Intervenci¨®n ¨ªntegra de Mariano Rajoy
Madrid, 22 de marzo de 2011
Se?or Presidente, se?or¨ªas:
Como acabamos de escuchar en sus propias palabras, el se?or Rodr¨ªguez Zapatero decidi¨® hace varios d¨ªas que las fuerzas armadas espa?olas intervinieran en el conflicto libio.
Se trata de una intervenci¨®n activa, a la que aportamos fuerzas a¨¦reas, fuerzas navales y bases de apoyo. Supone, pues, un compromiso armado muy serio, de primera magnitud.
Como todo el mundo sabe, la decisi¨®n del se?or Rodr¨ªguez Zapatero se enmarca en la resoluci¨®n 1973 (2011) del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.
Se trata de una autorizaci¨®n, acabamos de o¨ªrlo, para establecer una zona de exclusi¨®n a¨¦rea y de embargo mar¨ªtimo; es decir, una operaci¨®n en la que, en principio, no participan fuerzas de tierra, pero que exigir¨¢ un gran esfuerzo b¨¦lico para bloquear cualquier posibilidad de respuesta por parte del actual Gobierno libio.
A nadie se le oculta que estamos -por parte de la ONU- ante un mandato muy limitado en su alcance, que ha podido ver la luz gracias a la abstenci¨®n de miembros extraordinariamente significativos del Consejo de Seguridad y, lo que es peor, que se ha retrasado de forma lamentable para todos excepto para el tirano de Tr¨ªpoli.
Sabido es tambi¨¦n que no todo el mundo, ni siquiera entre los miembros de la OTAN, est¨¢ dispuesto a intervenir en esta operaci¨®n: por ejemplo, s¨®lo nueve pa¨ªses de los veintiocho que forman parte de la Organizaci¨®n del Tratado del Atl¨¢ntico Norte integran la coalici¨®n que est¨¢ interviniendo en Libia.
El resto est¨¢ en su derecho, porque nadie se puede ver obligado a participar si no lo desea.
En nuestro caso lo hacemos porque as¨ª lo ha decidido el se?or Rodr¨ªguez Zapatero que no ha querido faltar a esta cita internacional, en la cual, adem¨¢s, desea que Espa?a ocupe un puesto de primera l¨ªnea.
Pues bien Se?or¨ªas, en esta sesi¨®n parlamentaria, el Gobierno solicita en los t¨¦rminos del art¨ªculo 17.3 de la Ley de Defensa Nacional la ratificaci¨®n de las decisiones que el Ejecutivo adopt¨® el pasado fin de semana.
Ya adelanto que mi Grupo, como ya es conocido, no se va a oponer a esta intervenci¨®n.
En primer lugar, se?or¨ªas, porque, seg¨²n establece la Constituci¨®n de 1978, en su art¨ªculo 97, corresponde al Gobierno la direcci¨®n de la pol¨ªtica exterior y de la defensa.
La decisi¨®n la ha tomado el se?or Rodr¨ªguez Zapatero y nosotros no la vamos a entorpecer.
Si el Gobierno entiende que en las actuales circunstancias se debe actuar de esta manera, el Partido Popular no se va a oponer.
Nunca lo ha hecho en operaciones de esta naturaleza: ni con el se?or Su¨¢rez, ni con el se?or Gonz¨¢lez, ni con el se?or Rodr¨ªguez Zapatero.
Siempre hemos defendido que exista una posici¨®n com¨²n en todas las situaciones que afecten a los compromisos exteriores de Espa?a y a sus obligaciones internacionales.
Nos limitamos por tanto a ser coherentes con nuestras propias ideas.
Desde que el se?or Rodr¨ªguez Zapatero es Presidente del Gobierno hemos buscado el acuerdo en materia de defensa, sin que nadie pueda se?alar una sola ocasi¨®n en que nuestra postura haya variado.
Yo les aseguro se?or¨ªas que, en lo que de nosotros dependa, nadie tendr¨¢ ocasi¨®n de pensar que la posici¨®n de los espa?oles en el mundo sea inestable, nadie podr¨¢ temer que nuestra lealtad con los aliados se muestre pendular, y nadie podr¨¢ sospechar que la palabra de los espa?oles es movediza u oportunista.
Todo lo contrario, se?or¨ªas.
Por eso, aunque la intervenci¨®n ya se ha producido, no nos vamos a oponer ni estorbar la decisi¨®n del se?or Rodr¨ªguez Zapatero sobre la actuaci¨®n de nuestras fuerzas armadas en la guerra de Libia.
Y digo esto porque se solicita de esta C¨¢mara la ratificaci¨®n de una decisi¨®n que no s¨®lo ha sido ya tomada, sino que se est¨¢ desarrollando en toda su dimensi¨®n. Porque como dec¨ªamos antes, el Gobierno ha aplicado el art¨ªculo 17.3 de la Ley de Defensa Nacional que permite al Ejecutivo evitar la consulta previa cuando hay -a su entender- razones de m¨¢xima urgencia.
Hace ya cuatro d¨ªas que comenzaron los bombardeos. Hace cuatro d¨ªas que cruzan el aire los misiles. Nuestra Fuerzas A¨¦reas ya est¨¢n presentes en la zona. Nuestras naves navegan hacia el ¨¢rea del conflicto. Nuestras bases militares ya han sido puestas a disposici¨®n de los aliados.
Espa?a ya est¨¢ comprometida; Espa?a ya est¨¢ en el combate.
Porque no se trata s¨®lo de las Fuerzas Armadas. A estas horas, es toda Espa?a la que se compromete, la que interviene, la que asume los riesgos inherentes a cualquier clase de conflicto armado.
Pues bien, en esta situaci¨®n, debe primar ante todo la seriedad y el sentido de la responsabilidad.
En fin, se?or¨ªas, la tercera raz¨®n que nos mueve - para nosotros la m¨¢s importante- tiene que ver con la defensa de la libertad y los derechos humanos. Estamos ante una decisi¨®n de la comunidad internacional que condena, con raz¨®n, un clima de permanente violaci¨®n de los derechos humanos, violencia contra la poblaci¨®n civil, detenciones arbitrarias y otras. Y, en ¨²ltimo t¨¦rmino, una voluntad ni siquiera disimulada de provocar un ba?o de sangre para consolidar el poder de una dictadura implacable.
?C¨®mo se entender¨ªa que permaneci¨¦ramos impasibles ante este desaf¨ªo al mundo que est¨¢ ocurriendo en nuestra vecindad del Mediterr¨¢neo?
Por encima de grandes palabras como no injerencia, multiculturalismo, multilateralidad y di¨¢logos entre las civilizaciones. Por encima de todas estas palabras, hay cuestiones previas que son inviolables y que constituyen el prerrequisito de cualquier relaci¨®n internacional. Hablo de libertad, de igualdad, de derechos, en especial el que corresponde a todo ser humano para intervenir en las decisiones sobre su propio futuro, sin que se las arrebate por la fuerza ning¨²n s¨¢trapa iluminado.
Dicho esto, quiero decir tambi¨¦n que la conformidad con la intervenci¨®n, y con las s¨®lidas razones morales en la que esta se basa, es compatible con que nos hagamos algunas preguntas y, sobre todo, que instemos al Gobierno a que ¨¦l mismo se las haga y nos traiga aqu¨ª las oportunas respuestas.
Esos interrogantes tienen que ver con el alcance de la operaci¨®n, con los medios de la misma y con su despliegue.
La Resoluci¨®n 1973 tiene dos condicionantes importantes. Uno, en cuanto a los medios a emplear, la exclusi¨®n de cualquier intervenci¨®n terrestre.
No hace falta ser un profesional de la milicia para saber las enormes dificultades que se derivan de este hecho, a la hora de cumplir el mandato del Consejo de Seguridad. No creo necesario recordarles, Se?or¨ªas, que la masacre de musulmanes bosnios de Srebrenica tuvo lugar bajo una zona de exclusi¨®n a¨¦rea.
Otro, en cuanto a los fines a conseguir: se limitan ¨¦stos a la protecci¨®n de la poblaci¨®n civil y el despliegue de la ayuda humanitaria y, por tanto, no incluyen, como recordaba hace unos momentos el se?or presidente del Gobierno, la sustituci¨®n del r¨¦gimen de Gadafi. No digo que deba ser de otro modo, digo, simplemente, que es as¨ª.
En consecuencia, podr¨ªamos estar ante un conflicto largo y enquistado; por decirlo sin rodeos, una guerra civil que se prolongue en el tiempo, sin que la intervenci¨®n internacional pueda evitar el desastre humanitario.
Y si hay una guerra civil, ?sabemos qu¨¦ pretenden las llamadas "fuerzas rebeldes" m¨¢s all¨¢ de derribar al coronel Gadafi?
Otro interrogante que se plantea tiene que ver con la coordinaci¨®n y el liderazgo de la operaci¨®n. Como ya se ha se?alado, la coordinaci¨®n y el liderazgo de la operaci¨®n distan de estar claros. Por ejemplo, ser¨ªa necesario conocer qui¨¦n ejerce el mando y control de la operaci¨®n en estos momentos y en el futuro.
?Cu¨¢l va a ser, si es que va a tener alguno, el papel de la Organizaci¨®n del Tratado del Atl¨¢ntico Norte?
Adem¨¢s han surgido algunas disensiones con la Liga ?rabe apenas comenzadas las operaciones y surgir¨¢n m¨¢s en la medida en que no se clarifiquen esos aspectos fundamentales.
Ojal¨¢ que estos problemas se resuelvan y no perjudiquen el ¨¦xito de la misi¨®n. Para eso ser¨ªa fundamental que todos supi¨¦ramos a qu¨¦ atenernos en relaci¨®n al objetivo final que se persigue. Sin duda, el mundo estar¨¢ mejor si Gadafi abandona el poder. Pero no est¨¢ claro que esta operaci¨®n desemboque necesariamente en ese desenlace. Y si eso ocurre, ?qu¨¦ har¨¢ la coalici¨®n?
Dicho de otra manera, ?tenemos prevista una estrategia de salida?
En fin, se?or¨ªas, resumo y termino.
El se?or Rodr¨ªguez Zapatero ha decidido que nuestras Fuerzas Armadas intervengan en el conflicto libio y el Grupo Popular no se opone a esta decisi¨®n porque la ha tomado quien puede tomarla constitucionalmente, porque est¨¢ detr¨¢s la comunidad internacional, porque siempre hemos estado con nuestros aliados y, sobre todo, porque nos sentimos solidarios con los civiles que sufren indefensos el ataque despiadado del coronel Gadafi.
Esperemos que todo salga bien y que el se?or Rodr¨ªguez Zapatero acuda a esta C¨¢mara para informarnos con regularidad mientras dure la guerra.
Espero y deseo que sea as¨ª.
Nada m¨¢s, se?or Presidente, y muchas gracias.
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