Argucias de platino
Controversia sobre la presunta moneda salvadora del 'abismo fiscal' en EE UU
?Es algo m¨¢s que una boutade? Cuando el Gobierno federal de Estados Unidos se enfrenta a la posibilidad de deshonrar el pago de su deuda, la idea de emitir una moneda de platino para avalar la obtenci¨®n de liquidez por parte del Ejecutivo provoca una gran controversia. Como el techo de gasto fijado al Estado ser¨¢ rebasado en pocas semanas, los defensores del invento piden a Obama que d¨¦ el paso de acu?ar una ¨²nica pieza de platino y depositarla en la Reserva Federal, como garant¨ªa de que la Administraci¨®n puede obtener m¨¢s liquidez. A efectos pr¨¢cticos, la Reserva Federal comprar¨ªa al Gobierno esa moneda valorada en un bill¨®n de d¨®lares (750.000 millones de euros).
Unos dicen que el aumento del dinero en circulaci¨®n tendr¨ªa efectos inflacionistas y devaluar¨ªa el valor del d¨®lar; sostienen que la soluci¨®n es gastar menos. Otros dudan o lo niegan. Paul Krugman, el premio Nobel, considera esa argucia menos peligrosa que forzar al Gobierno a mantenerse en el nivel de deuda autorizado por el Congreso, con los efectos catastr¨®ficos que conlleva no pagar.
A cambio de aumentar el techo de gasto que el Congreso fij¨® en agosto de 2011, los republicanos exigieron severas condiciones de control del d¨¦ficit desde el 1 de enero. Ese mismo d¨ªa, los dos partidos acordaron aplazar el tajo a los gastos y aumentaron (poco) los impuestos, de forma que simplemente retrasaron el abismo fiscal. Estados Unidos vuelve a estar al l¨ªmite de la deuda y Obama tendr¨¢ que enfrentarse al hachazo a los gastos... salvo que los republicanos se avengan a razones, sea por la perspectiva de la acu?aci¨®n de moneda u otras estrategias. Los defensores de la pieza del bill¨®n suponen que la Administraci¨®n dispondr¨ªa de m¨¢s dinero sin volver a discutir con el Congreso.
La pieza de platino podr¨ªa quedarse solo en la fase de ocurrencia. Pero al menos hay personas que est¨¢n d¨¢ndole al mag¨ªn para evitar algo tan grave como la suspensi¨®n de pagos del Gobierno norteamericano. Sumirse en el derrotismo y en la depresi¨®n no aprovecha a nadie. Habr¨ªa que aguzar el ingenio en Europa, a ver si a alguien se le ocurre algo que sirva de revulsivo para sacarnos del marasmo.
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