Periodismo autom¨¢tico
Generar y modificar art¨ªculos al instante, personaliz¨¢ndolos para adaptarlos a un ¨²nico lector es preocupante
?Puede la tecnolog¨ªa ser aut¨®noma? ?Tiene vida propia y opera al margen de los designios humanos? Desde el te¨®logo franc¨¦s Jacques Ellul hasta Unabomber, as¨ª sol¨ªa aceptarlo todo el mundo. Sin embargo, en la actualidad la mayor¨ªa de los historiadores y soci¨®logos expertos en tecnolog¨ªa tacha esa teor¨ªa de ingenua e inexacta, pero basta una ojeada al mundo financiero actual, cada vez m¨¢s dependiente de las operaciones automatizadas, de complejos algoritmos realizados por ordenador que descubren y explotan irregularidades de precios invisibles para los operadores corrientes. Entretanto, Forbes, una de las instituciones m¨¢s venerables del periodismo financiero, utiliza a una empresa llamada Narrative Science [Ciencia Narrativa] para generar autom¨¢ticamente art¨ªculos que, difundidos por internet, versan sobre lo que cabe esperar de los pr¨®ximos balances de resultados empresariales. Basta con proporcionarles algunas estad¨ªsticas y, a los pocos segundos, ese programa inteligente produce art¨ªculos enormemente amenos. O, en palabras de Forbes, ¡°Narrative Science, gracias a su exclusiva plataforma de inteligencia artificial, transforma los datos en art¨ªculos e interpretaciones¡±. F¨ªjense en la iron¨ªa: ahora las plataformas automatizadas ¡°escriben¡± informes de prensa sobre empresas cuyos ingresos proceden de operaciones automatizadas. Esos informes acaban alimentando el sistema financiero, ayudando a los algoritmos a detectar transacciones todav¨ªa m¨¢s lucrativas. Estamos, fundamentalmente, ante un periodismo hecho por y para robots. Lo ¨²nico positivo es que quienes se pueden llevar el dinero son los seres humanos. Narrative Science es una de las empresas que est¨¢n desarrollando software de periodismo automatizado. Esas empresas de nuevo cu?o se centran principalmente en nichos de mercado ¡ªdeportes, finanzas o propiedad inmobiliaria¡ª en las que lo que se cuenta, que suele seguir una misma pauta, gira en torno a estad¨ªsticas. Ahora est¨¢n entrando tambi¨¦n en el campo de la informaci¨®n pol¨ªtica. Narrative Science permite generar art¨ªculos sobre c¨®mo se refleja la carrera electoral estadounidense en los medios sociales, de qu¨¦ problemas y candidatos se habla m¨¢s o menos en cada Estado o regi¨®n, y cuestiones similares. Puede incluso incorporar al art¨ªculo final citas de los tuits m¨¢s difundidos e interesantes. Nada mejor que un robot para hablar de Twitter. Resulta f¨¢cil comprender por qu¨¦ a los clientes de Narrative Science ¡ªla empresa dice que tiene 30¡ª les parece ¨²til.
En primer lugar, utilizarla es mucho m¨¢s barato que pagar a periodistas con dedicaci¨®n exclusiva, que suelen ponerse enfermos y exigir respeto. Como inform¨® The New York Times en septiembre pasado, uno de los socios de Narrative Science, del sector inmobiliario, paga menos de 10 d¨®lares [7,6€] por un art¨ªculo de 500 palabras y nadie se revuelve contra las terribles condiciones laborales. Adem¨¢s, ese art¨ªculo se elabora en un segundo. Ni Christopher Hitchens habr¨ªa sido m¨¢s r¨¢pido. En segundo lugar, Narrative Science promete m¨¢s exhaustividad y objetividad que cualquier periodista de carne y hueso. Pocos tienen tiempo para encontrar, procesar y analizar millones de tuits, pero esta empresa puede hacerlo f¨¢cilmente; es m¨¢s, lo hace al instante. No solo pretende ofrecer estad¨ªsticas resultonas, sino que intenta comprender su significado y trasmitir su relevancia al lector. ?Acaso Narrative Science habr¨ªa desvelado el Watergate? Probablemente no. Pero en la mayor¨ªa de las noticias no hay que atar tant¨ªsimos cabos. Los fundadores de Narrative Science dicen que solo quieren ayudar al periodismo, ?no exterminarlo!, y puede que sean sinceros. Probablemente los reporteros no puedan ni ver a esta empresa, pero seguramente algunos editores ¡ªsiempre preocupados por los costes¡ª los reciban con los brazos abiertos. Sin embargo, quiz¨¢ a la larga sea m¨¢s problem¨¢tico el impacto social de esas tecnolog¨ªas, todav¨ªa en mantillas.
Ser un lector an¨®nimo se est¨¢ volviendo pr¨¢cticamente imposible
En primer lugar, si en la actualidad hay algo claro en el desarrollo de internet es su tendencia a la personalizaci¨®n de la experiencia virtual. Todo lo que cliqueamos, leemos, buscamos y observamos en l¨ªnea procede cada vez m¨¢s de un sutil esfuerzo de optimizaci¨®n, gracias al cual anteriores clics, b¨²squedas, ¡°me gusta¡±, compras e interacciones determinan lo que aparece en nuestros buscadores y aplicaciones. Hasta hace poco, muchos detractores de internet se tem¨ªan que esa personalizaci¨®n pudiera conducirnos a un mundo en el que solo vi¨¦ramos art¨ªculos que reflejaran nuestros intereses actuales, sin lanzarnos nunca fuera de entornos c¨®modos para nosotros. Gracia a los medios sociales, con su interminable torrente de enlaces y mini debates, esas preocupaciones se han quedado obsoletas. Pero puede que la aparici¨®n del ¡°periodismo automatizado¡± acabe planteando un desaf¨ªo nuevo y distinto, que los excelentes mecanismos de descubrimiento de los medios sociales a¨²n no pueden resolver: ?qu¨¦ ocurrir¨¢ si al cliquear en un enlace que, en teor¨ªa, conduce al mismo art¨ªculo, terminamos leyendo textos completamente distintos? ?C¨®mo funcionar¨¢ eso? Imaginemos que mi historial de b¨²squedas apunta que tengo un t¨ªtulo superior y que paso mucho tiempo en las p¨¢ginas de The Economist o The New York Review of Books; en consecuencia, podr¨¦ acceder a una versi¨®n m¨¢s elaborada, cr¨ªtica e informativa del mismo asunto que mi vecino, lector del USA Today. Si se puede deducir que tambi¨¦n me interesan las noticias internacionales y la justicia en el mundo, un art¨ªculo producido inform¨¢ticamente sobre Angelina Jolie podr¨ªa terminar mencion¨¢ndome su nueva pel¨ªcula sobre la guerra de Bosnia. Por su parte, el reportaje que ver¨ªa mi vecino, obsesionado con los famosos, terminar¨ªa con alg¨²n cotilleo insustancial sobre Brad Pitt.
Generar y modificar art¨ªculos al instante, personaliz¨¢ndolos para adaptarlos a los intereses y costumbres intelectuales de un ¨²nico lector es exactamente lo que el periodismo automatizado permite, y eso es de lo que hay que preocuparse. A los anunciantes y editores les encanta esa individualizaci¨®n, que podr¨ªa inducir a los usuarios a pasar m¨¢s tiempo en sus p¨¢ginas web. Pero las consecuencias sociales son bastante dudosas. Como m¨ªnimo, existe el peligro de que haya personas que se enganchen a un c¨ªrculo vicioso informativo, consumiendo ¨²nicamente informaci¨®n basura y pr¨¢cticamente ajenas a un mundo exterior distinto, m¨¢s inteligente. Adem¨¢s, el car¨¢cter comunitario de los medios sociales las tranquilizar¨¢ diciendo que en realidad no se est¨¢n perdiendo nada. Naturalmente, este tambi¨¦n podr¨ªa ser el siguiente paso en la evoluci¨®n de odiadas ¡°granjas de contenidos¡± como Demand Media. Pensemos lo que podr¨ªa ocurrir si, como parece probable, las grandes compa?¨ªas tecnol¨®gicas entran en el negocio y desplazan a empresas peque?as como Narrative Science. Pensemos en Amazon. Su dispositivo de lectura Kindle permite al usuario buscar palabras en su diccionario electr¨®nico y subrayar sus frases favoritas, y Amazon registra y guarda mucha informaci¨®n en sus servidores. Algo que le vendr¨ªa estupendamente si decidiera desarrollar un bolet¨ªn de noticias personalizado y totalmente automatizado: despu¨¦s de todo, Amazon ya sabe qu¨¦ peri¨®dicos leo, qu¨¦ art¨ªculos me llaman la atenci¨®n, qu¨¦ frases me suelen gustar y qu¨¦ palabras no comprendo. Adem¨¢s, ya tengo su dispositivo, en el que podr¨ªa leer ¡ª?gratis!¡ª esos boletines. O pensemos en Google, que no solo conoce mejor que nadie mis costumbres informativas ¡ªy todav¨ªa m¨¢s con su pol¨ªtica de privacidad, recientemente unificada¡ª, sino que tambi¨¦n gestiona Google News, un complejo recopilador de noticias que le proporciona una magn¨ªfica atalaya anal¨ªtica sobre la actualidad. Gracias a su conocid¨ªsimo servicio de traducci¨®n, Google sabe tambi¨¦n redactar. Ante este panorama, resulta bastante miope pensar que una mayor automatizaci¨®n pueda salvar el periodismo. Sin embargo, la culpa no es de innovadores como Narrative Science, ya que sus tecnolog¨ªas, utilizadas de manera limitada, pueden realmente ahorrar costes y quiz¨¢ incluso permitir a algunos periodistas ¡ª?si es que conservan el empleo!¡ª realizar proyectos de mayor calado anal¨ªtico, en lugar de reescribir todas las semanas el mismo art¨ªculo. La aut¨¦ntica amenaza proviene de nuestra negativa a investigar las consecuencias sociales y pol¨ªticas de vivir en un mundo en el que ser un lector an¨®nimo se est¨¢ volviendo pr¨¢cticamente imposible. Es un mundo que los anunciantes, adem¨¢s de Google, Facebook y Amazon, est¨¢n ansiosos por habitar, pero tambi¨¦n es un mundo en el que el pensamiento cr¨ªtico, erudito y no convencional puede volverse todav¨ªa m¨¢s f¨¢cil de alimentar y conservar.
Evgeny Morozov es profesor visitante en la Universidad de Stanford y profesor en la New America Foundation. La edici¨®n espa?ola de su libro El desenga?o de Internet ser¨¢ publicada por Destino.
Traducci¨®n de Jes¨²s Cu¨¦llar Menezo
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