes posible".
La c¨¢rcel del barco
"Ante posibles detenciones, acondicionamos una parte del barco para los detenidos. Hemos puesto suelo de goma y acolchado los salientes de las paredes para que no se autolesionen. El herido no tuvo que estar en la enfermer¨ªa porque la herida era muy superficial".
El bulo del traslado a tierra de tres marineros
"No tuve informaci¨®n nunca de si los llevaron a tierra o a bordo. Me enter¨¦ por la prensa. Recib¨ª un mensaje oficial de c¨®mo est¨¢ la situaci¨®n oficialmente pero no he participado en ese asunto".
Liberaci¨®n del Alakrana
"Nuestro mando nos inform¨® de que se estaba procediendo a la liberaci¨®n. El patr¨®n nos fue informando de la salida de los piratas. Fue el ¨²nico momento del secuestro en el que pudimos comunicarnos con el barco. Cuando se fueron los ¨²ltimos cinco y levantaron el ancla, nos acercamos a una distancia para no poner en riesgo la liberaci¨®n, Nuestras prioridades eran: asegurar la liberaci¨®n, evitar la recaptura, porque ha habido casos y detener a los responsables. Por este orden".
El rescate
"Est¨¢bamos a una distancia fuera del campo visual de los piratas para asegurar la liberaci¨®n. Nos aproximamos luego. No vi ninguna avioneta (depositando el rescate en el barco)".
Persecuci¨®n de los piratas
"El Alakrana estaba a 17 millas de la costa. Ese era el margen de actuaci¨®n que ten¨ªamos. Cuando se fueron los ¨²ltimos piratas, el helic¨®ptero lleg¨® a tiempo, intent¨® pararlos, disparando primero a la proa, luego, al motor, para ver si lo pod¨ªamos averiar, pero no amedrent¨® a los piratas, que confiaban en alcanzar la costa y una vez en tierra no est¨¢bamos autorizados ni por Atalanta ni por la legislaci¨®n espa?ola para intervenir. En la playa, les estaba esperando un mont¨®n de gente y era imposible decir qui¨¦n era pirata y quien inocente por lo que podr¨ªamos haber causado da?os colaterales. Adem¨¢s, el uso de lo que nosotros llamamos fuerza letal, disparar a dar, s¨®lo est¨¢ contemplado en casos de respuesta a un ataque, no de persecuci¨®n de un delito. Ahora los piratas est¨¢n en tierra y la operaci¨®n para detenerles est¨¢ cerrada por nuestra parte".
Reencuentro con los marineros
"Fue muy emocionante. Envi¨¦ un equipo de apoyo al Alakrana y vieron a los marineros muy contentos y muy cansados. Por la noche descansaron y por la ma?ana se pusieron marineros y militares a limpiar el barco. No ten¨ªa grandes da?os pero los piratas hab¨ªan arrasado con todo el mobiliario. Lleg¨® a Seychelles como una patena. Una vez en puerto, el patr¨®n y yo nos abrazamos. Fue un abrazo de un minuto. Tiene una entereza sorprendente. Es una magn¨ªfica persona. Ir¨¦ a verle a Baiona".
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