Princesas de quince a?os
Francisco Olsina, soci¨®logo y acad¨¦mico de la Facultad de Ciencias Pol¨ªticas y Sociales de la UNAM, explica que los quince a?os ¡°marcan un antes y un despu¨¦s en las mujeres que tiene que ver con la forma en que los otros la miran a una. Para muchas supone el poder decir que tienen novio, por ejemplo¡±.
¡°Yo no pude festejar mis quince a?os porque en mi casa no hab¨ªa plata¡±, asegura la madre de Ana. ¡°Por eso yo le insist¨ª mucho a ella en que s¨ª lo hiciese¡±. Con toda una industria montada ya en torno a esta celebraci¨®n, el costo total de una fiesta, -sin incluir el vestido, similar en dise?o a un traje de princesa Disney de colores muy variados- puede oscilar entre los 15.000 y los 100.000 pesos (entre 1.000 y 6.000 euros), aunque en las clases sociales m¨¢s altas las cifras se disparan.
En una tienda de la Avenida Insurgentes, una arteria que cruza la Ciudad de M¨¦xico de norte a sur, los precios de los vestidos a la venta van desde los 8.000 a los 9.500 (500-600 euros). ¡°Puedes llegar a encontrar uno m¨¢s modesto por 5.000¡±, se?ala un mexicano criado entre dos hermanas. En un pa¨ªs como este, donde el salario m¨ªnimo ronda los 4 euros diarios, semejante despliegue de recursos no est¨¢ al alcance de todos los bolsillos. ¡°Muchas familias se endeudan para poder pagar la celebraci¨®n¡±, a?ade Olsina. ¡°No es solo importante el festejarlo sino el modo en que se hace: el elegir un sal¨®n u otro, el tipo de vestido, su color¡ Todo ello tiene una connotaci¨®n seg¨²n el grupo social al que se pertenezca. Se trata de una manifestaci¨®n p¨²blica ya no solo de la edad, sino del momento econ¨®mico, social y cultural en el que se llega a esa edad¡±.
Desde hace algunos a?os no es extra?o ver c¨®mo las j¨®venes se pasean con sus amigas por la ciudad en limusinas alquiladas para la ocasi¨®n. Tambi¨¦n se permite el brindis y la celebraci¨®n puede durar hasta el amanecer. Sin embargo, pese a ser una fiesta en la que la joven da un paso hacia su vida adulta, en todo momento est¨¢ arropada por la familia. El padre de la cumplea?era es el encargado de bailar con ella el primer vals y despu¨¦s de ¨¦l lo hacen los chambelanes. Durante la celebraci¨®n (que puede incluir una ceremonia religiosa o no) la muchacha cambia sus zapatos planos por unos de tac¨®n y recibe como regalo el que se supone que ser¨¢ ¡°su ¨²ltimo peluche¡±.
La antrop¨®loga Marta Lamas considera que el ritual de lafiesta, desde hace medio siglo, se ha ido localizando en sectores populares: ¡°La clase media ha ido sustituy¨¦ndola por el viaje a Europa o, en algunos casos, por la operaci¨®n de mamas o implantes de trasero¡±.
Gina, una joven mexicana de 29 a?os, recuerda que cuando le toc¨® a ella permiti¨® que sus padres organizasen una peque?a celebraci¨®n a cambio de un trato: ¡°Yo quer¨ªa un viaje, pero por convenci¨®n social y compromisos de mis pap¨¢s, tuve que aceptar hacer una misa y un desayuno familiar con algunos amigos. No hubo baile ni nada de eso y el traje fue m¨¢s sencillo que los tradicionales. La fiesta, el vestido y todo eso se me hac¨ªa rid¨ªculo. Yo quer¨ªa mi viaje a Orlando¡±. Antonio, hermano hace a?os de una quincea?era tambi¨¦n sucumbi¨® a la presi¨®n familiar para hacer de chambel¨¢n de la peque?a. ¡°Yo no quer¨ªa tener nada que ver con eso, pero casi me vi obligado¡±, reconoce ahora en un bar del barrio de la Condesa, en el Distrito Federal.
Como todo, con los a?os, la percepci¨®n de esta fiesta ha ido cambiando y no se trata ya de un evento que agrade a todas las mujeres. Francisco Olsina reconoce que la celebraci¨®n de los quince a?os se identifica con ¡°s¨ªmbolos que cre¨ªamos superados: la mujer como objeto, la mujer como princesa o el hombre que cuida de ella¡±. Sin embargo, el soci¨®logo cree que en la mayor¨ªa de los casos ¡°el evento justifica la simbolog¨ªa, porque es una fiesta, la gente se divierte y todo en ella es positivo¡±.
Una muestra de la popularidad que a¨²n tiene este acto es que el propio Gobierno del Distrito Federal, gobernado por el PRD, una formaci¨®n pol¨ªtica de izquierdas, celebra una vez al a?o una fiesta oficial con alrededor de 400 quincea?eras de la capital. Ese d¨ªa las muchachas son llevadas a un almuerzo en el Palacio del Ayuntamiento, posan en varias sesiones fotogr¨¢ficas a lo largo de la jornada y acaban bailando un vals en el Auditorio Nacional.
Fotos: vestidos en una tienda de la Avenida Insurgentes, en Ciudad de M¨¦xico. / P.CH.
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