Stop a las man¨ªas y obsesiones
Supersticiones, rituales y obsesiones no deben condicionar el d¨ªa a d¨ªa
Seguramente alguna vez se ha sentido identificado con los ejemplos que le voy a detallar, a pesar de reconocer el absurdo y la falta de l¨®gica. A menudo se ve atrapado por sus man¨ªas y rituales. Nada de lo que haga, diga o repita alterar¨¢ esa parte de la suerte que no depende de usted, pero a pesar de ello seguir¨¢ contando, buscando n¨²meros pares, haciendo repeticiones, echando la sal por encima del hombro y un sinf¨ªn de cosas m¨¢s.
Ma?ana Elisa tiene una entrevista de trabajo, la tercera en los dos ¨²ltimos meses, y por ahora no ha tenido suerte. Por la noche contempla el armario abierto de par en par desde su cama. ¡°?Qu¨¦ me pongo? El vestido verde que me favorece tanto, no; la ¨²ltima vez que me lo puse, la entrevista me sali¨® fatal, estuve muy nerviosa y no daba pie con bola¡±.
El caso de Elisa es tan com¨²n como la vida misma, y si no es la elecci¨®n de la ropa, seguro que usted alguna vez ha cerrado y vuelto a cerrar el coche, y se ha dado la vuelta y se ha preguntado: ¡°?he cerrado el coche?¡±. Y a sabiendas de que s¨ª lo hab¨ªa hecho, ha vuelto para comprobarlo. ?Y qu¨¦ me dice de las comprobaciones de enchufes, calefacci¨®n, braseros, la llave de la puerta, la espita del gas o revisar que la vitro est¨¦ apagada? No se revisa una vez, ni dos, sino muchas; eso le da tranquilidad.
Otro tipo de rituales son los relacionados con la contaminaci¨®n y las enfermedades. Los hay que se lavan muchas veces las manos, otros evitan tocar todo aquello con lo que puedan contagiarse (pasamanos, pomos de las puertas, barras de autobuses¡). Hay rituales relacionados con los n¨²meros pares, las repeticiones, el orden y muchos otros m¨¢s.
M¨¢gico alivio. ¡°La suerte favorece solo a la mente preparada¡± (Isaac Asimov)
Los rituales acompa?an a la obsesi¨®n; mejor dicho, son su sombra. Primero se presenta en su cabeza una preocupaci¨®n: ¡°Ma?ana tengo una entrevista de trabajo¡±. Esta situaci¨®n le genera ansiedad, incertidumbre o alguna otra emoci¨®n molesta. Y para calmar ese estado emocional desagradable, usted realiza alg¨²n tipo de ritual: toca madera o coloca todos los zapatos en el miso orden. Y, hala, como por arte de magia, usted se siente aliviado. Y este estado de tranquilidad le refuerza y le ense?a que la pr¨®xima vez que piense en algo que le preocupa, podr¨¢ realizar alg¨²n otro acto repetitivo o de orden que le volver¨¢ a calmar. Pero, lejos de ser una ayuda, las man¨ªas potencian las obsesiones e incrementan el nivel de ansiedad.
La mayor¨ªa de las personas reconocen que es absurdo, pero¡ ?Puede haber algo m¨¢s incoherente que santiguarse antes de despegar en el avi¨®n no siendo cristiano? ?Por qu¨¦? La explicaci¨®n es muy sencilla. Cada vez que realiza un ritual, se siente seguro y le da tranquilidad. Asocia ritual con dominar su destino. Aunque es consciente de que por mucho que se abroche o desabroche una pulsera, o porque entre en el campo con el pie derecho, o toque madera, no va a alterar la suerte, lo sigue practicando. La pregunta es: ?d¨®nde est¨¢ el l¨ªmite? ?Cu¨¢ndo son solo man¨ªas y cu¨¢ndo pasan a convertirse en un trastorno obsesivo compulsivo? Por simplificar, el l¨ªmite est¨¢ en c¨®mo afectan estas man¨ªas a su vida, cu¨¢nto tiempo le ocupan y c¨®mo limitan su trabajo, sus relaciones personales, familiares¡ Santiguarse cuando uno se sube a un avi¨®n aun no siendo creyente no supone un problema, pero s¨ª lo es lavarse cuarenta veces las manos cada vez que toca la puerta de un sitio p¨²blico; tampoco es un inconveniente grave entrar con el pie derecho en el campo antes de salir a jugar, pero s¨ª es un problema tener que tocar todo tres veces.
?Se siente libre a pesar de sus man¨ªas, puede hacer una vida normal o, por el contrario, se siente atrapado y con la sensaci¨®n de que se le est¨¢ yendo la cabeza con los pensamientos repetitivos que entran en su cerebro? Usted no es perfecto, como no lo es nadie, y tiene derecho a tener sus rarezas, y tambi¨¦n tiene la libertad de decidir si le vale la pena intentar un cambio y enfrentarse a la ansiedad que supone dejar de tocar madera, no santiguarse o no repetir una idea. Si est¨¢ indeciso y se est¨¢ planteando si empezar a liberarse o no, aqu¨ª dos criterios que le ayudar¨¢n a tomar la decisi¨®n:
?Vale la pena? ¡°Nunca convencer¨¢s a un rat¨®n de que un gato negro trae buena suerte¡± (Graham Greene)
Valore la inversi¨®n emocional que tiene que hacer para dejar de tener man¨ªas. Puede que sean pocas, que se presenten en muy contadas ocasiones o que no interfieran para nada en su vida. Aplique el sentido com¨²n y no se vuelva loco por detenerlas. A veces las man¨ªas incluso tienen su lado positivo, le dan orden y le preparan para lo que va a ocurrir. Por ejemplo, el jugador que se santigua antes de salir al campo, entra con el pie derecho y toca la hierba para estar en contacto con el partido, se est¨¢ preparando para empezar a jugar, son los pasos que le dicen: ?esto empieza ya, vamos! El problema aparece cuando las man¨ªas no dependen de algo que usted pueda realizar, es decir, una man¨ªa en la que usted no es el ¨²nico protagonista y depende de terceros.
Tambi¨¦n debe plantearse hacerles frente si las man¨ªas, los rituales o los pensamientos obsesivos est¨¢n bloqueando su vida e interfieren significativamente con ella, cuando no puede realizar su vida de forma plena y libre. Entonces tiene que frenar y decir: ?basta! Puede hacer los rituales o el pino con las orejas, pero estar¨¢ perdiendo su tiempo y dejando que su vida est¨¦ en manos de las man¨ªas.
Buscar la suerte. ¡°Yo creo bastante en la suerte. Y he constatado que cuanto m¨¢s duro trabajo, m¨¢s suerte tengo¡± (Thomas Jefferson)
Una vez que ha decidido liberarse, que le da igual que se caiga la sal en la mesa o que las pinzas de colgar la ropa sean de colores diferentes¡, es el momento de actuar. Saber c¨®mo se va a encontrar y cu¨¢les son las dificultades le permitir¨¢ estar m¨¢s tranquilo en el proceso.
En primer lugar, prep¨¢rese para el cambio. Form¨²lese esta pregunta: ?de verdad cree que tendr¨¢ mala suerte? La tendr¨¢ si usted se predispone para ello, porque a la primera que se encuentre con una dificultad, la interpretar¨¢ como consecuencia de haber dejado de realizar el ritual. Si le concede atenci¨®n, si atiende a esa dificultad, estar¨¢ usted desplegando el radar con el que busca problemas¡ y los encontrar¨¢.
Haga un an¨¢lisis al finalizar el d¨ªa, sea objetivo, y se dar¨¢ cuenta de que su d¨ªa sigue siendo igual de suertudo o de poco suertudo que cuando realizaba los rituales. Porque la suerte la busca cuando crea oportunidades. Y la otra parte de la suerte que depende del azar no depende ni de sus man¨ªas ni de su capacidad de control, solo es fortuna.
Cruce los dedos
¨C Una pel¨ªcula: 'Mejor imposible', con Jack Nicholson.
¨C Una frase: ¡°La superstici¨®n trae mala suerte¡±, de Umberto Eco.
¨C Una canci¨®n: 'Tocar madera', de Manolo Tena.
Si usted siente ansiedad al dejar de practicar los rituales, es normal. Es m¨¢s, tiene usted que pasar por este estado de ansiedad y desasosiego, pero es el camino para vencerlas. Como la ansiedad es una emoci¨®n muy desagradable, cont¨¦mplela como si no fuera algo amenazante. Tenga pensamientos del tipo: ¡°es normal estar nervioso, estoy venciendo mis man¨ªas¡±, ¡°si me doy un tiempo, me tranquilizar¨¦ y me encontrar¨¦ bien¡±.
Utilice estrategias cognitivas que le permitan distanciarse del pensamiento que le atormenta. Es libre para dejar de pensar en lo que le atormenta, solo hace falta decir basta cada vez que empiece a pensar en ello. No se recree en lo que no puede controlar; solo va a consumirle y no encontrar¨¢ soluciones. Recuerde: no depende de usted, apague la lavadora que tiene en el cerebro, deje que desa?g¨¹en las ideas que le atormentan y dirija su atenci¨®n a lo que s¨ª controla.
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