Le llaman pacto fiscal y no lo es
Seguimos dolorosamente en el rumbo equivocado, insensible al da?o social causado
Lo han llamado Fiscal Compact, pero en realidad se trata de un mero cors¨¦ presupuestario con el que constre?ir tanto a los Estados del euro como a la propia UE. La en¨¦sima imposici¨®n de la derecha alemana y del directorio Merkozy tampoco va a funcionar. La mayor¨ªa de sus medidas est¨¢n hace tiempo en vigor, resultando ineficaces por sus defectos de dise?o; el resto son disfuncionales o simplemente incompatibles con el Tratado de Lisboa (TL). Le llaman pacto y no lo es: arrasa malamente el m¨¦todo comunitario y delinea en el futuro una doble velocidad con una primera marcha, gubernamental, sin m¨¢s. Seguimos, dolorosamente, en el rumbo equivocado, pecando de los mismos sesgos que la contumazmente err¨®nea respuesta europea hasta la fecha. Diagn¨®stico equivocado, terapia fallida y recetario desastroso, insensible al da?o social causado.
Primero fue Grecia, a la que se present¨® como carga inasumible: si se hubiera activado de inmediato un cortafuegos proporcionado, hace tiempo que esa espiral se habr¨ªa desactivado. Luego vino el Six Pack y la gobernanza del euro (seis medidas de supervisi¨®n y regulaci¨®n financiera), a algunos de cuyos ingredientes los socialistas nos opusimos por su propensi¨®n al palo sin ninguna zanahoria y por ignorar por completo el impulso al crecimiento. Ahora, un nuevo tratado intergubernamental ajeno al TL y a sus procedimientos de reforma, que persevera incre¨ªblemente en la mala direcci¨®n y en la situaci¨®n m¨¢s cr¨ªtica que haya conocido la UE, rayando del naufragio al suicidio, sin que se vea todav¨ªa luz al final del t¨²nel. No estamos saliendo de la crisis, ergo no est¨¢ funcionando.
Los socialistas del PSE hemos denunciado una y otra vez esta sangr¨ªa disparatada, que no ha hecho sino empeorar la salud del paciente. Se ha desbaratado la l¨®gica de la solidaridad cuando m¨¢s falta hac¨ªa, imponiendo una visi¨®n estrecha y autoritaria sobre una Uni¨®n en la que algunos son m¨¢s iguales que otros, como en la pesadilla de Orwell. Incluso los economistas de la ortodoxia m¨¢s l¨²cida deploran hoy c¨®mo el que fue un cap¨ªtulo de una crisis mundial haya venido a transmutarse en una doble recesi¨®n distintivamente europea, ante la perplejidad del resto de los grandes actores globalmente relevantes.
Se est¨¢ delineando una divisoria entre contribuyentes netos a la UE y los que no lo son
Para que un Pacto Fiscal fuera digno de ese nombre debiera no solo ajustar los gastos sino tambi¨¦n los ingresos, con la equidad imprescindible para preservar el modelo social sin derruirlo. Abundando en ese enfoque que tanto hemos criticado en el Parlamento Europeo (PE), se retuerce ahora a¨²n m¨¢s el tono punitivo, sancionador e indiferente a la necesidad de procurar est¨ªmulos y financiarlos por medio de ingresos propios de la UE y de mayores ingresos en los Estados miembros. Por ello en el actual debate sobre las perspectivas financieras en la UE se delinea una divisoria entre los contribuyentes netos y los pa¨ªses que precisan de valor a?adido en el presupuesto europeo, recursos propios e inversiones con las que salir del bache.
Eso es exactamente lo que estamos discutiendo en el PSE y en el PE, con la participaci¨®n de relevantes figuras socialdem¨®cratas. Con el aval de Jacques Delors, muchos hemos firmado una hoja de ruta alternativa a la hasta ahora insufrible mayor¨ªa conservadora: una estrategia, direcci¨®n y relato diferentes. Es crucial remover las inequidades fiscales entre los Estados miembros y las injusticias tributarias en el interior de los Estados. La tasa sobre las transacciones financieras y la imposici¨®n de grav¨¢menes prohibitivos sobre la especulaci¨®n intradie son ingredientes obligados del men¨². Pero tambi¨¦n, una vez m¨¢s, la agencia europea de deuda, los eurobonos (del BCE y del BEI) para financiar inversiones en redes transeuropeas (energ¨ªas, telecomunicaciones, transportes) y en formaci¨®n, investigaci¨®n e innovaci¨®n, y para sacudir el pesimismo de los j¨®venes, condenados a una larga recesi¨®n y a un bucle de euroescepticismo y desafecci¨®n inaudita.
La m¨¢s imperiosa modificaci¨®n del TL debiera cambiar por fin el dise?o del BCE, permiti¨¦ndole actuar frente a la especulaci¨®n con pr¨¦stamos de ¨²ltimo recurso y garant¨ªa de liquidez en favor de los Estados, y no solo de los bancos que se enriquecen con la deuda. No necesitamos una reforma que castigue sin compasi¨®n a los pa¨ªses que sufran de un persistente d¨¦ficit de cuenta corriente en beneficio de Alemania, salvo que corrijamos tambi¨¦n los desequilibrios que explican los correlativos excesos de super¨¢vit. Este mal llamado pacto no presta un segundo de atenci¨®n no ya a esas debilidades en la armonizaci¨®n fiscal, sino siquiera al crecimiento y a recuperar empleo: los p¨¢rrafos que mencionan estas variables responden a un copypaste ritual y sin prop¨®sito.
De ah¨ª que, en este contexto, inciten a la indignaci¨®n estos 100 primeros d¨ªas de Gobierno del PP. Al menos por tres razones. Primera, porque es manifiesta la mentira del ensalmo que pretend¨ªan incrustar en el electorado: bastar¨ªa con que el PP arribase a La Moncloa para que se les abriesen las aguas del mar Rojo, se produjese el milagro de los panes y los peces y la confianza de los mercados indultase a Espa?a. No est¨¢ pasando: nuestras dificultades se recrudecen, y no es por la herencia recibida. Segunda, porque es humillante la aceptaci¨®n acr¨ªtica de que la Ley de Presupuestos, y el ordenamiento entero, deba exhibir sin disimulo la sumisi¨®n a los intereses de la derecha alemana y a las visiones impuestas por la internacional conservadora. Y tercera, y no menor, por esa amnist¨ªa fiscal que es simplemente un esc¨¢ndalo. Un premio al fraude de los listos, los que se creen por encima de los dem¨¢s y de la ley: ninguna solidaridad en el reparto de las cargas y sacrificios de la crisis.
Este mal llamado pacto no presta atenci¨®n al? crecimiento econ¨®mico ni al empleo
Rezuma todas las trazas de la inconstitucionalidad. Se pretende cancelar la responsabilidad de los defraudadores, no mediante una reforma de la ley penal ¡ªlo que requerir¨ªa ley org¨¢nica, o una ley complementaria de norma penal en blanco¡ª sino, a la brava, por la ley de Presupuestos. Es descorazonador que lo haga en detrimento de quienes s¨ª han pagado sus impuestos. Por un rid¨ªculo 10% de lo que tendr¨ªan que haber pagado, m¨¢s intereses de demora, se recompensa en cambio a cuantos desvergonzadamente hayan eludido sus deberes a Hacienda y a los espa?oles. Es un escarnio imaginar que esos beneficios opacos y masas de dinero negro provengan de negocios il¨ªcitos o de corrupci¨®n pura y dura. El Gobierno del PP disuade a los ciudadanos honrados de cumplir con sus obligaciones tributarias y excita el insaciable apetito de privilegio de quienes carecen de escr¨²pulos.
Es cierto que el directorio Merkozy podr¨ªa tener los d¨ªas contados, e incluso que, ir¨®nicamente, ello aliviase al Gobierno tanto como lluvia de abril. Pero ello no significa fiar a franceses y alemanes la tarea inaplazable. Antes, ha habido Asturias y Andaluc¨ªa, en Espa?a. Aqu¨ª, la derecha medi¨¢tica ha buscado, como siempre, infligir una derrota psicol¨®gica (esa autoaflicci¨®n moral a la que propende la izquierda) previa a la electoral. Muchos no han bajado la cabeza: 30 a?os de mayor¨ªas ¡ªen el territorio, por cierto, m¨¢s poblado y m¨¢s extenso que ha apoyado por m¨¢s tiempo un Gobierno socialista en toda la UE¡ª, no han sido por la gracia de Dios, sino por la confianza perseverante de las urnas; incluso en el peor momento, y frente a quienes ocultaban las cuentas que preparaban.
Pero le toca ahora al presidente Rajoy explicar de qu¨¦ lado est¨¢ en la discusi¨®n que comienza sobre el valor a?adido del presupuesto europeo. Vistos los Presupuestos que ha remitido a las Cortes, nos tememos lo peor.
Juan F. L¨®pez Aguilar es presidente de la Delegaci¨®n Socialista espa?ola en el Parlamento Europeo y vicepresidente en el PSE.
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