Pacto sin concierto, para bajar la fiebre
Mariano Rajoy y Artur Mas, que se entrevistan ma?ana en La Moncloa, coinciden en una sola cosa, que es ahora muy importante: que no deben tomar decisiones precipitadas que sean irreversibles
El gran hallazgo de Artur Mas no ha sido descubrir la funcionalidad del independentismo como instrumento de presi¨®n, que forma parte del libro de estilo de todos los nacionalismos, sino haber identificado una causa simple y clara de los males que aquejan a la sociedad catalana y en particular al sector social, las clases medias, m¨¢s directamente representado por CiU. Si el Gobierno catal¨¢n tiene que cerrar quir¨®fanos, reducir horas lectivas, recortar ayudas a guarder¨ªas, despedir empleados p¨²blicos, es porque otras comunidades se benefician de una parte desproporcionada del dinero que Espa?a recauda en Catalu?a. El ¡°Madrid nos roba¡± con que sintetizan su visi¨®n muchos manifestantes catalanes recuerda al ¡°Roma ladrona¡± de la Liga Norte italiana. Para remediar esa situaci¨®n el nacionalismo catal¨¢n plantea dos opciones: el soberanismo fiscal, seg¨²n el modelo del Concierto vasco, o la independencia.
Hace un cuarto de siglo, Jos¨¦ ?lvarez Junco resumi¨® los efectos que para el discurso y el liderazgo nacionalista tiene la identificaci¨®n de un culpable exterior de lo que va mal: une a los propios, convenci¨¦ndoles de que existe una animadversi¨®n generalizada contra lo nuestro, legitima a la ¨¦lite gobernante, proporciona explicaciones sencillas de problemas complejos: el Govern solicita una ayuda de 5.000 millones al Fondo de Liquidez Auton¨®mico y su portavoz lo presenta como reclamaci¨®n de un dinero que en realidad pertenece a los catalanes.
Una caracter¨ªstica de la ideolog¨ªa nacionalista es que permite tratar los asuntos de dinero como cuestiones de principio. Para no tener que mendigar nunca m¨¢s, la soluci¨®n es que la Generalitat recaude y gestione todos los tributos generados en Catalu?a. Esto es lo que, con el nombre de pacto fiscal, se propone plantear ma?ana Artur Mas a Rajoy en La Moncloa. Pero entremedio se ha cruzado la manifestaci¨®n por un Estado catal¨¢n. La propia magnitud de la demostraci¨®n ha arrastrado al president a comprometerse en la v¨ªa rupturista m¨¢s all¨¢, y sobre todo m¨¢s pronto, de lo que seguramente ten¨ªa previsto; y le enfrenta ahora al dilema entre ponerse al frente de la misma o frenarla.
?Podr¨ªa un partido como CiU y un presidente como Mas ¡ªque no es un Jos¨¦ Mart¨ª, un Rizal¡ª liderar una marcha hacia la ruptura definitiva con Espa?a impulsada por un movimiento asambleario y que necesariamente tendr¨ªa que transcurrir, al menos en parte de su recorrido, por v¨ªas ilegales (como m¨ªnimo, de desobediencia civil)? La historia de Catalu?a, sobre todo los a?os treinta del pasado siglo, ilustra la dificultad del empe?o. Si se va por esa v¨ªa ser¨¢n otros quienes la dirijan. Y ser¨ªa subestimar a Mas suponer que no es consciente del callej¨®n en que puede meterse si con al menos la mitad de la poblaci¨®n catalana en contra se adentra en lo que ¨¦l mismo llam¨® ¡°lo desconocido¡±: la v¨ªa hacia la separaci¨®n.
Exigir que los territorios pobres no reciban m¨¢s ¡®per c¨¢pita¡¯ que los ricos no tiene justificaci¨®n clara
En estas condiciones, ?qu¨¦ puede decirle Mariano Rajoy a su interlocutor? La propuesta que le plantear¨¢ Mas tiene de entrada la dificultad de que no permite una negociaci¨®n en t¨¦rminos cuantitativos, como las que planteaba Pujol padre. Podr¨ªa discutirse (otra vez) de ajustes en el modelo de financiaci¨®n, buscarse compensaciones en terrenos como el peaje de las autopistas (en Gipuzkoa acaban de establecer un sistema de subvenci¨®n) y quiz¨¢s en las inversiones estatales en la comunidad. Pero la f¨®rmula de extender el concierto / convenio vasco y navarro a Catalu?a no solo es inviable por razones constitucionales (la disposici¨®n adicional primera limita su aplicaci¨®n a los territorios forales), sino tambi¨¦n pol¨ªticas. Como ha explicado ?ngel de la Fuente, el experto m¨¢s conocido en financiaci¨®n auton¨®mica, en el n¨²mero del mes pasado de la revista Claves, ¡°la equiparaci¨®n de Catalu?a con el Pa¨ªs Vasco en t¨¦rminos de financiaci¨®n por habitante exigir¨ªa unos recursos adicionales de m¨¢s de 16.000 millones de euros que habr¨ªa que detraer del resto de las comunidades de r¨¦gimen com¨²n, lo que supondr¨ªa reducir la financiaci¨®n de estas en algo m¨¢s del 12%¡±. Ning¨²n Gobierno espa?ol podr¨ªa aceptar algo as¨ª sin deslegitimarse radicalmente.
Otro experto, este catal¨¢n, Antoni Zabalza, que fue secretario de Estado de Hacienda en Gobiernos de Felipe Gonz¨¢lez, explicaba en este peri¨®dico (9-11-2011) que la ¡°anomal¨ªa¡± de los conciertos vasco y navarro era soportable para el sistema por la relativamente peque?a dimensi¨®n de esas comunidades, que aportan entre ambas el 8% del PIB espa?ol; mientras que si se sumase el 18,6% que supone Catalu?a se ver¨ªa afectado el 27% del PIB nacional, lo que implicar¨ªa ya una considerable distorsi¨®n a la necesaria autonom¨ªa de la jurisdicci¨®n central para cumplir sus responsabilidades constitucionales (incluyendo la de garantizar el principio de igualdad).
La manifestaci¨®n de la Diada ha arrastrado al president a comprometerse en la v¨ªa rupturista m¨¢s all¨¢ y, sobre todo, m¨¢s pronto
Ese principio implica que las comunidades m¨¢s ricas transfieran recursos a las que lo son menos a trav¨¦s de los mecanismos establecidos. Eso es considerado por los te¨®ricos del soberanismo como prueba del ¡°expolio fiscal¡± de Catalu?a, pero es algo que ocurre en todos los sistemas federales modernos. Como ha recordado recientemente Jos¨¦ Mar¨ªa Ruiz Soroa (El Correo, 2-9-2012), tener d¨¦ficit fiscal no es ¡°un expolio, ni un robo, ni algo injusto, sino la expresi¨®n de la justicia fiscal progresiva¡±. A nadie que paga m¨¢s impuestos de lo que cuestan los servicios p¨²blicos que recibe se le ocurrir¨ªa salir a la calle gritando ¡°tengo un d¨¦ficit fiscal personal¡±, dice Ruiz Soroa, para concluir que si las diversas comunidades tuvieran todas un saldo fiscal igual a cero ¡°podr¨ªamos afirmar que estamos ante un Estado radicalmente injusto e insolidario que incumplir¨ªa sus funciones m¨¢s b¨¢sicas¡±. Catalu?a contribuye a la Hacienda com¨²n en mayor medida que otras porque es m¨¢s rica que ellas, o sea, porque hay en su poblaci¨®n m¨¢s contribuyentes ricos.
Lo mismo ocurre en Alemania, donde tres L?nder, m¨¢s la ciudad de Hamburgo, contribuyen a la financiaci¨®n de los otros 12, que est¨¢n por debajo de la media en ingresos per c¨¢pita. El art¨ªculo 107 de su Constituci¨®n establece que ¡°se garantizar¨¢ mediante ley que quede debidamente compensada la desigual capacidad financiera de los L?nder¡±. Pero es cierto que una ley aprobada en aplicaci¨®n de ese precepto fue recurrida en 1999 por el estado de Baviera ante el Tribunal Constitucional, que resolvi¨® prohibir decisiones que implicaran que ¡°el orden de capacidad financiera de los L?nder quede invertido despu¨¦s del reparto¡± de los fondos de compensaci¨®n. Ese principio figuraba en el nuevo Estatut, pero el Constitucional lo ech¨® abajo argumentando que tal medida corresponder¨ªa en su caso a la jurisdicci¨®n estatal, no a la de una parte, la comunidad aut¨®noma.
Un Land puede mejorar posiciones en el ranking, pero no desbordar a uno de los contribuyentes netos en el resultado final. Es una virguer¨ªa reveladora de la mentalidad algo mezquina de quienes lo plantearon en esos t¨¦rminos: exigir que los Estados pobres no reciban m¨¢s ingresos por habitante que los que son contribuyentes netos no tiene una justificaci¨®n moral o pol¨ªtica clara. En todo caso, tranquiliza a los catalanes saber que no son los ¨²nicos afectados por esa obsesi¨®n.
Seg¨²n datos de la Generalitat, Catalu?a es la tercera comunidad en recaudaci¨®n y la octava en financiaci¨®n por cabeza, tras su aportaci¨®n a la solidaridad. Pierde por tanto cinco puestos. Las otras dos comunidades que son contribuyentes netas, Baleares y Madrid, pierden respectivamente siete y nueve posiciones. El hecho de que afecte a esas otras dos comunidades podr¨ªa tal vez propiciar una negociaci¨®n que ya no ser¨ªa solo sobre Catalu?a, sino sobre la adecuaci¨®n del sistema de financiaci¨®n a las condiciones de la crisis. De la reuni¨®n podr¨ªa salir el encargo de un informe t¨¦cnico independiente que actualice datos e incluya los relativos a las balanzas comerciales entre comunidades, inseparables del debate sobre las balanzas fiscales.
Servir¨ªa al menos para ganar tiempo y bajar la fiebre independentista que tanto preocupa a los dos interlocutores. Un punto de partida para entendimientos posteriores ser¨ªa que ambos se sincerasen y Rajoy reconociera que su mayor error como jefe de la oposici¨®n fue promover la recogida de firmas contra el Estatut; y que Mas admitiera que no fue menor el suyo de firmar ante notario su compromiso de no pactar nunca con el PP (el partido que le ha permitido aprobar los presupuestos para este a?o, y que seguramente no lo har¨¢ para el siguiente, lo que pondr¨¢ al president en la tesitura de pactar con Esquerra, seguramente la hip¨®tesis que menos desea, o convocar elecciones anticipadas antes de fin de a?o).
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.