"Mi hijo ya no come arena"
Un ni?o recibe alimento terape¨²tico en Kiffa (Mauritania). Foto: Gonzalo Fanjul.
- En el Centro de Salud de Kiffa, al sur de Mauritania, el goteo de mujeres con sus hijos est¨¢ siendo constante. En unas pocas horas, cerca de dos centenares de ni?os habr¨¢n pasado por el programa de distribuci¨®n de suplementos nutricionales que el Gobierno desarrolla con el apoyo de UNICEF. Los peque?os juegan alrededor de la desvencijada estructura en la que trabajan las enfermeras mauritanas. Pero algunos de ellos permanecen apagados en los brazos de sus madres, incapaces de moverse como los dem¨¢s. Son las v¨ªctimas de una desnutrici¨®n que afecta a 15 de cada 100 ni?os en la regi¨®n de Assaba.
- Es la primera vez que la regi¨®n desarrolla un programa de este tipo. Los suplementos nutricionales constituyen una medida preventiva esencial contra la desnutrici¨®n. Las campa?as de comunicaci¨®n -realizadas a trav¨¦s de avisos radiof¨®nicos y de la colaboraci¨®n de l¨ªderes comunitarios e imanes- han logrado atraer a centenares de familias a los centros de salud. Algunas de ellas nos cuentan que han camino siete u ocho kil¨®metros para llegar aqu¨ª con sus hijos, bajo el sol abrasador de una zona que ese d¨ªa alcanz¨® los 46 grados.
- El esfuerzo ha merecido la pena. Las enfermeras realizan un diagn¨®stico del estado nutricional de los menores, identificando los casos m¨¢s graves por el tama?o de sus peque?os antebrazos. Todos los menores de dos a?os recibir¨¢n el suplemento nutricional, pero los casos severos exigir¨¢n un tratamiento terape¨²tico m¨¢s contundente. En situaciones extremas, los ni?os son derivados al hospital local.
- Los profesionales de UNICEF describen el efecto contagioso de los programas: a los pocos d¨ªas de comenzar con las papillas de refuerzo, los ni?os recuperan la vitalidad y la sonrisa, y las familias se convierten en el mejor altavoz de la campa?a. Algunas madres describen el efecto con una sencillez demoledora: "Mi hijo ya no come arena".
- S¨¦ que estoy siendo testigo de un peque?o milagro. La desnutrici¨®n severa mata a uno de cada dos ni?os sin tratamiento y determina el futuro de los que sobreviven, limitando sus capacidades f¨ªsicas e intelectuales. En ese estado, una diarrea o una infecci¨®n respiratoria puede matar a un beb¨¦. El programa que hemos visto en Kiffa se replicar¨¢ en todo el pa¨ªs hasta alcanzar a unos 70.000 menores de dos a?os, y ser¨¢ completado con medidas que mejoren la protecci¨®n social de las familias y la producci¨®n local de alimentos. En Mauritania conocen la importancia de una ayuda internacional de calidad.
- Los hijos cambian el modo de ver la realidad. En el centro de Kiffa he conocido a peque?os que tienen la misma edad que los m¨ªos. El hecho de que unos hagan tres comidas al d¨ªa mientras otros enfrentan la posibilidad de morir de hambre es una mera casualidad. Y nadie deber¨ªa vivir aceptando este tipo de casualidades.
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