El coche de Shakespeare
Las subidas del IVA a los espect¨¢culos ha equiparado al escritor con un coche, pues ir al teatro se grava con el mismo impuesto que la adquisici¨®n de un coche
Hay un momento en que los Gobiernos, o sus partidos, empiezan a perder sinton¨ªa, como las radios de los coches. En el caso del actual Gobierno espa?ol, se necesitaba un episodio como el del otro d¨ªa en el Congreso, donde una diputada de Castell¨®n, queriendo agradar a los suyos, los que aplaud¨ªan al presidente, grit¨® el famoso sintagma insultante por el que luego (pero no muy luego) fue reprendida por su partido, por el presidente del Congreso y por la ciudadan¨ªa asustada por la desfachatez.
Esa fue una groser¨ªa, a la que se le ha dado otros nombres, que la diputada en cuesti¨®n quiso despejar a c¨®rner diciendo otra: no fue contra los parados el ¡°que se jodan¡±, fue contra los diputados que est¨¢n en contra, los socialistas. Esa es una virtud inversa, es decir, una estupidez que a?ade sal a la herida, pues indica el reconocimiento de una inquina, ante la que la propia diputada y conspicuos representantes de su partido opusieron la habitual retah¨ªla de las comparaciones: es que los otros son peores.
El ruido de aquella ma?ana tuvo ah¨ª su mayor chirrido; la respuesta, que se fue graduando hasta la reprimenda, que tard¨® en venir tanto que los compositores tuvieron tiempo de crear un trending topic musical, parece haber solventado de momento el flaco favor que le hizo a Rajoy Andrea Fabra, pero es cierto, como escribi¨® aqu¨ª Fernando Garea, que ese exabrupto de ni?a mimada ha sido un regalo para los que salen a la calle diciendo que ellos se sienten francamente jodidos y que no quieren aguantarlo.
Fue, por tanto, el s¨ªmbolo mayor, el m¨¢s grosero, de la p¨¦rdida de sinton¨ªa, la de la diputada que grit¨® y la de los diputados que jalearon con sus aplausos el recuento de lo que ni a Rajoy, ¨¦l lo dijo, le estaba gustando decir. Es curioso que los parlamentarios de su bancada reaccionaran aplaudi¨¦ndole mientras ¨¦l confesaba su enorme desagrado. ?No le o¨ªan acaso? Falta de sinton¨ªa, tambi¨¦n, por cierto, uno diciendo que est¨¢ disgustado y los otros dando palmas. Tuvo que venir la vicepresidenta, Soraya S¨¢enz de Santamar¨ªa, a poner el tono preciso, pues la gravedad de la situaci¨®n presentada por Rajoy obligaba a un franco recogimiento de las emociones para que la gente supiera que hab¨ªa medidas, pero tambi¨¦n contrici¨®n y respeto. Lo que pasa es que aquel ruido fabril ha puesto muy dif¨ªcil la sinton¨ªa, y ya el dial es un guirigay dominado por el famos¨ªsimo insulto.
En medio de ese paisaje ha surgido una contienda que, sorprendentemente, se est¨¢ sobrellevando como en sordina. Dec¨ªa el otro d¨ªa el periodista Toni Iturbe en Santander, en un curso sobre periodismo cultural, que las subidas del IVA a los espect¨¢culos ha equiparado a Shakespeare con el Audi, pues ir al teatro se grava con el mismo impuesto que la adquisici¨®n de un coche. Es un problema de sinton¨ªa: si el debilitado entramado industrial de la cultura se rompe por el eje (el teatro es un eje, como las bibliotecas o las librer¨ªas son los ejes del sector editorial), se corre el riesgo de enviar un mensaje que suena, en el imaginario del ciudadano al que esto le afecta, como el exabrupto deplorable y deplorado de la diputada que grit¨® ¡°que se jodan¡± en el Congreso.
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