Ciudades que tienen miedo, ciudades que dan miedo
Que las cosas se ignoren no quiere decir que no sucedan. La preferencia de los latinos por las grandes ciudades ha hecho que en metr¨®polis como Chicago o Nueva York su grupo social sea hoy mayoritario: ¡°los latinos de Estados Unidos son ya la quinta naci¨®n mayor de Latinoam¨¦rica, y en medio siglo, se convertir¨¢n en la tercera, tras Brasil y M¨¦xico¡±. Lo cuenta Mike Davis, profesor de Teor¨ªa Urbana en el Instituto de Arquitectura del Sur de California y autor de Urbanismo M¨¢gico, los latinos reinventan la ciudad norteamericana. Hace doce a?os, Davis escribi¨® este ensayo. El volumen recopila, en pocas p¨¢ginas, un n¨²mero ingente de datos objetivos que le permiten dibujar una realidad discriminativa y un futuro inmediato que augura grandes cambios. La editorial Lengua de Trapo ha tenido el acierto de traducirlo ahora al castellano, en traducci¨®n de Alejandro de Castro Mazarro, y el desacierto de no actualizarlo con un cap¨ªtulo que se haga eco de las numerosas transformaciones acontecidas en esa d¨¦cada larga. Solo hay que observar las listas de dem¨®cratas y republicanos para las pr¨®ximas elecciones para comprender no hasta d¨®nde han llegado los latinos (los altos cargos son la excepci¨®n en una poblaci¨®n apartada de la educaci¨®n) pero s¨ª hasta d¨®nde pueden hacer llegar a los candidatos con sus votos.
Davis recuerda que los latinos han logrado articular una identidad colectiva en el espacio inseguro de la di¨¢spora. Los chicanos, los latinos agringados y los gringos hispanizados son fruto de esa mezcla. Por eso, arrancando en la frontera de Tijuana (donde una sola planta de Samsung absorbe el 5% del suministro de agua de la ciudad, convertida en ¡°fregadero t¨®xico, refugio para los fabricantes estadounidenses que hu¨ªan de la legislaci¨®n ambiental¡±), Davis cruza el pa¨ªs para analizar la periferia de Los ?ngeles, Chicago o Nueva York. Y lo hace de forma cr¨ªtica: ¡°la eficacia del gobierno para reprimir las semillas de la militancia sindical contrasta con su incapacidad para arrestar a los se?ores de la droga de la frontera¡±, se?ala. E ironiza que ¡°La conquista angloamericana de California en las postrimer¨ªas de 1840 ha demostrado ser un hecho realmente ef¨ªmero¡±. Adem¨¢s, demuestra que los latinos han llevado a Estados Unidos una ¡°energ¨ªa que redime¡±. Aunque tambi¨¦n denuncia que el microempresariado latino es aplaudido en teor¨ªa pero perseguido en la pr¨¢ctica.
Para describir la convivencia entre angloamericanos y latinos habla de que los primeros est¨¢n convencidos de que el valor de sus viviendas depende del orden y los colores del barrio y, por eso, describe los colores sorbet del carnavalismo latino como ¡°terrorismo visual¡± a los ojos de los blancos de origen anglosaj¨®n. M¨¢s all¨¢ de reivindicaciones, el libro de Davis est¨¢ plagado de datos. Explica c¨®mo en San Marino, California, el Ayuntamiento termin¨® por cobrar una tarifa de doce d¨®lares a los no residentes que usaran un parque p¨²blico durante el fin de semana alegando que estaba al borde de la ruina. La medida buscaba tranquilizar a los votantes ante la ¡°invasi¨®n de extranjeros¡±: las propias ni?eras de sus hijos en su tiempo libre.
Carlos Monsiv¨¢is escribi¨® que su pa¨ªs, M¨¦xico, hab¨ªa pasado de ser una naci¨®n sedentaria a convertirse en un pa¨ªs n¨®mada. Medio mundo es n¨®mada. No entender que las fronteras las construye el miedo es no entender que, por gracia y por desgracia, en la vida todo nos puede pasar. El submundo dickensiano de muchas ciudades del planeta tiene m¨¢s en com¨²n que muchos ciudadanos que hablan un mismo idioma. La pobreza es raza, idioma y nacionalidad. Y, m¨¢s all¨¢ de la educaci¨®n, el espacio p¨²blico de las ciudades tiene que ser el campo de batalla en la lucha por la subsistencia, la tranquilidad y, por lo menos, una m¨ªnima igualdad. Davis explica en su libro que Nueva York reinventa la cultura latinoamericana y el ¨¢rea urbana de Los ?ngeles reconfigura los movimientos obreros. Tambi¨¦n cuenta casos que aterrorizan, como el de la ciudad de Compton, donde el 70% del presupuesto se dedica a seguridad p¨²blica. El urbanismo que dibuja Davis no es m¨¢gico, pero deja claro que la forma de las ciudades terminan por dibujarla los ciudadanos, adem¨¢s de los pol¨ªticos.
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