Marie Colvin y todas las dem¨¢s
Por Merc¨¨ Rivas Torres
En los ¨²ltimos meses varias mujeres periodistas han sido detenidas, encarceladas y algunas asesinadas. Son minor¨ªa respecto a sus compa?eros, el 2% de las v¨ªctimas, pero sus casos son significativos y alarmantes. La ¨²ltima v¨ªctima ha sido la estadounidense Marie Colvin, asesinada ayer en Siria. Colvin, de 56 a?os, que trabajaba en The Sunday Times, ha muerto en los bombardeos en el distrito de Bab Amor, el m¨¢s castigado de la ciudad de Homs. Periodista con gran experiencia como corresponsal de guerra en Oriente Pr¨®ximo. Durante un trabajo en Sri Lanka perdi¨® un ojo y desde entonces, llevaba un parche sobre el p¨¢rpado izquierdo.
Pero al igual que en Oriente medio, resulta especialmente cruda la situaci¨®n de estas profesionales en M¨¦xico. El a?o pasado vimos como Mar¨ªa Elisabeth Mac¨ªas, redactora jefe del diario Primera Hora, editado en el estado mexicano de Tamaulipas, fue encontrada degollada en el mes de septiembre. Esta mujer de 39 a?os de edad fue la cuarta periodista asesinada desde el inicio del a?o 2011, tras los homicidios de Roc¨ªo Gonz¨¢lez Tr¨¢paga, exreportera de Televisa, Ana Mar¨ªa Marcela Yarce Viveros, fundadora y periodista de la revista semanal Contral¨ªnea, ocurridos un mes antes, en el Distrito Federal, y el de Yolanda Ordaz de la Cruz, columnista del diario regional Notiver, el 26 de julio de 2011 en el estado de Veracruz.
La realidad es que no es la primera vez que junto a un cad¨¢ver aparecen mensajes similares. Roc¨ªo Gonzalez y Ana Mar¨ªa Marcela, de 48 a?os fueron secuestradas al salir de la redacci¨®n de Contral¨ªnea y asesinadas por asfixia. Sus cuerpos, encontrados al d¨ªa siguiente, estaban desnudos, con un lazo alrededor del cuello y las manos y pies atados.
Contral¨ªnea, revista publicada desde hace m¨¢s de diez a?os, realiza b¨¢sicamente periodismo de investigaci¨®n. Debido a sus informaciones es blanco de campa?as de intimidaci¨®n y de acoso judicial, especialmente a partir de 2007, despu¨¦s de que hiciera revelaciones que importunaron a la empresa petrolera nacional PEMEX.
Hace tan solo unas semanas la periodista hondure?a Gilda Silvestrucci, directora del programa En la Plaza de Radio Globo, denunci¨® estar siendo acosada y amenazada por tel¨¦fono. Seg¨²n el relato de Silvestrucci, en su tel¨¦fono recibi¨® un mensaje: "Ya sabemos que ten¨¦s tres hijos, que la mayor tiene 15 a?os, que ahorita and¨¢s en la calle con tu hijo de siete a?os, y que la mayor est¨¢ en tu casa, cuidando a la ni?a de un a?o, y te vamos a matar". Al mismo tiempo recib¨ªan llamadas amenazantes su madre e hija mayor.
Silvestrucci es miembro de la organizaci¨®n Periodistas por la Vida y la Libertad de Expresi¨®n, que hab¨ªa presentado, a finales de diciembre, una denuncia ante la Fiscal¨ªa de Derechos Humanos contra Porfirio Lobo Sosa, Presidente de la Rep¨²blica, as¨ª como contra numerosos jefes del Ej¨¦rcito hondure?o acus¨¢ndolos de abuso de autoridad y ¡°tratos crueles, inhumanos y degradantes¡±. Desde la toma de posesi¨®n de Lobo Sosa han sido asesinados 17 periodistas y ninguno de estos casos ha sido clarificado seg¨²n denuncias de la organizaci¨®n Human Rights Watch.
Pero al mismo tiempo que mor¨ªan Roc¨ªo Gonz¨¢lez y Ana Mar¨ªa Marcela en M¨¦xico, era asesinada, de un balazo en el cuello, frente a su casa de Bhopal (India), la bloguera Shehla Masood de 39 a?os. Activista por el Derecho a la Informaci¨®n (RTI) desde el a?o 2009, iba a participar en una acci¨®n de apoyo a Anna Hazare en una campa?a de lucha contra la corrupci¨®n. Sus agresores todav¨ªa no han sido identificados.
Meses antes la ciberperiodista y activista de derechos humanos Govruud Huuchinhuu, miembro de la Alianza Democr¨¢tica del Sur de Mongolia, desaparec¨ªa a la salida del hospital de Tongliao, donde recib¨ªa tratamiento contra el c¨¢ncer. Govruud estaba bajo arresto domiciliario desde noviembre de 2010 por pedir en internet la liberaci¨®n del periodista y ciberdisidente Hada, dirigente del SDMA.
China, uno de los pa¨ªses en donde la libertad de expresi¨®n est¨¢ seriamente perseguida: una persona puede acabar entre rejas por enviar un tweet. Ese es el caso de Cheng Jianping, de 46 a?os, que fue enviada a realizar trabajo correccional, durante un a?o, por informar a trav¨¦s de Twitter sobre unos activistas japoneses que reclaman unas islas del mar oriental de China.
Tambi¨¦n resulta altamente escandalosa la situaci¨®n en la que se encuentran dos periodistas africanas Agn¨¨s Uwimana, de Ruanda y Yirgalem Fisseha, de Eritrea. La primera, editora del peri¨®dico quincenal Umurabyo, fue detenida en 2010 acusada de publicar ¡°temas delicados¡±. Esos temas, en realidad, se reduc¨ªan a denunciar la mano del Gobierno ruand¨¦s de Paul Kagame en el asesinato de Jean Leonard Rugambage, editor del peri¨®dico opositor Umuvugizi, y en el intento de asesinato, en Sud¨¢frica, del general disidente, Kayumba Nyamwasa.
La periodista ya hab¨ªa sido detenida, acusada y sentenciada en 2007 por difamaci¨®n. Pero, ahora, los cargos son m¨¢s serios. La comparaci¨®n del presidente Kagame con Hitler, sac¨® de sus casillas a los dirigentes ruandeses que la han acusado por desobediencia civil e insultos al jefe del Estado. La detenci¨®n se produjo coincidiendo con la victoria de Kagame en las elecciones del 9 de julio del a?o pasado. Unos comicios que gan¨® por una sospechosa mayor¨ªa, despu¨¦s de 15 a?os en el poder y tras eliminar a la oposici¨®n del pa¨ªs. En los meses previos a la elecci¨®n, el Gobierno lleg¨® a cerrar treinta medios de comunicaci¨®n y aterroriz¨® a muchos periodistas cr¨ªticos, que tuvieron que huir de Ruanda y ahora viven en el exilio.
En Eritrea, en pleno cuerno de ?frica, ejerc¨ªa la profesi¨®n period¨ªstica, Yirgalem Fisseha, reportera de Radio Bana. Fue detenida en febrero de 2009, junto con toda la plantilla de la radio y encarcelada primero en una prisi¨®n militar y, posteriormente, en una civil, la de May Swra, donde est¨¢ aislada, en escasos metros cuadrados y sin ning¨²n tipo de atenci¨®n. Organizaciones Internacionales han mostrado en reiteradas ocasiones su preocupaci¨®n por la salud de Fisseha que, a pesar de todo, est¨¢ sobreviviendo al aislamiento y la tortura pues, tal y como denuncia la Iglesia Evangelista, los detenidos en el pa¨ªs tienen que soportar numerosos malos tratos, entre ellos estar encerrados en contenedores de metal al aire libre, soportando altas temperaturas y enfermedades.
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