Sobre la lapidaci¨®n en Ir¨¢n
Una vez m¨¢s los medios de comunicaci¨®n se hacen eco de una sentencia de lapidaci¨®n en un pa¨ªs de mayor¨ªa musulmana. En este caso se trata de la condena de Sakineh Mohammadi Ashtiani, una mujer iran¨ª. Ante casos como este creo que los musulmanes espa?oles debemos hacer un esfuerzo de clarificaci¨®n y mostrar claramente cu¨¢l es nuestra postura.
La lapidaci¨®n es una pr¨¢ctica que no aparece en el Cor¨¢n ni se justifica por el ejemplo del Profeta, pues ¨¦l mostr¨® su desaprobaci¨®n. A pesar de ello pas¨® a los c¨®digos de jurisprudencia medievales. La l¨®gica que guiaba a los juristas de esa ¨¦poca es la de equiparar pecado con delito, confundiendo as¨ª de forma manifiesta los planos religioso y secular: todo acto considerado como una violaci¨®n de los preceptos religiosos debe ser castigado por el poder pol¨ªtico de turno.
A¨²n as¨ª, la condena a lapidaci¨®n fue sometida a tales restricciones que hac¨ªan pr¨¢cticamente imposible su aplicaci¨®n. La arabista espa?ola Delfina Serrano, investigadora del CSIC, ha mostrado que no se tiene constancia de una sola aplicaci¨®n de la pena de lapidaci¨®n en toda la historia de Al Andalus. ?Por qu¨¦? Porque esa condena no estaba ah¨ª para ser aplicada, sino para prevenir el adulterio. En primer lugar, los ad¨²lteros deben confesar su culpa, no pudi¨¦ndose considerar la maternidad como una confesi¨®n. En segundo lugar, son necesarios cuatro testigos presenciales, sin ser ninguno miembro de la familia de los encausados, ni tener asuntos o intereses con ellos. Por si fuera poco, los testigos tienen que ver el adulterio en acto, viendo el coito hasta el punto de que no se pueda pasar un hilo entre los presuntos ad¨²lteros.
Para proteger a las madres solteras, en el Derecho musulm¨¢n existe una bella figura jur¨ªdica: la del "feto dormido", que descansa durante a?os en el vientre de la madre. Esta figura, que escandaliza a los racionalistas, no es obra de la ignorancia en cuestiones de gestaci¨®n, sino una medida de protecci¨®n inventada por los juristas para evitar problemas a las madres solteras. Por si fuera poco, la persona condenada por adulterio pod¨ªa alegar todo tipo de atenuantes, como haber sido pose¨ªda por un genio o estado de locura transitoria.
En el islam nadie puede tomarse la justicia por su mano. Existe una tradici¨®n del Profeta en la cual un hombre le pregunta: "Mensajero de Dios, entonces, ?si encuentro a mi mujer con otro debo ir a buscar cuatro testigos?" El profeta Mahoma contest¨®: "S¨ª". Existen tambi¨¦n una serie de prescripciones tendentes a proteger la privacidad de estos asuntos, tales como los castigos por calumnia. En la mayor¨ªa de los casos una acusaci¨®n de adulterio acaba con el castigo del que acusa, dada la dificultad de verificarse. Es casi imposible verificar el adulterio, y el Cor¨¢n nos conmina a aceptar el arrepentimiento en caso de que as¨ª sea: "Si se arrepienten y se enmiendan, dejadles en paz" (Cor¨¢n 4:15-16).
Siendo as¨ª, es l¨®gico que no se conozcan sentencias como la de Sakineh Mohammadi Ashtiani en pa¨ªses tradicionalmente musulmanes. En el sentir de la mayor¨ªa de los musulmanes eso no se corresponde al mensaje del islam, ni a la sensibilidad isl¨¢mica, pues sabemos que "Dios se ha prescrito a si mismo la misericordia como ley" (Cor¨¢n 6: 12). Esto hace que una sentencia como esta, ya cruel de por s¨ª, se presente adem¨¢s como algo incomprensible. Por desgracia, nada de esto se corresponde con el modelo de islam autoritario impuesto por los cl¨¦rigos iran¨ªes, cuya visi¨®n del islam se corresponde a un programa pol¨ªtico de control social basado en una visi¨®n represiva del islam, seg¨²n la cual ellos son los representantes de Dios sobre la tierra, encargados de velar por la islamicidad de las costumbres. Este modelo de religiosidad represiva apenas oculta los intereses econ¨®micos de la clase dirigente, que se escudan en el islam para preservar sus privilegios.
En Ir¨¢n no se est¨¢ aplicando la shar¨ªa, ni siquiera ninguno de los grandes tratados de jurisprudencia isl¨¢mica de la historia. M¨¢s bien, el islam esta siendo secuestrado para justificar la tiran¨ªa de los cl¨¦rigos reaccionarios, que se otorgan a si mismos la capacidad de discernir entre lo correcto y lo incorrecto, considerando a la masa de los musulmanes como menores de edad, incapaces de decidir libremente su futuro.
Desde aqu¨ª pedimos a los responsables de la Rep¨²blica Isl¨¢mica de Ir¨¢n que anulen la sentencia de lapidaci¨®n a Sakineh Mohammadi Ashtiani, y que deroguen dicha ley, que solo puede ser considerada como una anomal¨ªa y una traici¨®n a los m¨¢s b¨¢sicos valores del islam.
Abdennur Prado es autor de El lenguaje pol¨ªtico del Cor¨¢n (ed. Popular 2010).
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