Mujeres Invisibles - Poder econ¨®mico
La participaci¨®n de las mujeres en el mercado de trabajo no ha parado de crecer durante las ¨²ltimas d¨¦cadas. El acceso a puestos cada vez m¨¢s cualificados y el progresivo aumento en las oportunidades educativas de las mujeres, han permitido que el sistema de relaciones laborales se haya vuelto m¨¢s diversificado y hoy dependa del trabajo femenino para su propia reproducci¨®n. La creciente expansi¨®n del mercado laboral estuvo vinculada a que las mujeres se volcaran del hogar o de la producci¨®n rural familiar a las f¨¢bricas y a las m¨¢s diversas actividades del comercio y los servicios. Inclusive en pa¨ªses donde la discriminaci¨®n femenina siempre ha sido una marca de integridad religiosa y de pureza moral, las cosas parecen estar cambiando paulatinamente. Arabia Saud¨ª, por ejemplo, est¨¢ construyendo una ciudad industrial exclusivamente para mujeres y planea construir cuatro m¨¢s. La noticia, aunque quiz¨¢s no constituya un modelo recomendable para la promoci¨®n de la equidad de g¨¦nero en el mercado de trabajo, revela c¨®mo, un reino petrolero apegado a creencias ultra-conservadoras, homof¨®bicas y mis¨®ginas ha debido rendirse a la evidencia de que las mujeres son necesarias para el aumento de la producci¨®n y del progreso econ¨®mico. El Banco Mundial, una de las agencias que m¨¢s ha contribuido con sus recomendaciones a multiplicar las desigualdades sociales en todos los pa¨ªses del mundo, no ha dejado tampoco de reconocer que la igualdad de g¨¦nero es un objetivo loable y necesario para el progreso humano. En su ¨²ltimo Informe sobre el Desarrollo Mundial (2012) expone las razones que explican las ventajes de promover la igualdad entre hombres y mujeres: el aumento de la productividad econ¨®mica y el perfeccionamiento de la especie humana, derivado de reducir la tasa de natalidad y propiciar los valores de la competitividad, el esfuerzo educativo y el cuidado de la salud. El Banco Mundial, no se ha dado por enterado de la existencia de la Declaraci¨®n de los Derechos del Hombre y del Ciudadano de 1789, menos a¨²n de la Declaraci¨®n Universal de los Derechos Humanos de 1948.
Sea como fuera, por conveniencia o no, parece ser evidente que a las mujeres, del mercado de trabajo, no hay qui¨¦n se anime a sacarlas.
La cuesti¨®n reside en saber si la multiplicaci¨®n de puestos de trabajo ocupados por seres humanos del sexo femenino ha permitido reducir el car¨¢cter segmentado, desigual y poco democr¨¢tico de los mercados laborales. La respuesta es s¨ª y no. S¨ª, porque el acceso de las mujeres al trabajo remunerado ha sido un enorme avance en la democratizaci¨®n de las relaciones sociales sexistas y discriminatorias sobre las que se ha edificado un mercado estructurado por el machismo, el racismo y otras formas de segregaci¨®n. No, porque al mismo tiempo en que las mujeres ingresaron al mercado laboral, ¨¦stos se fueron tornando a¨²n m¨¢s inequitativos y discriminatorios, haciendo de la desigualdad en el tratamiento de hombres y mujeres una de sus especificidades m¨¢s destacadas.
La discriminaci¨®n de g¨¦nero en el mercado de trabajo puede observarse por dos tipos de indicadores. Por un lado, los que permiten advertir la desigual remuneraci¨®n que reciben hombres y mujeres en el ejercicio de empleos identicos o equivalentes. Una situaci¨®n que, con diverso grado de magnitud, se presenta en todo el planeta, echando por tierra el principio jur¨ªdico que establecen las cartas constitucionales de todas las sociedades democr¨¢ticas: ¡°a igual trabajo, igual salario¡±. Por otro, analizando c¨®mo las mujeres no llegan a los principales puestos de comando en el mercado laboral y, cuando lo hacen, son invisibilizadas, despreciadas, relegadas o, simplemente, ignoradas.
Presentar¨¦ aqu¨ª algunos datos que confirman esta ¨²ltima afirmaci¨®n.
Hace pocas semanas, la prestigiosa revista Global Finance public¨® el ranking de los mejores directores de bancos centrales en una muestra de algunos de los 50 pa¨ªses m¨¢s importantes del mundo. Los criterios de organizaci¨®n de la lista poco importan aqu¨ª, aunque, como podr¨¢ imaginarse, cuanto m¨¢s neoliberal la pol¨ªtica econ¨®mica del pa¨ªs, mucho mejor evaluado ser¨ªa el banquero en cuesti¨®n. Lo que interesa observar es que, entre los 50 directores de los principales bancos nacionales del mundo, s¨®lo 3 eran mujeres, ninguna de ellas perteneciente a cualquiera de las econom¨ªas m¨¢s desarrolladas: Zeti Akntar Aziz, de Malasia, Nadezhda A. Ermakova, de Bielorusia, y Mercedes Marc¨® del Pont, de Argentina. La clasificaci¨®n obtenida por las mujeres se distribuye de manera equilibrada en el universo masculino de funcionarios banqueros: una obtiene la categor¨ªa excelente (Aziz), otra intermedia (Ermakova) y la otra, p¨¦sima (Marc¨® del Pont). Naturalmente, sectores de oposici¨®n al gobierno de Cristina Fern¨¢ndez de Kirchner divulgaron ampliamente la noticia para destacar la incapacidad t¨¦cnica de Marc¨® del Pont, una reconocida economista y la primera en asumir la conducci¨®n del Banco Central argentino. M¨¢s all¨¢ de esto, lo interesante es que, adem¨¢s de pocas, fue a una mujer a la que le toc¨® ocupar el ¨²ltimo lugar y, aunque tambi¨¦n el director del Banco Central de Ecuador obtuvo la misma clasificaci¨®n, la ¨²ltima posici¨®n fue, como no podr¨ªa ser de otra manera, femenina. Pocas mujeres en los puestos claves y, cuando acceden a los mismos, desempe?o mediocre y evaluaciones humillantes. En efecto, la distribuci¨®n equilibrada de la participaci¨®n femenina en la lista no puede ser confundida con cualquier tipo de justicia de genero en la evaluaci¨®n de desempe?o de los funcionarios banqueros. Mientras que s¨®lo el 2% de los hombres evaluados obtuvo la peor clasificaci¨®n del ranking, un tercio de las mujeres se encontraba en esta posici¨®n.
Las tres ¨²nicas mujeres que ocupan la presidencia de alguno de los 50 Bancos Centrales m¨¢s importantes del mundo. Por orden: Zeti Akntar Aziz (Malasia), Nadezhda A. Ermakova (Bielorusia) y Mercedes Marc¨® del Pont (Argentina).
Desconforme con el resultado, decid¨ª ampliar la lista y busqu¨¦ qui¨¦nes dirig¨ªan, en otros 50 pa¨ªses, sus bancos centrales. Ninguna nueva mujer apareci¨® en un sombr¨ªo escenario de instituciones econ¨®micas tan poco adeptas a la igualdad de g¨¦nero como al aumento del gasto p¨²blico social. Las principales autoridades monetarias del mundo son hombres: de 100 instituciones bancarias nacionales, s¨®lo el 3% est¨¢n al mando de mujeres.
Quiz¨¢s ¨¦sta pueda ser la raz¨®n que explica por qu¨¦ andan como andan nuestras econom¨ªas.
Entusiasmado, segu¨ª leyendo Global Finance y observ¨¦ que los 50 bancos m¨¢s seguros del mundo tambi¨¦n estaban gobernados por hombres, seg¨²n parece, inteligentes y de buen apetito, constituyendo las mujeres menos del 5% de sus directorios. Llegu¨¦ a pensar que misoginia y habilidad financiera deb¨ªan ser capacidades aliadas, ya que el pa¨ªs que tiene los tres mejores y m¨¢s seguros bancos de Am¨¦rica Latina es Chile: la ¨²ltima naci¨®n de las Am¨¦ricas en reconocer el divorcio y cuya Ley de Matrimonio Civil fue promulgada reci¨¦n a fines del a?o 2004. (Dos a?os m¨¢s tarde, en Chile se hab¨ªan oficializado miles de divorcios y una mujer asum¨ªa la presidencia de la rep¨²blica).
Pensando que pod¨ªa tratarse de un hecho org¨¢nico, biol¨®gico o, probablemente, de una sabia decisi¨®n de la naturaleza, decid¨ª analizar la correlaci¨®n entre excelencia bancaria y tama?o del pene de la poblaci¨®n masculina adulta en diversas sociedades. La observaci¨®n estad¨ªstica y el valioso The Penis Size Worlwide Atlas me tranquilizaron ya que, aunque hay mitos populares que pueden justificar que el ¨¦xito en los negocios es una buena forma de compensar la frustraci¨®n de un pene peque?o, tambi¨¦n los hay que atribuyen al tama?o del ¨®rgano sexual masculino el coraje necesario para el riesgo y el af¨¢n por competir en situaciones adversas. Griegos y troyanos en el universo del imaginario machista disputan las razones que explican por qu¨¦ unos la tienen m¨¢s larga que otros. Ganar dinero o saber multiplicarlo son excusas que sirven a los dos bandos para poner en evidencia sus razones. Sin embargo, los estudios existentes muestran que, m¨¢s all¨¢ del sentido com¨²n, hay pa¨ªses con excelentes bancos y con poblaciones masculinas adultas con el pene bastante por debajo del promedio mundial; tambi¨¦n, pa¨ªses con bancos seguros y lucrativos, cuya poblaci¨®n adulta posee penes considerables en t¨¦rminos de su longitud. Hay, de la misma forma, naciones con bancos inseguros y penes descomunales. As¨ª como bancos inseguros en sociedades donde los hombres poseen penes peque?os. Estos ¨²ltimos, claro, son los pa¨ªses menos agraciados por la naturaleza y por la inteligencia para el mundo de los negocios.
No se trata por lo tanto de ninguna causa natural la que explica por qu¨¦ los bancos est¨¢n gobernados por los hombres, sino m¨¢s bien de una decisi¨®n pol¨ªtica, de una opci¨®n que ha beneficiado a algunos y despreciado a casi todo el resto.
En una entrada ya publicada en Contrapuntos, Desigualdades de g¨¦nero, hipocres¨ªas de g¨¦nero, se?alaba que de los 187 ministros de econom¨ªa que participan de la Junta de Gobernadores del Banco Mundial,menos del 9% eran mujeres.
Realic¨¦ una revisi¨®n en diversas revistas donde se organizan rankings sobre las empresas m¨¢s poderosas del mundo, sobre las mejores empresas para trabajar, las m¨¢s competitivas y lucrativas. Estas revistas, publicadas en casi todos los pa¨ªses, suelen traer entrevistas a los principales ejecutivos de las firmas mejor posicionadas. No hace falta haber estudiado sociolog¨ªa para reconocer la excepcionalmente pobre presencia de las mujeres en estas publicaciones.
La baja participaci¨®n relativa de las mujeres en las m¨¢s altas posiciones del poder econ¨®mico mundial se pone tambi¨¦n en evidencia en los rankings de las mujeres m¨¢s poderosas del mundo, siendo el m¨¢s destacado el que publica la revista Forbes. La ¨²ltima edici¨®n del ranking muestra c¨®mo, de las 100 mujeres m¨¢s poderosas, 36 act¨²an de forma directa en el mundo de los negocios. Claro que est¨¢ que casi todas las mencionadas lo hacen, desde la abanderada de la lista, Angela Merkel a la propia Shakira. Sin embargo, un poco m¨¢s de un tercio act¨²an ejerciendo alg¨²n cargo de gesti¨®n o comando al frente de empresas, bancos o diversos tipos de firmas. De ¨¦stas, 21 son directoras, presidentes o CEOs (Chief Executive Officer), las otras pertenecen a empresas de gran importancia, pero no ocupan el m¨¢ximo cargo ejecutivo en sus organizaciones. Es el caso de Sheryl Sandberg, d¨¦cima colocada en el ranking, COO (Chief Operating Officer) directora de operaciones de Facebook y subordinada a Mark Zuckerberg, creador de la compa?¨ªa y, tambi¨¦n seg¨²n Forbes, el noveno hombre m¨¢s poderoso del planeta. Entre las 10 mujeres m¨¢s destacadas, seg¨²n la mencionada revista, s¨®lo dos se dedican exclusivamente al mundo de los negocios: la octava, Christine Lagarde, Directora del Fondo Monetario Internacional, y la mencionada Sheryl Sandberg.
La IAE Business School de Argentina public¨® recientemente la lista de los 50 mejores CEOs de Am¨¦rica Latina: ninguna es mujer. El asunto no parece haberles llamado la atenci¨®n ni merecerles el menor comentario.
En rigor, parece que las mujeres est¨¢n m¨¢s preparadas para la diversi¨®n y el ejercicio de exponer su belleza en p¨²blico que para dirigir la econom¨ªa mundial. De las 10 celebridades que lideran el ranking de las 100 personalidades m¨¢s destacadas del mundo, 7 de ellas son mujeres, seg¨²n la misma revista Forbes. Las celebridades, naturalmente, tambi¨¦n saben hacer negocios. De hecho, las 7 personalidades femeninas m¨¢s destacadas del mundo del espect¨¢culo acumulan una fortuna que sumada llega a los 443 millones de d¨®lares. Es curioso que, de las 10 primeras celebridades, s¨®lo 3 son hombres. Ellos amasan una fortuna de 260 millones de d¨®lares, o sea, siendo menos de la mitad, poseen un valor equivalente al 60% de la fortuna que las 7 mujeres m¨¢s exitosas del mundo del espect¨¢culo han conseguido acumular juntas. Si retiramos de la lista a la comediante Oprah Winfrey, due?a de una riqueza estimada en 165 millones de d¨®lares, podemos observar que las 6 mujeres m¨¢s c¨¦lebres del planeta poseen una fortuna equivalente a los 3 hombres m¨¢s famosos (Justin Bieber, Tom Cruise y Steven Spielberg). Dicho en un sentido m¨¢s simple, en el mundo del espect¨¢culo, dos celebridades de sexo femenino suelen acumular sumadas, la misma riqueza que una celebridad del sexo masculino. Y eso que el mundo del espect¨¢culo es donde las mujeres, seg¨²n parece indicar Forbes, mejor se desempe?an.
Ganan en popularidad, pierden en la gesti¨®n de sus cuentas bancarias, aunque mal no les vaya.
Tampoco les va mal a las mujeres m¨¢s ricas del mundo, aunque su principal ocupaci¨®n sea la de ejercer el papel de herederas. El ranking de los 100 principales billonarios del mundo posee s¨®lo 12 mujeres y, casi todas ellas, lo son por haber heredado la fortuna de sus maridos o abuelos.
Finalmente, es importante destacar que la invisibilidad de las mujeres no es s¨®lo una empresa ejercida por hombres sin coraz¨®n. Hay mujeres a las que, en general, parece seducirlas la idea de que las enormes desigualdades de g¨¦nero son justas e inevitables.
Mientras preparaba esta nota, me depar¨¦ con un video producido por el holding CNN Expansi¨®n. Su tema eran ¡°Las mujeres m¨¢s poderosas de M¨¦xico¡±. La grabaci¨®n re¨²ne testimonios de algunas de las empresarias m¨¢s exitosas de ese pa¨ªs y las organiza alrededor de tres preguntas b¨¢sicas. Seleccion¨¦ tres respuestas, una en cada una de ellas, ya que creo que sintetizan buena parte de los prejuicios que existen al respecto, lo que no es poca cosa cuando son enunciados por mujeres que han triunfado en el mundo de los negocios.
¡°?C¨®mo busca la igualdad salarial entre hombres y mujeres en su empresa?¡±
Mayela Rinc¨®n, Directora de Finanzas de Bio Rapel, responde que la equidad depende de una mayor capacitaci¨®n,la cual puede contribuir a que acad¨¦micamente las mujeres tengan las mismas habilidades que los hombres. Prejuicio: pensar que las diferentes oportunidades que hombres y mujeres enfrentan en el mercado de trabajo, salariales o no, se deben a la falta de formaci¨®n de estas ¨²ltimas, lo que ocasiona su baja productividad o su escasa competitividad. Dato que lo refuta: mujeres con mejor formaci¨®n y experiencia laboral que otros hombres, suelen ganar salarios menores en las empresas donde trabajan. En suma: en el caso de las mujeres, la diferencia salarial no es una variable dependiente de la formaci¨®n.
¡°?C¨®mo se debe afrontar la doble jornada que viven las mujeres?¡±
Maite de Alba, Directora de Asuntos Jur¨ªdicos de Microsoft, aventur¨¢ndose a cuantificar la injusticia, considera que la doble jornada es ¡°ligeramente injusta¡±, aunque ayuda a desarrollar la multifuncionalidad. Prejuicio: justificar que el esp¨ªritu de sacrificio de las mujeres siempre tiene como contrapartida un aprendizaje o una ventaja; de cierta forma, se sufre, pero se aprende, por lo que el sufrimiento vale la pena. Dato que lo refuta: existe una enorme disparidad en la legislaci¨®n que protege a hombres y mujeres en los empleos, especialmente, en el ejercicio de la maternidad. No pocas veces, la maternidad es una opci¨®n que frustra la carrera laboral femenina o, viceversa, la carrera laboral frustra los deseos de maternidad y reproducci¨®n familiar de las mujeres. En suma: licencias, permisos y beneficios deben ser cuidadosamente pensados en la legislaci¨®n social y deben estar fundados en una amplia consulta p¨²blica a las principales involucradas, las mujeres. De la misma forma, las carreras laborales deben incluir el reconocimiento de la maternidad como un valor ¨¦tico y profesional, no como un desperdicio de tiempo o un castigo a las oportunidades de promoci¨®n de las mujeres en sus puestos de trabajo.
¡°?C¨®mo puede una mujer romper el ¡°techo de cristal¡± y pasar de la gerencia a la direcci¨®n?¡±
Nicole Reich, Presidente de Scotiabank M¨¦xico y una de las mujeres m¨¢s poderosas del pa¨ªs, responde: ¡°hay que tener confianza en t¨ª misma y aventarte (lanzarte) a la piscina, que lo peor que puede pasar no es tan grave. Es una cuesti¨®n de echarle ganas¡±. Prejuicio: las mujeres no progresan por falta de ganas y de confianza en s¨ª mismas. Dato que lo refuta: la Sra. Nicole deber¨ªa frecuentar m¨¢s las filas en los cajeros de su banco y, cada tanto, salir a la calle y conversar con cualquiera de las mujeres que se crucen en su camino, contrastando la experiencia de vida de cada una de ellas con su particular opini¨®n acerca de las piscinas y el ¨¦xito en el mundo de los negocios. Que se eche pues "un avent¨®n¡± la Sra Nicole en las delicias de la econom¨ªa informal, en las peripecias del trabajo dom¨¦stico o en el frenes¨ª de una maquila trituradora de sue?os y esperanzas... que lo peor que puede pasar no es tan grave. En suma: una ideolog¨ªa de la privatizaci¨®n del fracaso femenino en el mercado de trabajo sirve para culpabilizar a las mujeres de sus propias dificultades para romper ese techo que no es de ¡°cristal¡±, sino de acero.
Sin embargo, el acero no es indestructible. Se funde. Y lo hace cuando hombres y mujeres luchan juntos por aquello que les pertenece: el derecho a vivir en una sociedad de iguales.
Desde Brasilia
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