Un mes en la guerra (prorrogable)
Sin que nadie se lo pidiera, el Gobierno ha decidido limitar a un mes la intervenci¨®n de los cuatro cazabombarderos espa?oles F-18 y del avi¨®n de reabastecimiento en vuelo B-707 en Libia. Y a tres meses la participaci¨®n de la fragata M¨¦ndez N¨²?ez, el submarino Tramontana y el avi¨®n de patrulla mar¨ªtima CN-235 en el embargo naval que la OTAN ha acordado esta misma ma?ana poner en marcha. Se trata de plazos prorrogables, que exigir¨¢n al Gobierno recabar una nueva autorizaci¨®n del Congreso -esta vez en la Comisi¨®n de Defensa y no en pleno- quiz¨¢ en circunstancias m¨¢s dif¨ªciles que las que existen hoy.
?Por qu¨¦ se ha impuesto el Gobierno esta autolimitaci¨®n? Podr¨ªa sospecharse que hay una motivaci¨®n pol¨ªtica detr¨¢s. Si se cumplen las previsiones, los cazas espa?oles estar¨¢n de vuelta en Espa?a el 22 de abril, justo un mes antes de las elecciones municipales y auton¨®micas del 22 de mayo.
El Ministerio de Defensa asegura que los mandos militares estiman que un mes es tiempo suficiente para imponer la zona de exclusi¨®n a¨¦rea, que el almirante Mike Mullen, jefe del Estados Mayor de la las Fuerzas Armadas de EE UU, dio por conseguida el domingo, menos de 24 horas despu¨¦s del inicio de los bombardeos. Pero una cosa es que ning¨²n avi¨®n o helic¨®ptero de Gadafi vuele ahora y otra distinta que no pueda hacerlo cuando las fuerzas de la coalici¨®n se retiren. Ser¨ªa dif¨ªcil explicar a la opini¨®n p¨²blica que los F-18 tuvieran que volver a Libia al poco de haber regresado a Espa?a porque el r¨¦gimen libio ha recuperado el control de su espacio a¨¦reo ante el vac¨ªo dejado por la retirada de los aliados. La misi¨®n de polic¨ªa ¨¢rea sobre Bosnia-Herzegovina, donde se impuso una zona de exclusi¨®n a¨¦rea, dur¨® ocho a?os, de 1994 a 2002. La ¨²nica forma de evitarlo es destruir toda la aviaci¨®n libia ahora, aunque no se levante del suelo. Pero no est¨¢ claro que la resoluci¨®n 1973 del Consejo de Seguridad de la ONU autorice una acci¨®n de este tipo.
Es posible que tambi¨¦n haya razones presupuestarias tras la decisi¨®n de limitar temporalmente el despliegue de los F-18. Su coste asciende a 10 millones de euros al mes; sin contar el riesgo de p¨¦rdida de alg¨²n aparato. M¨¢s econ¨®mico resulta el despliegue naval para vigilar el embargo de armas decretado por la ONU. Y tambi¨¦n menos controvertido desde el punto de vista pol¨ªtico. Pero su eficacia es muy dudosa: Gadafi dispone de un arsenal sobrado para resistir durante meses y se sabe que los mercenarios -y probablemente los pertrechos militares- no le llegan por v¨ªa mar¨ªtima, sino desde pa¨ªses como N¨ªger y Chad, con los que comparte miles de kil¨®metros de frontera terrestre que nadie controla. Por eso, la coalici¨®n ha bombardeado aeropuertos en el sur del pa¨ªs, muy lejos de la zona donde se enfrentan los rebeldes y las fuerzas gubernamentales.
En realidad, la limitaci¨®n a un mes de la operaci¨®n a¨¦rea responde a un c¨¢lculo pol¨ªtico: la coalici¨®n espera que en ese tiempo los sectores que todav¨ªa sostienen a Gadafi comprendan que el coste de seguir manteni¨¦ndolo es demasiado alto y decidan desprenderse de ¨¦l. Se trata de inducir un golpe de Estado interno en el propio r¨¦gimen y de propiciar un di¨¢logo entre las futuras autoridades de Tr¨ªpoli y el Consejo Nacional de Transici¨®n con sede en Bengasi. Si transcurrido un mes este hecho no se hubiera producido, la coalici¨®n internacional tendr¨ªa que plantearse nuevos pasos, aunque la resoluci¨®n de la ONU descarte expresamente la presencia de tropas extranjeras en suelo libio, ya que mantener la zona de exclusi¨®n a¨¦rea y el embargo naval sin m¨¢s podr¨ªa conducir a consolidar la partici¨®n del pa¨ªs entre la Tripolitana, al oeste, y la Cirenaica, al este, con un sur des¨¦rtico y fuera del control de cualquiera de las dos partes, donde Al Qaeda campar¨ªa a sus anchas. Un panorama a¨²n menos deseable que la perpetuaci¨®n de un s¨¢trapa como Gadafi en el poder.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.