?Qui¨¦n tira la primera piedra?
Los hombres son enterrados hasta la cintura y las mujeres, hasta los senos
Debe de ser una de las muertes m¨¢s horribles que se pueda imaginar. Una a una, las piedras van golpeando la parte superior del cuerpo, magull¨¢ndolo, lacer¨¢ndolo, hasta que la acumulaci¨®n de heridas acaba con la vida del reo. Despacio. Sin piedad. El proceso est¨¢ descrito, con toda la frialdad de los textos legales, en los art¨ªculos 98 al 107 del C¨®digo Penal iran¨ª, que incluso establece qui¨¦n debe tirar la primera piedra.
En primer lugar, se entierra en un agujero al condenado, "hasta la cintura" si es un hombre y "hasta por encima de los senos" en el caso de las mujeres, seg¨²n estipula el art¨ªculo 102. Parece evidente que es m¨¢s f¨¢cil escapar del agujero en el primer caso, extremo que garantiza el perd¨®n si no hubiera testigos (art¨ªculo 103). Tambi¨¦n se determina (art¨ªculo 104) que "las piedras no pueden ser tan grandes como para que maten a la v¨ªctima al primer o segundo golpe, pero tampoco tan peque?as que no puedan ser llamadas piedras".
En el caso de que la condena haya sido fruto de la confesi¨®n, como se pretende en el caso de Sakineh Ashtiani, el juez tiene la responsabilidad de arrojar la primera piedra. Si hubiera habido testigos, ser¨ªan estos quienes tendr¨ªan el dudoso honor; a continuaci¨®n, vendr¨ªa el juez y el resto de los presentes en la ejecuci¨®n, que no pueden ser menos de tres.
Dado que las lapidaciones son muy pol¨¦micas, suelen celebrarse a puerta cerrada y es por tanto dif¨ªcil saber qu¨¦ tipo de personas acceden a participar en un castigo tan cruel. Hay que tener mucho est¨®mago para aguantar la lenta agon¨ªa que garantiza el goteo de piedras hasta que las hemorragias o la fractura del cr¨¢neo causan la muerte. La pel¨ªcula La lapidaci¨®n, de Soraya M., basada en el libro del mismo t¨ªtulo de Freidoune Sahebjam, permite acercarse a ese horror.
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