Por el mal camino
Cristina Fern¨¢ndez degrada la econom¨ªa argentina con sus amenazas veladas de nacionalizaciones
Hay muchas razones para suponer que Cristina Fern¨¢ndez de Kirchner y su Gobierno est¨¢n intentando esconder el fracaso de su gesti¨®n econ¨®mica detr¨¢s de una fachada de nacionalismo. La econom¨ªa argentina est¨¢ al borde del colapso y, en esta hora de frustraci¨®n, la presidenta ha optado por escudarse en las viejas consignas patri¨®ticas (¡°roban nuestras materias primas, se llevan nuestras riquezas¡±) que inflaman la ret¨®rica pol¨ªtica del pa¨ªs desde la aparici¨®n del peronismo. Un buen ejemplo de esta deriva pol¨ªtica fue el discurso que ayer pronunci¨® en la Tierra del Fuego, conmemorativo de la guerra de las Malvinas, en el que apel¨® al di¨¢logo, pero tambi¨¦n al sentimentalismo, en el conflicto diplom¨¢tico con Reino Unido a cuenta de la guerra de 1982 y la esperanza de acceder al petr¨®leo descubierto en las costas de las islas.
Argentina corre el riesgo de una ruina a corto plazo. Y la exaltaci¨®n patri¨®tica es un mal camino. Hoy, los inversores extranjeros en Argentina operan bajo una amenaza permanente de exacci¨®n o nacionalizaci¨®n. Este es el caso de YPF, el grupo petrolero participado mayoritariamente por Repsol, al que se le est¨¢n retirando arbitrariamente permisos de explotaci¨®n en las provincias argentinas y sobre el que pende en los ¨²ltimos meses un decreto de nacionalizaci¨®n. No hay ninguna raz¨®n para nacionalizar YPF. Pero sucede que el Gobierno ha sido incapaz de aplicar una pol¨ªtica de moderaci¨®n del consumo y tampoco ha gestionado bien su producci¨®n nacional de productos energ¨¦ticos.
El resultado es una demanda creciente, una producci¨®n cada vez menor y unos precios disparados que pesan sobre los consumidores. Kirchner y sus ministros han intentado que las compa?¨ªas extranjeras importen gas y lo vendan en Argentina con p¨¦rdidas. Quienes se han negado ser¨¢n castigados con la nacionalizaci¨®n. El Gobierno de Buenos Aires est¨¢ dispuesto a pasar por encima de contratos, concesiones y cualquier idea de seguridad jur¨ªdica que pueda atraer en el futuro a la inversi¨®n extranjera.
El discurso populista, las amenazas de nacionalizaci¨®n (que, adem¨¢s, deterioran la cotizaci¨®n de YPF) y el recurso constante a la presi¨®n sobre los capitales extranjeros son razones suficientes para que la comunidad internacional retire su confianza en la estabilidad regulatoria argentina. No es propio de un pa¨ªs del G-20 suprimir concesiones de explotaci¨®n a una empresa extranjera sin ofrecer argumento alguno para ello o amagar con la nacionalizaci¨®n para satisfacer el chovinismo exaltado de los gobernadores de las provincias. Obama ha anunciado que suspender¨¢ las preferencias comerciales de que gozaba Argentina; la Uni¨®n Europea, Estados Unidos, Jap¨®n, M¨¦xico y otros 10 pa¨ªses han denunciado ante la Organizaci¨®n Mundial de Comercio las pol¨ªticas proteccionistas de Argentina. La se?ora Kirchner tiene un problema con la econom¨ªa de su pa¨ªs, con su pol¨ªtica energ¨¦tica y con su balanza de pagos. Si quiere solucionarlos con patrioterismo econ¨®mico, comete un grave error.
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