Josep Llu¨ªs Sert como si hablara hoy
Sert no cobr¨® de Le Corbusier. Por lo menos no lo hizo en moneda de cambio. El libro Josep Llu¨ªs Sert Conversaciones y escritos, lugares de encuentro para las artes, editado por Patricia Juncosa y publicado por Gustavo Gili, recoge varios textos y entrevistas (realizados entre 1959 y 1982) en los que trasciende la vigencia de las ideas y las preocupaciones del arquitecto catal¨¢n. El primer decano espa?ol de la escuela superior de arquitectura de Harvard, GSD, defendi¨® una s¨ªntesis y una desacralizaci¨®n de las artes capaz de sacar la pintura y la escultura de los museos para llevarla a los lugares p¨²blicos urbanos. Algunas de sus ideas y vivencias podr¨ªan haberse escrito hoy:
¡°El estudio de Le Corbusier estaba formado por delineantes amateurs. Creo que solo una persona de la plantilla cobraba. ?ramos un mont¨®n de gente de diferentes partes del mundo, de Checoslovaquia, de Alemania, de Pa¨ªses Bajos y de los pa¨ªses escandinavos; tambi¨¦n hab¨ªa un ruso, un griego y un turco. Yo representaba a la pen¨ªnsula Ib¨¦rica. No hab¨ªa ning¨²n franc¨¦s. Llev¨® mucho tiempo hasta que los franceses medios aceptaron a Le Corbusier; fueron los ¨²ltimos en aceptarlo¡±.
¡°Siempre me ha interesado la arquitectura como una extensi¨®n no solo de los problemas t¨¦cnicos, sino tambi¨¦n de los problemas humanos¡±.
¡°Las nuevas necesidades requer¨ªan nuevos materiales. Esto significaba que exist¨ªa una nueva aproximaci¨®n a la vida y un nuevo modo de vida, y que las ciudades se estaban transformando¡±. ¡°No hay fronteras reales, una cosa conduc¨ªa a la otra. Nos fuimos interesando por los problemas humanos, sociales, econ¨®micos, t¨¦cnicos y est¨¦ticos¡±. ¡°Cuando empec¨¦ a hablar de estos temas en Estados Unidos, a la mayor parte de la gente le eran absolutamente indiferentes. Los arquitectos pensaban que no ten¨ªan que ver con ellos y a los urbanistas no les interesaba este tipo de mundo f¨ªsico. Hoy en d¨ªa los arquitectos han ampliado su punto de vista para abarcar no solo los edificios, sino tambi¨¦n los barrios y partes de las ciudades¡±.
¡°La necesidad de lo superfluo es tan antigua como la humanidad, deber¨ªa reconocerse abiertamente y poner fin a las actitudes puritanas y enga?osas que intentan encontrar justificaciones funcionales a elementos francamente superfluos¡±.
¡°Desafortunadamente, las obras de arte van del estudio del artista al congelador de los museos, donde pasan a pertenecer a la historia. Se suman al pasado antes de encontrarse con el presente¡±.
¡°Uno de nuestros grandes errores consiste en nuestra insistencia en clasificar y en separar las artes. Las artes fluyen juntas y son miembros de la misma familia¡±.
¡°Otorgamos gran importancia al individuo. El nombre y la firma se vuelven tremendamente valiosos. Estamos obsesionados con las personalidades, algo que ha sido fomentado por la prensa, la radio y otros medios publicitarios. Se ganar¨ªa mucho si se unieran los artistas como se hace en el mundo de la m¨²sica, donde una orquesta toca una sinfon¨ªa en vez de que cada uno de los m¨²sicos toque aisladamente su viol¨ªn¡±.
¡°Sin dejar de ser funcional, la arquitectura puede dar mayor satisfacci¨®n a?adiendo ciertos elementos que no competir¨¢n con la funci¨®n¡±.
¡°Mi vida est¨¢ dividida en cap¨ªtulos que llevan nombres de ciudades: Barcelona, Par¨ªs, Nueva York y Boston; una vida n¨®mada con demasiados cambios, pero sin ning¨²n momento aburrido. El ¨²nico elemento continuo en mi vida ha sido mi mujer. Hay gente que cambia de esposa y se apega a las mismas ciudades. En mi caso ha sido lo contrario¡±.
¡°Mi inter¨¦s vital ha sido el mundo visual, los lugares donde vivir, la gente que vive en ellos y les proporciona animaci¨®n: las artes visuales como parte de nuestras vidas cotidianas¡±.
Sobre Picasso:
¡°Siempre habl¨¢bamos de Barcelona, de sus recuerdos y de lugares. Quer¨ªa saber todo tipo de detalles: ¡®?Todav¨ªa est¨¢ aquella tienda en el mismo sitio? ?No la han cambiado?¡¯ Le hubiera gustado que todo se hubiera quedado tal como estaba en su ¨¦poca barcelonesa¡±.
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