Paren, aqu¨ª vive gente (I)
En 2011, Socfin Agricultural Company Sierra Leone Ltd (Socfin SL) firm¨® con el gobierno sierraleon¨¦s un acuerdo por valor de cien millones de d¨®lares a cambio de 6.500 hect¨¢reas de tierra de cultivo, para plantar ¨¢rboles de caucho y palmeras de aceite, en el Chiefdom de Malen, en el distrito de Pujehun, en el sur de Sierra Leona. Ahora, la compa?¨ªa quiere adquirir otras 5.000 he. m¨¢s en la misma zona. La inversi¨®n realizada por esta compa?¨ªa cuenta con la oposici¨®n de la comunidad local. En octubre de 2011, cuarenta personas fueron detenidas en el curso de una protesta pac¨ªfica. Esto lo conocemos, principalmente, gracias a la denuncia lanzada por el Oakland Institute en un informe publicado el pasado mes de abril, tras una minuciosa investigaci¨®n. Las quejas de los agricultores sierraleoneses son las mismas que se escuchan a miles de campesinos en muchas partes del mundo contra la omnipotencia de multinacionales y gobiernos.
Socfin Sl es una compa?¨ªa subsidiaria de la belga Socfin, cuyo principal accionista es Vicent Bollor¨¦, un empresario franc¨¦s propietario del grupo Bollor¨¦ e intimo amigo del ex presidente franc¨¦s Nicolas Sarkozy (a disposici¨®n del cual pon¨ªa su avi¨®n privado y su yate; parece ser que a cambio de favores en el mundo de los negocios). El acuerdo firmado en Sierra Leona promet¨ªa crear puestos de trabajo en la zona, adem¨¢s de la construcci¨®n de infraestructura y una compensaci¨®n justa por las tierras.
Los campesinos del Chiefdom de Malen presentaron al Consejo del Distrito de Pujehun (la m¨¢xima autoridad elegida democr¨¢ticamente de la zona) una lista de agravios, a la que no sigui¨® ninguna acci¨®n. Entre ellos se denunciaba que el acuerdo carec¨ªa de transparencia, que los ciudadanos no hab¨ªan sido consultados ni informados de su forzado desplazamiento y ulterior recolocaci¨®n que conllevaba la operaci¨®n, la escasa compensaci¨®n recibida, la corrupci¨®n, la presi¨®n ejercida sobre los due?os de las tierras y los jefes de las aldeas para que firmaran los contratos que se les presentaban y las duras condiciones de trabajo a las que son obligados los trabajadores de la plantaci¨®n. Tambi¨¦n se quejan de la represi¨®n a la que se ven sometidos aquellos que se quejan del proyecto, incluyendo el arresto.
Foto Oakland Institute.
El Oakland Institute se?ala que en este caso, como en tantos otros, no se ha seguido el principio de Consentimiento Libre, Previo y con Informaci¨®n (FPIC en sus siglas en ingl¨¦s) de los due?os de la tierra. EL FPIC es un principio, internacionalmente reconocido, que debe aplicarse en este tipo de inversiones y que est¨¢ recogido en las leyes y reglamentos de Sierra Leona.
Socfin ha difundido un comunicado en el que niega todas estas alegaciones, al igual que dice que est¨¢ implementando los principios y criterios de la Mesa redonda sobre Aceite de Palma Sostenible (RSPO en ingl¨¦s), los cuales incluyen la transparencia, el cumplimiento de las leyes y reglamentos en vigor, trato adecuado a los empleados, individuos y comunidades, responsabilidad medioambiental y conservaci¨®n de los recursos naturales y la biodiversidad de la zona. Como siempre, hay razones a favor de una y otra de las partes y personas que defienden la actuaci¨®n de la compa?¨ªa, como el Paramount Chief (rey) de Malen y el parlamentario de la zona, que posiblemente son los que m¨¢s beneficios han sacado del acuerdo.
Viveros de Socfin en el Chiefdom de Malen. Foto Sierra Express Media.
Parece que la pr¨¢ctica y las pol¨ªticas implementadas por Socfin en muchos otros pa¨ªses dar¨ªan la raz¨®n a los agricultores. Oakland Institute ha descubierto que esta empresa acumula miles de quejas de campesinos de diversos pa¨ªses en los que tiene negocios, principalmente en plantaciones de aceite de palma. Este grupo opera a trav¨¦s de un entramado de empresas subsidiarias registradas en diversos pa¨ªses de Asia, ?frica, en Europa (B¨¦lgica) y en diferentes para¨ªsos fiscales. As¨ª se llama SOCAPALM en Camer¨²n, LAC en Liberia o Socfin KCD en Camboya.
Por su parte, el grupo Bollor¨¦ est¨¢ presente en 43 pa¨ªses africanos donde controla plantaciones, industrias y servicios, incluyendo navieras, infraestructuras, producci¨®n de aceite y, adem¨¢s, posee 13 puertos.
En octubre de 2011, ante la situaci¨®n de injusticia a la que se creen sometidos, los campesinos del Chiefdom de Malen decidieron lanzar una campa?a de protesta y bloquearon las tierras de Socfin. Cuarenta manifestantes, provenientes de las aldeas de Sahn y Semabu fueron arrestados y encarcelados, seg¨²n denuncia el informe del Oakland Institute.
Eddy Kamara, residente en la aldea de Sahn, cont¨® a los investigadores del Oakland Institute: "El supervisor de la polic¨ªa se?al¨® a la gente y entonces nos detuvieron y nos llevaron a Pujehun (la capital del distrito). Una vez en la celda, nos dijeron que nos ¨ªbamos a pudrir en prisi¨®n¡±. Despu¨¦s de tres d¨ªas, 25 de los arrestados fueron puestos en libertad, los otros 15 est¨¢n acusados de ¡°conducta delictiva, conspiraci¨®n y uso de amenazas¡±.
El informe del Oakland Institute hace mucho hincapi¨¦ en que los campesinos y los due?os de la tierra del Chiefdom de Malen no est¨¢n contra la inversi¨®n en s¨ª. Ellos protestan por la forma en que se ha negociado: de espalda a la comunidad y a sus intereses, lo cual ha resultado en la p¨¦rdida de los medios de vida y de los recursos naturales de las comunidades afectadas, adem¨¢s de los bajos salarios y las duras condiciones laborales de los empleados en la plantaci¨®n.
Tambi¨¦n pone de manifiesto la gran desigualdad que se percibe en esta lucha: un peque?o grupo de campesinos y due?os de la tierra contra el gobierno de Sierra Leona y sus fuerzas de polic¨ªa que protegen los intereses de una compa?¨ªa que es parte de un grupo multinacional gigante.
Ser¨ªa necesario que los gobiernos occidentales y las organizaciones internacionales exigiesen a sus empresas y a los gobiernos africanos que cumplan estrictamente con los principios b¨¢sicos, resumidos en el FPIC, como garant¨ªa y salvaguardia de los derechos de los campesinos y de las comunidades locales.
Sin embargo, nada m¨¢s lejos de la realidad. En los ¨²ltimos a?os, propiciado por la crisis, la tierra se ha convertido en uno de los pocos valores seguros en los que se puede invertir. Por eso, los fondos de inversi¨®n han irrumpido en el mercado de alimentos o de los agrocombustibles. Al igual que en el Chiefdom de Malen, por toda ?frica, estados y multinacionales ¨Ccon el auxilio de los gobiernos locales- se apoderan de inmensas superficies de tierra, de donde expulsan, con la ayuda de la fuerza, a sus habitantes y leg¨ªtimos propietarios, para establecer grandes plantaciones que tienen como destinatarios a los consumidores occidentales.
Desde hace semanas, Veterinarios sin Fronteras (VSF) est¨¢ denunciando este tipo de situaciones a trav¨¦s de la campa?a Paren, aqu¨ª vive gente, a la que dedicaremos la pr¨®xima entrada.
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