Un nuevo visado para los refugiados del clima
Fotograf¨ªa:RUNGROJ YONGRIT (EFE). Publicada en El Pa¨ªs.
En el complejo y sofisticado proceso de negociaciones clim¨¢ticas que se retomaron esta semana en la ciudad catar¨ª de Doha, al menos una cosa est¨¢ clara: mientras los principales culpables del problema se refugian en la crisis econ¨®mica o en argumentos cient¨ªficos medievales para evitar sus responsabilidades, decenas de millones de personas en pa¨ªses pobres no contaminantes est¨¢n padeciendo ya las devastadoras consecuencias del cambio clim¨¢tico. La ausencia de mecanismos eficaces de compensaci¨®n por este perjuicio constituye un agravio sin precedentes y un deterioro fundamental de la credibilidad de las negociaciones.
La combinaci¨®n de fen¨®menos naturales extremos que golpean de manera recurrente a poblaciones sin redes de seguridad se traduce en hambre, medios de vida volatilizados y desplazamientos forzosos. Solo en Asia y el Pac¨ªfico, un m¨ªnimo de 42 millones de personas fueron obligadas a desplazarse entre 2010 y 2011 huyendo de las inundaciones, las sequ¨ªas y las tormentas extremas. ?Existe alg¨²n modo de compensar a estas poblaciones sin tener que esperar varias d¨¦cadas?
Un modo ¨²til de contestar a esta pregunta es recurrir al concepto de refugiados clim¨¢ticos y considerar las implicaciones legales y humanitarias de este t¨¦rmino. Dicho de forma simple, se trata de ofrecer oportunidades de emigraci¨®n (esto es, protecci¨®n) a comunidades que escapan de la devastaci¨®n que nosotros hemos provocado. Es imposible acoger a todos, pero tampoco damos refugio a todos aquellos afectados por un conflicto o una persecuci¨®n pol¨ªtica y eso no nos impide reconocer el Derecho de Asilo y Refugio.
Bas¨¢ndose en el principio de que un buen modo de apoyar a las poblaciones que han sufrido un desastre natural es permitir que trabajen durante un tiempo en nuestros pa¨ªses, Michael Clemens y el Center for Global Development (CGD) propusieron la idea de un visado temporal para los haitianos afectados por el terremoto. Con ¨¦l demostraron que las oportunidades de empleo en EEUU para 2.000 trabajadores haitianos generaban recursos equivalentes al conjunto del programa de reconstrucci¨®n financiado por los norteamericanos tras la tragedia.
Contra todo pron¨®stico, el Gobierno de los EEUU acept¨® el programa, y ahora ha llegado el momento de plantearse la expansi¨®n de la idea a territorio europeo. Con este prop¨®sito el CGD public¨® hace algunas semanas un trabajo en el que se analizan las oportunidades de extender la protecci¨®n de nuestras leyes de asilo e inmigraci¨®n a los afectados por desastres naturales. El resultado ¨Cya se lo imaginar¨¢n- es desolador. El concepto aparece mencionado de forma expl¨ªcita en la legislaci¨®n de algunos pa¨ªses (escandinavos, en particular), pero incluso en esos casos la ambig¨¹edad de la norma es una invitaci¨®n directa a la arbitrariedad restrictiva de los gobiernos. En palabras del autor del texto, ¡°uno se queda con la impresi¨®n de que todo lo que hemos mostrado aqu¨ª equivale a poco m¨¢s que buenas intenciones¡±.
A pesar de que estamos muy lejos de lograr resultados tangibles en este campo, el concepto de ¡®refugiados (o migrantes) del clima¡¯ comienza a establecerse. Extender la protecci¨®n de los pa¨ªses ricos en este ¨¢mbito ser¨ªa un paso modesto y pr¨¢ctico para reconocer las responsabilidades con las que cargamos y aliviar de paso unas negociaciones sumamente complejas.
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