?Por supuesto que hay que ocupar el Congreso!
La convocatoria de la iniciativa Ocupa el Congreso ha levantado una polvareda considerable. Y, como siempre, el Gobierno, los partidos y muchos medios de comunicaci¨®n responden a las demandas sociales escandaliz¨¢ndose por los detalles o tratando de apuntarse el tanto¡ pero ignorando sus argumentos fundamentales. Es posible que los convocantes empleen un lenguaje altisonante y sostengan alguna reivindicaci¨®n ex¨®tica (pueden leer aqu¨ª el texto de la convocatoria), pero seguro que ninguna de ellas es tan radical como incluir en las listas electorales a un rosario de imputados y corruptos, por poner solo un ejemplo. En esto, como en todo, sigue habiendo categor¨ªas.
Tal como se han calentado los ¨¢nimos, merece la pena recordar que se trata de una convocatoria pac¨ªfica y legal. Rodear el Congreso es solo un s¨ªmbolo. Sin agresiones, sin contenedores quemados, sin cargas policiales. Todos sabemos que un acto leg¨ªtimo puede transformarse r¨¢pidamente en un acontecimiento vand¨¢lico. Evitarlo exige que los participantes se abstengan de forzar un acercamiento f¨ªsico al Congreso y que las fuerzas de seguridad respeten sin provocaciones el leg¨ªtimo derecho a manifestarse.
Ojal¨¢ todo transcurra con calma, porque hay buenas razones para "ocupar" el Parlamento. Yo, desde luego, tengo las m¨ªas:
¡¤ Porque el Parlamento es una instituci¨®n r¨ªgida, opaca y decimon¨®nica que vive de espaldas a la sociedad. En otras palabras, es un reflejo fiel de los partidos que lo habitan.
¡¤ Porque reducir los ejercicios de transparencia unas jornadas de puertas abiertas o a la publicaci¨®n tard¨ªa de las actas es convertir al Congreso y al Senado en un zoo. La transparencia es explicar el origen de las decisiones pol¨ªticas, someterlas a un verdadero debate de ideas y rendir cuentas por ellas.
¡¤ Porque el sistema parlamentario y electoral est¨¢ construido sobre el tribalismo pol¨ªtico. Porque usted no sabe qui¨¦n es su representante provincial. Porque una parte no despreciable de los miembros del Congreso languidecen durante la legislatura sin que se les conozca una sola iniciativa o intervenci¨®n parlamentaria. Porque, en el mejor de los casos, los plenos y las comisiones est¨¢n decididos de antemano; y, en el peor, se convierten adem¨¢s en un circo bochornoso de intervenciones dirigidas a obtener quince segundos en el Telediario.
¡¤ Porque el sistema castiga la iniciativa individual escondiendo los m¨¦ritos personales. Gracias al Proyecto Avizor, hoy puedo decirles que Laia Ortiz, Toni Pic¨®, Joan Tard¨¢, Irene Lozano, Ignacio Uriarte, Delia Blanco o Aitor Esteban han demostrado un compromiso personal destacable en sus iniciativas contra la pobreza. Pero nadie se hubiese enterado si esta herramienta no hiciese un trabajo escrupuloso de seguimiento en este ¨¢mbito. Y, desde luego, no existe ninguna garant¨ªa de que sus grupos parlamentarios o sus votantes se lo vayan a reconocer.
¡¤ Porque muchos parlamentarios cobran m¨¢s de lo que merecen por el trabajo que hacen, y menos de lo que deber¨ªan cobrar por hacer lo que se espera de ellos.
¡¤ Porque actuar de espaldas a la sociedad y de acuerdo a los intereses estrechos de una organizaci¨®n partidista implica muy a menudo ignorar las cuestiones relevantes. Y -como estamos comprobando de forma dolorosa- tambi¨¦n impide exigir cuentas a los responsables de las pifias.
¡¤ Porque incluso esa discapacitada funci¨®n de control se vuelve in¨²til cuando el Gobierno decide gobernar a golpe de decreto, como ocurre de manera repetida en esta legislatura.
¡¤ Porque el sistema impide la autoreforma. Quienes deben abrir el Parlamento y los partidos al escrutinio directo de los ciudadanos son los que m¨¢s tienen que perder con el cambio.
¡¤ Porque, en la medida en la que reflejan el mismo equilibrio de partidos operando de la misma forma, las taras originales se trasladan a otras instituciones democr¨¢ticas como el Tribunal Constitucional o los organismos de control de los mercados.
As¨ª que no me hablen de ¡°golpes de Estado encubiertos¡± y de ataques a las instituciones. Ellos vapulean la democracia cada d¨ªa que tardan en reformar este sistema caduco. Si la gente, desde su casa o en la calle, decide protestar de forma pac¨ªfica y respetando la ley, ellos se tienen que aguantar. Estar¨ªa bueno.
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