Pasajes, l¨¢grimas y semillas
"El camino de regreso a casa es incluso m¨¢s bello que la misma casa", Mahmoud Darwich.
?l mismo nos habla aqu¨ª de lo que es su pa¨ªs, Yibuti hoy: apenas 850.000 habitantes y localizado en uno de los puntos geogr¨¢ficos m¨¢s determinantes del continente.
Desde mitad de 2011 Waberi escribe un blog en SlateAfrique que se llama como su segundo libro en la trilog¨ªa, Cahier Nomade, en el que desgrana sentimientos, acontecimientos, lo que le preocupa e inspira. Lo mismo cuenta sobre el cantante senegal¨¦s Awadi y su proyecto, interesant¨ªsimo, sobre los presidentes africanos que un d¨ªa pronunciaron el "I have a dream' al estilo Martin Luther King, que reflexiona sobre lo que siente a dos pasos de la Casa Blanca.
De la pel¨ªcula de Awadi naci¨® este v¨ªdeo.
Las semillas del t¨ªtulo de este post se refieren a Semilla negra, ese apartado o proyecto musical de Casa ?frica que ya lleva lo suyo andado y que es n¨®mada por definici¨®n, pues va de uno a otro lado del continente sin pausa. "Dentro del blog de Casa ?frica permite escuchar playlists de m¨²sica africana en bloques tem¨¢ticos. Est¨¢n escritos por el periodista Carlos Fuentes, quiz¨¢s la persona que m¨¢s sabe de m¨²sica africana en Espa?a. Te puede proporcionar una maravillosa banda sonora mientras trabajas. Y si nos lo recomendaras alg¨²n d¨ªa, alg¨²n cap¨ªtulo que te gustase, ya ser¨ªa la pera. Aqu¨ª te adjunto, por ejemplo, los links a dos de los cuatro cap¨ªtulos que hemos soltado (habr¨¢ 25 este a?o, y estamos tan contentos con la respuesta popular y en redes que seguramente renovamos el a?o que viene). Te paso los enlaces de un cap¨ªtulo dedicado al jazz en Etiop¨ªa y el Cuerno de ?frica, y los del cap¨ªtulo dos, que habla de la kora, Mali, las orquestas¡. Creo que hemos hecho un producto casi adictivo, porque adem¨¢s de escuchar buena m¨²sica, ¨¦sta viene contextualizada, lo que es fant¨¢stico", nos dicen.
As¨ª pues, m¨¢s vale tarde que nunca, ah¨ª van para acompa?ar este Pasaje de l¨¢grimas... El jazz que vino de ?frica. Y yendo al otro lado del continente, las orquestas de Mal¨ª que inclu¨ªmos por pura reivindicaci¨®n, la m¨²sica all¨ª ahora m¨¢s que nunca, es muy necesaria.
Y para completar es ir y venir valgan las propias palabras de Waberi sobre el nomadismo recogidas en el libro citado publicado por Icaria Editorial en 2003.
Aqu¨ª tienen el prefacio.
ELOGIO DEL NOMADISMO
"Uno no viaja para proveerse de exotismo y an¨¦cdotas con que adornarse como un ¨¢rbol de Navidad, sino para que el camino lo desplume, lo enjuague, lo escurra, lo deje como esas toallas, ra¨ªdas por los lavados con lej¨ªa, que te entregan junto con un pedazo de jab¨®n en los burdeles... Sin este desapego y esta transparencia, ?c¨®mo puede uno esperar hacer ver lo que ha visto?". As¨ª lo dice, y muy bien, por cierto, Nicolas de Bouvier, escritor helvecio, alma n¨®mada y pluma vagabunda. Pr¨ªncipe de las 'travel writers'.
Contradiciendo el clich¨¦ ampliamente difundido, los n¨®madas no se dedican al vagabundeo. Muy al contrario. S¨®lo se ponen en movimiento por necesidad, y s¨®lo siguen caminos recorridos muchas veces. A menudo a rega?adientes. Siempre en el momento oportuno. Conjugan el movimiento y el arraigamiento, no buscan huellas. Simplemente es una cuesti¨®n de vida o muerte. Se trata de evitar el nudo corredizo del hambre. Y tambi¨¦n de deslastrarse de toda grasa, de todo lo superfluo, de todas las cosas in¨²tiles. Con un coraz¨®n veloz como ¨²nico vi¨¢tico, una pizca de incredulidad en la comisura de los labios, hay que volar con alas de ¨¢guila sin preocuparse del tiempo de los relojes de p¨¦ndulo ni de los de arena. As¨ª pues, desplazarse, trashumar con familia y reba?os no es un lujo, sino una necesidad econ¨®mica. Ecol¨®gica.
Nada tiene que ver con el turismo de masas, con sus chucher¨ªas y baratijas, sus sospechosos dioses y sus verdaderos demonios (el capital), sus revistas de papel satinado, sus iconos gastados, su arte de aeropuerto, su palabrer¨ªa y su desvar¨ªo, su cine huero, sus pel¨ªculas Bollywood, sus novelas de estaci¨®n terminal, su est¨¦tica 'kitsch', su sonrisa comercial, sus chal¨¦s y sus ch¨¢rteres, sus operadores tur¨ªsticos, sus pendencieros de poca monta, sus burgueses bohemios, sus pr¨®tesis som¨¢ticas, su prudencia vaticanesca, su f¨¢brica de sue?os desbravados, sus periodistas 'freelance', sus circuitos de aventuras, sus mironas de escaparates, sus tipos de cambio, sus 'rickshaws' y su calderilla, su gente anodina, su burbuja esterilizada, sus cocoteros y sus cielos t¨®rridos, sus afortunadas v¨ªctimas de las campa?as publicitarias, sus deseos profil¨¢cticos, su carne en la acera, sus divagaciones y su aburrimiento, sus escenas pintorescas, sus tipos ¨¦tnicos, sus trazados rectil¨ªneos, sus sorprendentes viajeros, sus cinco continentes balizados, su falsa primavera y su eterno verano, su bazar de cuatro estaciones, sus m¨²sculos juvenilmente tensos, sus vacunas y su cl¨¢usula de repatriaci¨®n, su vellocino de oro, sus arcas perdidas, su Tierra del Fuego, su Atl¨¢ntida para enanos mentales, sus santos sin sudario, sus deportes de riesgo, sus amables animadores, sus cantantes con trenzas, su mochila y sus pupas, sus serpas del Nepal, sus prendas de ropavejero y sus Ray Ban, su m¨²sica empalagosa, su cocina ins¨ªpida, su ponche de coco, sus cubalibres, sus ca?as de cerveza, sus ensaladas de frutas ex¨®ticas, sus cremas solares, sus eslips, sus bikinis, sus toneladas de basura, su Mickey Mouse y su Che Guevara, sus jornadas tem¨¢ticas, su azul de los mares, su azul de Grecia, sus ¨¢lbumes de fotos y su recuerdo de ayer, su chusma en Tijuana, sus esculturas de Zimbabue, sus amores en Capri, su 'french-kiss', su 'french canc¨¢n', sus Taj Mahal de pacotilla, sus riberas, sus carreteras, su ascensi¨®n al monte Kilimanjaro, sus estados de ¨¢nimo bituminosos, su mestizaje dudoso y su fin de la historia, su entusiasmo tan espont¨¢neo como un plato del d¨ªa, sus objetivos categ¨®ricos, su filosof¨ªa clo clo, sus yo vol¨¢tiles y gregarios...
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