Las dos visiones
Sin disoluci¨®n de ETA habr¨¢ detenciones y ser¨¢ dif¨ªcil que haya beneficios penitenciarios
Las detenciones en Francia de Izaskun Lesaka, supuesto miembro de la direcci¨®n de ETA, y de su lugarteniente, Joseba Iturbe, han sido consideradas ¡°incomprensibles¡± por portavoces de la Izquierda Abertzale (IA). Su argumento es que resultan contradictorias con el ¡°proceso de paz¡±. Otros sectores nacionalistas admiten las detenciones, pero estiman que el Gobierno deber¨ªa tomar simult¨¢neamente otras iniciativas, sobre todo penitenciarias. Y ETA comunica a la izquierda abertzale su disposici¨®n a negociar su disoluci¨®n si el Gobierno cambia la pol¨ªtica penitenciaria y ofrece una perspectiva de salida a sus presos.
Mientras ETA no se disuelva es absurdo pretender que la polic¨ªa no detenga a dirigentes armados de los que se sospecha que controlan los arsenales. La experiencia de la disoluci¨®n de ETA Pol¨ªtico-militar muestra la importancia de capturar esos arsenales para que sus jefes den el paso definitivo. En su reciente libro, Otegi explica que tanto en ETA como en la ex-Batasuna hab¨ªa dos visiones contradictorias sobre el fin de la violencia: la de los que condicionaban la retirada a acuerdos pol¨ªticos, lo que proyectaba ¡°la sombra de la tutela¡± de la banda sobre cualquier di¨¢logo; y la de quienes sosten¨ªan que el cese deb¨ªa ser unilateral. Tambi¨¦n dice Otegi que la consecuencia del cese de ETA debe ser el ¡°desmantelamiento de sus estructuras militares¡±.
Sin embargo, la banda y al menos un sector de la izquierda abertzale siguen condicionando ese paso definitivo a un acuerdo previo negociado, hip¨®tesis que rechaza el Gobierno. Si la izquierda abertzale recomienda a los reclusos que acaten los procedimientos legales, deber¨ªan empezar por decirlo p¨²blicamente. Y por reclamar de la misma manera la disoluci¨®n de ETA. El fiscal superior del Pa¨ªs Vasco declaraba hace un mes que la disoluci¨®n era el factor que permitir¨ªa mejorar el pron¨®stico favorable de reinserci¨®n que, seg¨²n la ley, es necesario para acceder a beneficios penitenciarios. Y auguraba que el Estado de derecho ¡°sabr¨¢ interpretar y aplicar la legalidad conforme a esa nueva situaci¨®n¡±.
La disoluci¨®n unilateral es, por tanto, el punto de partida. Pero sobre ese mundo flota el fantasma de la Conferencia de San Sebasti¨¢n que precedi¨® al cese de ETA. Quienes la propiciaron sostienen que el Gobierno de entonces, al no oponerse a su celebraci¨®n pese a saber lo que se preparaba, asumi¨® impl¨ªcitamente lo acordado, incluyendo la negociaci¨®n de las ¡°consecuencias del conflicto¡± (y luego, la de sus causas pol¨ªticas). Esa idea, sin ning¨²n fundamento conocido, se ve reforzada por los sectores de la derecha que acusan a Rajoy de haber asumido supuestos compromisos del anterior Gobierno con la banda.
Es cierto que el tema de los presos es fundamental para el cierre definitivo del ciclo de violencia. Podr¨¢ haber, como en el caso de los polimilis, contactos de sus abogados con la Administraci¨®n de justicia, pero no una negociaci¨®n del Gobierno con ETA. Y la disoluci¨®n ser¨ªa en todo caso necesaria para hacer posibles medidas penitenciarias a favor de los reclusos.
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