Lo africano en el Renacimiento europeo
Retrato de una esclava africana. Annibal Carracci, atribuido, cerca de 1580 (se trata de un fragmento de una pintura m¨¢s grande, probablemente un retrato de su due?a en donde ella era figura secundaria). Sostiene un reloj, el s¨ªmbolo de la preocupaci¨®n cristiana de su se?ora por el r¨¢pido paso de tiempo.Tomasso Brothers, Leeds (Inglaterra).
Sobra decir que el Renacimiento europeo posee suficiente contenido de por s¨ª para llenar museos y exposiciones desde mil miradas distintas. Pero esta que abri¨® en el Walters Art Museum de Baltimore (en el Estado de Maryland, EE UU) en oto?o pasado (con el rostro de esta esclava africana como cartel promocional por sus calles) nos llam¨® ya entonces la atenci¨®n y la rescatamos ahora que se va a mover a Princenton (en Nueva Jersey). Su t¨ªtulo es Revealing the african presence in Renaissance Europe y comprende el periodo entre 1480 a 1610, edad de grandes exploraciones, nuevas rutas de comercio, diplom¨¢ticos que viajan, efervescencia de influencias y productos.... La muestra aporta una visi¨®n no demasiado habitual, y no s¨®lo en Norteam¨¦rica: la aparici¨®n de africanos en el arte de aquella ¨¦poca, su protagonismo en obras de distintos artistas relevantes.
Habla de la representaci¨®n de la persona negra, de lo africano en aquel tiempo en que el humanismo fue rey y el individuo, la belleza y la medida se convirtieron en centro de toda inquietud art¨ªstica. Y en un periodo en que los sucesivos descubrimiento mostraban la diversidad del globo... esto pon¨ªa sobre el tapete cuestiones como el cambio de color de la piel, la clase o distintos estereotipos. Aunque exist¨ªa una larga tradici¨®n de esclavos en Europa, hasta el XV estos sol¨ªan ser siempre blancos, proced¨ªan en su mayor¨ªa de Oriente y Asia, y a¨²n no tanto de ?frica. El comercio de esclavos se hab¨ªa iniciado de manos portuguesas en 1440, aunque al principio eran usados como fuerza de trabajo en las mismas colonias, poco a poco creci¨® su valor y ser¨ªan vendidos y exportados en masa generando el famoso tri¨¢ngulo comercial ?frica/Am¨¦rica/Europa que puso cimientos a las riquezas de m¨¢s de uno.
Incluso la gestaci¨®n de esta muestra tiene nombre europeo. El de una mujer, Giulia Medici.
Lo contaban al hilo de la inauguraci¨®n en oto?o en Artnews en un precioso art¨ªculo titulado From Congo to Othello to Tango to Museum Shows. En 1902, el Walters Art Museum adquiri¨® un Pontorno a una noble italiana datado alrededor de 1539. Considerado un retrato femenino, en una limpieza en 1937 se encontr¨® que all¨ª hab¨ªa un ni?o, y se concluy¨® que se trataba de Cosimo de Medici. Pero tiempo despues los especialistas cambiaron de idea: no era o es ¨¦l sino ella, Giulia de Medici, la hija del duque Alessandro, al parecer, hijo de una sirvienta negra. "Giulia se considera que fue la mujer de ascendencia africana m¨¢s prominente de su tiempo", afirman.
Los tres mulatos de esmeraldas, retrato de Don Francisco de Arobe y sus hijos Don Pedro y Don Domingo, de Andr¨¦s S¨¢nchez Galque, 1599, Museo Nacional del Prado, Madrid.
Este descubrimiento fue semilla para esta exposici¨®n organizada por el centro en colaboraci¨®n con el Princeton University Art Museum y montada gracias a pr¨¦stamos de grandes museos y colecciones privadas europeas (El Prado, por ejemplo) y estadounidenses, incluyendo las obras que ya pertenec¨ªan a los dos organizadores. El Walters mismo describe la exhibici¨®n como "un esfuerzo por restaurar la identidad de personas que han sido invisibles en varios sentidos de la palabra". A trav¨¦s de estas piezas europeas se descubre qui¨¦nes eran, c¨®mo viv¨ªan y cu¨¢les eran su rol en la sociedad renacentista. Revealing the african presence in Renaissance Europe explora su presencia, muchos vivieron o viajaron a Europa (a Portugal donde m¨¢s, pues ellos fueron los pioneros en viajes de exploraci¨®n y en abrir colonias) y eran abogados, empresarios, artistas, arist¨®cratas, santos y tambi¨¦n esclavos... Los retratos seleccionados hablan de identidad, de sentido de clase y de los estereotipos de aquel tiempo. En Estados Unidos la inauguraci¨®n tuvo su repercusi¨®n pues trata un asunto, el de la raza, con las implicaciones conocidas para los afroamericanos. Especialmente interesante fue el an¨¢lisis que hizo el The Baltimore Sun que la defini¨® como "verdadera revelaci¨®n". En res¨²menes del a?o de varios peri¨®dicos fue incluida como una de las mejores muestras de 2012.
The New York Times, en un interesante art¨ªculo, afirma que es un regalo visual: "... obras maravillosas de artistas conocidos y venerados - Durero, Rubens, Veron¨¦s - con im¨¢genes que la mayor¨ªa de nosotros nunca supo que exist¨ªan, componen un mapa de la historia del arte, la pol¨ªtica y la raza que pocos museos han tratado con tanta relevancia... La exposici¨®n en el Walters, organizada por J. Spicer, el curator de arte renacentista y barroco, trata m¨¢s de preguntas que de respuestas". Han tomado un periodo precioso de la historia del arte, vienen a decir, y le han dado una direcci¨®n inesperada. Y se detienen a describir la visi¨®n enigm¨¢tica, violenta y llena de bestias que pose¨ªan los europeos de entonces de todo lo africano. Tambi¨¦n desvelan un detalle interesante para este mes de enero espa?ol: fue en este periodo cuando se introdujo la figura del rey negro, Baltasar, adorando a los reyes en las pinturas religiosas.
En el Washington Post insisten tambi¨¦n en que se trata de la primera gran exposici¨®n dedicada a un tema a menudo tan pasado por alto... "Comercio y exploraci¨®n, en conflicto con el Imperio Otomano en el norte de ?frica, la guerra religiosa y el deseo de esclavos crearon el primer contacto constante entre europeos y africanos desde la ¨¦poca romana, obligando a los artistas y al p¨²blico a pensar sobre la raza y la identidad de nuevas maneras".
En otro medio local (Baltimore outloud) cuentan c¨®mo la exhibici¨®n comienza con mapas e ilustraciones que demuestran la curiosidad europea sobre ?frica y su "alteridad"; progresa luego hacia las pinturas religiosas en las que los modelos negros fueron utilizados a menudo para evidenciar la universalidad del cristianismo y, finalmente, se centra en retratos individuales de esclavos, visitantes, comerciantes, miembros del tribunal y hasta santos, como San Benito (el primero negro europeo, ver arriba)...
Personas, en fin, cuyas historias de vida eran y son un misterio. Unas ochenta piezas entre pinturas, esculturas... y firmadas por autores de altura como Rubens, Pontormo, Durero, Veronese o Bronzino. As¨ª lo cuentan en la web del mismo centro, que ha organizado numerosas visitas educativas para escolares. Estos eran invitados a crear sus propias obras en respuesta a lo visto y aprendido, y estas fueron tambi¨¦n expuestas en las salas.
Revealing the african presence in Renaissance Europe se puede ver hasta hoy en el Walters de Baltimore y desde mitad de febrero (y hasta junio) en el Princeton University Art Museum.
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