En los a?os de la distracci¨®n
Le¨ª hace unas semanas, en la revista Qu¨¦ leer, una entrevista con Mu?oz Molina a prop¨®sito de su nuevo libro, un ensayo de actualidad. ¡°Es que no hemos estado a la altura de las circunstancias casi nadie¡±, dec¨ªa sobre la catastr¨®fica situaci¨®n en que hemos venido a parar. ¡°El ¨²nico que ha estado a la altura ha sido El Roto¡±. Y m¨¢s adelante a?ad¨ªa: ¡°Cuando hablo de la p¨¦rdida del esp¨ªritu cr¨ªtico pienso en gran medida en mis propios colegas¡±. Dado que Mu?oz Molina suele ser persona sensata y no proclive a las declaraciones chillonas, imagin¨¦ que podr¨ªa tratarse de una inexactitud en la transcripci¨®n. Pero d¨ªas m¨¢s tarde, en la entrevista que Soledad Gallego-D¨ªaz le hac¨ªa en este dominical, vi que volv¨ªa a la carga y no hab¨ªa lugar al error: ¡°Habl¨¢bamos antes de intelectuales. En ese sentido, el ¨²nico intelectual comprometido que hab¨ªa en Espa?a en 2007 era El Roto¡±. Tales comentarios vienen despu¨¦s de que el autor, seg¨²n cuenta, se haya zambullido en la hemeroteca de este peri¨®dico, con vistas a escribir su obra. Mu?oz Molina se incluye, desde luego, entre esos intelectuales distra¨ªdos, y bueno, puede ser: fi¨¢ndome s¨®lo de mi memoria, tengo la sensaci¨®n de que lleva a?os escribiendo en prensa, principalmente, sobre exposiciones neoyorquinas, fot¨®grafos, int¨¦rpretes de jazz. Lo cual me parece muy l¨ªcito y jam¨¢s se me ocurrir¨ªa reproch¨¢rselo, menos a¨²n teniendo en cuenta que pasa la mitad del a?o en Nueva York. Por eso me extra?a que ¨¦l se permita ofender al conjunto de sus ¡°colegas¡± con unas afirmaciones que en el peor de los casos parecen una falsedad y una injusticia, y en el mejor una exageraci¨®n a la ligera.
?S¨®lo ha existido ¡°El Roto, como una isla en la que aparec¨ªa ladrillo, corrupci¨®n e injusticia¡±, seg¨²n? Mu?oz Molina?"
Mu?oz Molina es enemigo de los t¨®picos sin fundamento, y en esas entrevistas se revuelve contra el de las dos Espa?as, o contra aquel otro que insiste en que la Guerra Civil fue inevitable. Eso hace a¨²n m¨¢s inexplicable que se apunte ahora a uno de los lugares comunes m¨¢s llamativamente falsos que pululan por ah¨ª y que o¨ªmos y leemos repetidos por doquier, tanto en voces y plumas de izquierda como en las de la extrema derecha: el supuesto ¡°silencio de los intelectuales¡± en nuestros d¨ªas y en nuestro pa¨ªs. Resulta desconcertante que la propia Gallego-D¨ªaz, aguda periodista, asuma como cierto el t¨®pico, cuando no es precisamente de quienes callan o reh¨²yen la confrontaci¨®n. Y todos admiramos el talento y la capacidad de s¨ªntesis de El Roto, pero ¨¦l hace vi?etas tan s¨®lo, a las cuales, por fuerza, y por certeras que sean, les falta la argumentaci¨®n. Gallego-D¨ªaz, en cambio, argumenta siempre, y con frecuente brillantez. Y no otra cosa suelen hacer, y vienen haciendo desde hace muchos a?os, por ce?irnos a colaboradores de este diario, Savater, Vargas Llosa y Pradera, Ramoneda y Juli¨¤, Az¨²a y Grandes y Mill¨¢s, Torres y Rivas y Cruz, Montero y Lindo y Aguilar y otros que no caben aqu¨ª, y eso intenta tambi¨¦n quien esto firma. Nos pueden gustar m¨¢s o menos sus respectivos estilos, sus ideas, su forma de argumentar. A algunos los podemos encontrar detestables, demag¨®gicos y a menudo errados, pero lo que en ning¨²n caso cabe decir es que no hayan estado ¡°comprometidos¡±. Que no hayamos alertado, cuando suced¨ªan, de los abusos de las constructoras y de los alcaldes, de la especulaci¨®n inmobiliaria y la destrucci¨®n del pa¨ªs, de la megaloman¨ªa de las comunidades aut¨®nomas, del despilfarro sin rendici¨®n de cuentas, de la corrupci¨®n, del deterioro de la pol¨ªtica. No puedo tener memoria de lo que cada uno ha escrito como la puedo tener de lo m¨ªo, pido disculpas por poner un ejemplo que me concierne: pero, en 2010, publiqu¨¦ una recopilaci¨®n de ochenta y cuatro art¨ªculos de ¨ªndole pol¨ªtica y social (compuestos entre 1985 y 2009) titulada Los villanos de la naci¨®n, y ese t¨ªtulo era el de una pieza en la que calificaba de tales justamente a los constructores, a los alcaldes y a los consejeros auton¨®micos. ?S¨®lo ha existido ¡°El Roto, como una isla en la que aparec¨ªa, un d¨ªa tras otro, ladrillo, corrupci¨®n e injusticia¡±, seg¨²n asegura Mu?oz Molina?
Como si no hubiera en Espa?a demasiadas cosas que est¨¢n mal, tendemos a decir que lo est¨¢ todo, incluso lo que est¨¢ bien. En las encuestas sobre la confianza que inspiran o la aprobaci¨®n que merecen los distintos colectivos e instituciones, ¡°los intelectuales¡±, cuando figuran (no siempre), obtienen bastante alta consideraci¨®n. Otra cosa no, pero aqu¨ª la mayor¨ªa no estamos callados, por fortuna, aunque no siempre argumentemos con brillantez. Cada uno hace lo que puede, pero al menos valor no ha faltado. Ni falta ahora, cuando, con el actual Gobierno, los cr¨ªticos nos exponemos cada vez m¨¢s a represalias oficiales y a infundios e inquinas de sus secuaces period¨ªsticos. A la actriz Maribel Verd¨² le han ca¨ªdo chuzos de punta ¨Cincluidas portadas de diarios nacionales¨C por condenar los desahucios en la gala de los Goya, como el 90% de la poblaci¨®n, s¨®lo que sin gala. Lo mismo a Candela Pe?a y a otros del gremio. Cuando hace meses rechac¨¦ el Premio de Narrativa del Ministerio de Cultura, pese a dejar bien claro que mi postura habr¨ªa sido la misma de haber gobernado el PSOE, otro de esos diarios nacionales ¨Cen el sentido de ahora y en el de 1936¨C me dedic¨® nada menos que tres art¨ªculos tirando a afrentosos. Tambi¨¦n a Mu?oz Molina le han llovido a veces injurias, de diarios de esos o no. Le rogar¨ªa que mirara un poco mejor la hemeroteca, quiz¨¢ ver¨ªa que sus ¡°colegas¡± no lo hemos hecho tan mal ni hemos perdido del todo ¡°el esp¨ªritu cr¨ªtico¡± en los a?os de la distracci¨®n.
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