Por cada ganador tiene que haber varios perdedores
En vez de contaros eso, os dicen que pod¨¦is hacer como si fuerais ganadores."Porque yo lo valgo". En mi caso, amigos del marketing, os hab¨¦is equivocado: yo valgo m¨¢s que eso
Seguramente no os va a cuadrar mi historia pero creo que tambi¨¦n deber¨ªa o¨ªrse a gente como yo.
Tengo 37 a?os y soy joven; nac¨ª en 1972 y no tengo recuerdos de Franco a Dios gracias. Tengo un trabajo que me gusta, bien pagado para los est¨¢ndares de mi sector y para el cual estoy sub-cualificado (tengo una titulaci¨®n t¨¦cnica y s¨®lo hablo dos idiomas). Dirijo el trabajo de cinco j¨®venes profesionales, todos ellos posgraduados y con tres idiomas. Si estoy ah¨ª es por mi experiencia y por mis resultados, no por mis cualificaciones te¨®ricas.
Hay dos, quiz¨¢ tres, decisiones importantes en mi vida que explican mi situaci¨®n: la primera, que me independic¨¦ con 21 a?os; la segunda, que no tengo hipoteca ni quiero tenerla; y la tercera, que nunca he hecho una oposici¨®n ni buscado un "puesto de trabajo estable".
?Por qu¨¦ "independizarse" aparece en vuestro debate indisolublemente unido a la propiedad de una casa? ?No le est¨¢is haciendo el juego a esos intereses del ladrillo que han tra¨ªdo a este pa¨ªs hasta donde est¨¢? Cuando decid¨ª independizarme ni se me pas¨® por la imaginaci¨®n que eso significara comprar una casa. Simplemente, decid¨ª que ya era el momento: primero en casa de una novia, despu¨¦s en piso compartido, ... trabajando lo necesario para pagar las cuentas, y ya est¨¢.
Desde luego, lo de la hipoteca ni se me pas¨® por la cabeza. Y eso que habr¨ªa hecho un buen negocio, de esos que todo el mundo parece querer hacer, especulando con el precio de mi piso y crey¨¦ndome rico por su revalorizaci¨®n (esa decisi¨®n la habr¨ªa tomado entre 1995 y 1997). Si los precios son imposibles, pues no se compra y ya est¨¢, y si eso no me permite creerme el rey del ladrillo, pues mejor, que la autocomplacencia es muy mala enfermedad. Gracias a la libertad que me proporcion¨® esa falta de cadenas financieras y de suficiencia, cuando se me present¨® la oportunidad de trabajar en el extranjero no me lo pens¨¦, y eso me llev¨® por cuatro pa¨ªses distintos a lo largo de ocho a?os, haciendo trabajos m¨¢s bonitos (y m¨¢s valiosos para la sociedad) de lo que me habr¨ªa atrevido a so?ar.
Al volver a mi ciudad, ni se me pas¨® por la cabeza poner como condici¨®n a los posibles trabajos que encontrara ninguna distancia m¨¢xima a mi hipoteca. Si no ten¨ªa hipoteca... Y aun as¨ª, vivo a 30 metros del lugar donde nac¨ª. Si hubiera hecho una oposici¨®n al acabar la universidad (aparentemente el destino so?ado) me habr¨ªa perdido demasiadas vivencias, as¨ª que tampoco al volver se me ocurri¨® pensarlo. Hice consultor¨ªa, trabajos espor¨¢dicos, ... lo que hizo falta, hasta llegar donde estoy. Quien crea que pude hacer todo esto por falta de responsabilidades se equivoca: desde mi vuelta al terru?o hasta ahora mi hijo ha pasado cinco cursos de educaci¨®n primaria y mi pareja se ha doctorado sin beca. ?C¨®mo? Pues como dicta el sentido com¨²n: gastando menos de lo que ingresas y no pensando que "porque yo lo valgo" me tienen que dar todo hecho y f¨¢cil.
Vuestra primera entrega sobre el tema ven¨ªa en el mismo n¨²mero (el pasado domingo) que una carta al director en la que un "joven" se quejaba de que le vayan a hacer pagar lo que realmente cuesta su tarifa plana (que utiliza, imagino, para descargarse pelis y m¨²sica piratas 24-7), y vi en ello una epifan¨ªa de este tema: el marketing est¨¢ matando a esa generaci¨®n de la que habl¨¢is, la m¨ªa, la de la democracia, a la que nunca se prepar¨® para defenderse de mensajes tipo "porque yo lo valgo" y "lo tienes todo, gratis"; una generaci¨®n que se ha cre¨ªdo que esos mensajes eran la verdad, y no la defensa desesperada de las empresas contra el surgimiento de lo 2.0. Y as¨ª, la gran oportunidad que hemos tenido los nacidos en democracia en este pa¨ªs, la generaci¨®n mejor preparada que nunca ha dado esta tierra en el momento de mayor democratizaci¨®n de la econom¨ªa y la informaci¨®n de la historia, se pierde entre hipotecas, descargas piratas y oposiciones.
Lo que nunca os cuenta el marketing, amigos y vecinos, es que por cada ganador tiene que haber varios perdedores. En vez de contaros eso, os dicen que pod¨¦is hacer como si fu¨¦rais ganadores: sacando una gris oposici¨®n, comprando uno de los 200 adosados de la fila (a cuarenta a?os), comprando bolsos de Prada en la manta. "Porque yo lo valgo". En mi caso, amigos del marketing, os hab¨¦is equivocado: yo valgo m¨¢s que eso.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.