?Autoriza la 1973 a acabar con Gadafi?
La respuesta a la pregunta que encabeza este art¨ªculo es clara y rotunda: s¨ª, sin duda alguna. La resoluci¨®n 1973 es clar¨ªsima al respecto. La coalici¨®n internacional tiene mandato suficiente para, en su caso, acabar con Gadafi. Vayamos por partes.
En primer lugar, me ha sorprendido el lenguaje de la 1973. Normalmente los productos normativos a los que nos tiene acostumbrados el Consejo de Seguridad de la ONU no destacan precisamente por su claridad. Son el fruto del trabajo previo de "hilado fino" (lo digo en el peor sentido de la expresi¨®n) de diplom¨¢ticos y funcionarios, por lo que al final lo que reflejan son dif¨ªciles equilibrios entre las muy diferentes, cuando no contradictorias, sensibilidades de los miembros del Consejo de Seguridad. Vamos que sobre cuestiones comprometidas, son de todo menos claras, y de ah¨ª que sean objeto de sesudas interpretaciones por parte de mis colegas de derecho internacional p¨²blico, algunos de los cuales se dejan la vida en ello, creo que sin mucho sentido, la verdad. La 1973 no forma parte, sin embargo, de esta pat¨¦tica saga legal. Es la excepci¨®n que confirma la regla. Dice en su punto n¨²mero cuatro, es decir, casi al inicio de la propia resoluci¨®n: se "autoriza a los Estados Miembros (...) a que adopten todas las medidas necesarias para proteger a los civiles" (el subrayado es m¨ªo).
Lo de "todas las medidas necesarias" no es ni m¨¢s ni menos que la aplicaci¨®n del principio de proporcionalidad al uso de la fuerza en el caso libio. El uso de la fuerza ser¨ªa el medio, y el fin ser¨ªa la protecci¨®n de la poblaci¨®n en peligro de exterminaci¨®n. El principio de proporcionalidad establece una determinada relaci¨®n de medios a fines, basada en el concepto de necesariedad: no hay que hacer m¨¢s de lo necesario para alcanzar el fin; pero tampoco ser¨ªa leg¨ªtimo hacer menos de lo que ser¨ªa necesario para alcanzar el bien que queremos proteger.
Aplicado al caso libio, tenemos lo siguiente: si una de las medidas necesarias para proteger a la poblaci¨®n que est¨¢ siendo masacrada es la eliminaci¨®n del s¨¢trapa, entonces habr¨¢ que adoptar esa medida. Si, por el contrario, hubiera otros medios menos gravosos que permitieran el mismo resultado, habr¨ªa que abstenerse. Pero lo que est¨¢ claro es que no se puede argumentar sin m¨¢s que, a priori, la resoluci¨®n 1973 descarta la eliminaci¨®n del dictador. Insisto: lo mejor ser¨ªa poder detenerle, ponerle a disposici¨®n de la justicia internacional, realizar un juicio justo, y condenarle a much¨ªsimos a?os de c¨¢rcel por todo el mal que ha inflingido a su propia poblaci¨®n. Pero en este ¨¢mbito tenemos que hacer una dif¨ªcil elecci¨®n entre intentar alcanzar un ideal plenamente satisfactorio pero claramente irrealizable o alcanzar un ideal que quiz¨¢ no nos dejar¨ªa tan satisfechos como personas de bien pero que s¨ª ser¨ªa plenamente realizable. Entre ambas utop¨ªas, me quedo sin duda alguna con la segunda.
Antonio Estella es catedr¨¢tico Jean Monnet de Derecho de la UE, Universidad Carlos III de Madrid.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.