La voz del erial
Labordeta fue la voz de una tierra callada. La voz de Arag¨®n, lugar de miseria, emigraci¨®n y soledad, tierra bald¨ªa y n¨¢ufraga que con ¨¦l, que como Bu?uel fue un aragon¨¦s de mirada muy larga, volvi¨® al mapa por la puerta grande de la libertad.
Sin mediterr¨¢neo ni flamenquer¨ªa que llevarse a la boca, tirando de pueblos vac¨ªos, viudas, trompetillas y oficios desaparecidos, Labordeta labr¨® con la tosca c¨®lera de la periferia desierta una obra emocionante, un conjunto de canciones de contagioso aliento po¨¦tico y vindicativo.
Poeta y cantautor, agitador y genial comunicador, resucit¨® con esa m¨²sica directa y sin costuras el mejor pasado anarco y libertario de Arag¨®n, y lo puso al d¨ªa con poemas de una econom¨ªa y sencillez deslumbrantes.
Desde la nostalgia por los muertos y los vencidos, pero siempre intentando construir un presente distinto, El Abuelo convirti¨® la derrota de tantos en una educaci¨®n sentimental y pol¨ªtica; era el solista del erial, y por tanto no ten¨ªa doblez y era seco y terco, pero jam¨¢s se olvid¨® de la ternura.
Con su chorro de bar¨ªtono baturro, sus palabras rurales, y unas consonantes que sonaban a portazos abri¨® inesperados caminos de esperanza. Esa sinceridad desarmaba a abuelos y adolescentes. Hoy que se ha ido he visto a mi padre, Emilio, comprando de noche sus vinilos en el viejo 'drugstore' de la calle Fuencarral de Madrid. Y la emoci¨®n de escucharlos por primera vez, aquella piel de gallina, ese extra?o fulgor identit¨¢rio: "Co?o, si resulta que soy aragon¨¦s...".
M¨¢s all¨¢ de eso, Labordeta leg¨® a los huidos, los asesinados y los muertos de cualquier parte una narraci¨®n l¨®gica, un final decente y m¨¢s presentable. Su memorable "a la mierda" a los esca?os de la derecha incivil fue solo el razonable ep¨ªlogo a sus canciones y principios.
Su vida cumplida fue tambi¨¦n un homenaje a la prematura desaparici¨®n de su hermano mayor, Miguel, poeta maravilloso y raro, activista literario, dramaturgo de una sola obra (mont¨® 'Oficina del Horizonte' con Agust¨ªn Ibarrrola) y alma de la tertulia del caf¨¦ Nik¨¦ de la calle Requet¨¦ Aragon¨¦s, donde expend¨ªa carn¨¦s de ciudadano del mundo y dirig¨ªa la OPI (Oficina Po¨¦tica Internacional).
Habr¨¢ un d¨ªa en que todos agradezcan a Labordeta los servicios prestados a este pa¨ªs de sordos voluntarios. Entretanto, los j¨®venes que no le hayan o¨ªdo todav¨ªa deben saber que hubo pocos cantautores menos plastas que ¨¦l, porque sumaba a la hondura de sus himnos la gracia irresistible del pop agr¨ªcola pirenaico.
Mismamente de 'Evaristo el cuchillero', un juguetillo ejemplar que dec¨ªa as¨ª:
Arrem¨®jate la tripa
que ya viene la calor,
que luego en el mes de agosto
no suelta el agua ni dios.
Evaristo el cuchillero
se ha comprado ahora un cami¨®n
y pasando el puente en Fraga
desde arriba lo midi¨®.
Los hijos de la Mar¨ªa
se han marchao a Nueva York
uno trabaja de negro
y otro de indio en un sal¨®n.
Marcelino y la Miguela
se han ido a la emigraci¨®n,
ahora dicen gutentajen,
aufidersen, chuli jo.
De cien vecinos que ¨¦ramos
ya solo quedamos dos:
don Florencio que es el amo
y un seguro servidor.
Don Florencio vive en Huesca,
aqu¨ª solo quedo yo
con una cabra mochales,
una gaita y un tambor.
Un d¨ªa cojo la cabra,
la trompeta y el tambor
y me voy a Zaragoza
y que pregone el patr¨®n.
Arrem¨®jate la tripa
que ya viene la calor,
que luego en el mes de agosto
no suelta el agua ni dios.
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