Reconversi¨®n m¨¢s liquidaci¨®n
Las condiciones de Bruselas se?alan inequ¨ªvocamente el camino de la liquidaci¨®n de las cajas, m¨¢s que del reflotamiento
La intervenci¨®n de Bruselas en la reforma financiera espa?ola, mayoritariamente centrada hasta ahora en las cajas de ahorros, define unas condiciones dur¨ªsimas para las entidades nacionalizadas (Bankia, CaixaNovaGalicia, Catalunya Banc y Banco de Valencia, ya vendido a La Caixa) a cambio de los 37.000 millones de ayuda europea. La Comisi¨®n Europea exige una reconversi¨®n tradicional a los grupos rescatados (recorte laboral de unos 8.000 empleados, cierre de unas 1.000 oficinas) e impone limitaciones muy estrictas al negocio bancario de las afectadas, probablemente porque no se f¨ªa de su competencia en el manejo de operaciones que han resultado t¨®xicas para sus balances debido a la connivencia de grupos pol¨ªticos corruptos con direcciones financieras demasiado d¨¦biles. Bruselas exige adem¨¢s que las entidades nacionalizadas renuncien al cr¨¦dito inmobiliario promotor, que prescindan de las participaciones industriales y que recorten las actividades de banca minorista.
La l¨®gica de las limitaciones se entiende en algunos casos y no tanto en otros. As¨ª, por ejemplo, la reconversi¨®n en empleo y en oficinas parece una decisi¨®n que deber¨ªa haberse tomado en 2010, en lugar de los simulacros de reformas con las fusiones virtuales y reales. Aunque llega con dos a?os de retraso, poco m¨¢s puede hacerse para adecuar la maquinaria financiera a las condiciones de mercado. La contrapartida l¨®gica es que se exijan responsabilidades pol¨ªticas y judiciales a los consejos de administraci¨®n y equipos de direcci¨®n que han arruinado las cajas. Conviene recordar que pr¨¢cticamente todo el sistema financiero gallego y valenciano ha entrado en quiebra y que el de algunas autonom¨ªas est¨¢ seriamente afectado. Y no estar¨ªa de m¨¢s que las operaciones bancarias implicadas en la reestructuraci¨®n, como la venta del Banco de Valencia a La Caixa, se explicaran con m¨¢s claridad.
Pero otras decisiones parecen pensadas para obstaculizar el reflotamiento de las cajas. La prohibici¨®n de operar en el mercado del cr¨¦dito promotor puede tener una l¨®gica hoy, cuando, por cierto, el cr¨¦dito promotor est¨¢ pr¨¢cticamente secado, pero constituir¨ªa un grave h¨¢ndicap para las entidades en el momento (hipot¨¦tico en la actualidad) en que se recupere el mercado inmobiliario. De la misma manera, es una idea te¨®rica excelente que las cajas se desprendan de las participaciones industriales; pero, en las condiciones presentes del mercado, ese tipo de operaciones solo generar¨¢n minusval¨ªas, es decir, no aportar¨¢n recursos para consolidar los balances.
Las condiciones de Bruselas se?alan inequ¨ªvocamente el camino de la liquidaci¨®n de las cajas, m¨¢s que del reflotamiento, puesto que limitan las opciones de obtener ingresos en el mercado y confinan a las entidades al ¨¢mbito local. La liquidaci¨®n ordenada es una opci¨®n, pero el proceso exige una definici¨®n clara del camino que llevar¨¢ desde un sistema financiero parcialmente enfermo (el mal parece concentrado en grupos que no son sociedades an¨®nimas, sin propiedad n¨ªtida y con fuerte injerencia pol¨ªtica en la gesti¨®n) a otro, con menos cajas, preparado para restablecer el cr¨¦dito. Esa definici¨®n no existe; solo se da por hecho que el modelo de recapitalizaci¨®n elegido conseguir¨¢ el resultado id¨®neo. En cualquier caso, es poco probable que el engranaje cr¨¦dito-recuperaci¨®n funcione correctamente antes de 2014.
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