Los europeos pobres se quedan sin medicamentos
Ayer particip¨¦ con el equipo de ISGlobal en el seminario del Parlamento Europeo ?Pueden los ciudadanos de la UE costear sus medicamentos?, promovido por el eurodiputado socialista Alejandro Cercas. La pregunta, que hace unos a?os hubiese levantado la ceja esc¨¦ptica de nuestros representantes, ha adquirido una relevancia feroz en el contexto de la crisis y del aparente agotamiento de un modelo de innovaci¨®n y acceso a medicamentos esenciales que excluye a n¨²cleos crecientes de poblaci¨®n.
Mi sesi¨®n, en la que hablaba de la situaci¨®n espa?ola, ha sido una sucesi¨®n de partes de guerra de los pa¨ªses europeos m¨¢s afectados. Nicky Voudouri, de la ONG griega Praksis, se llev¨® la palma describiendo la situaci¨®n dram¨¢tica del sistema de salud en su pa¨ªs, en el que inmigrantes, pensionistas y familias con hijos recurren a la atenci¨®n medica de las ONG de manera sistem¨¢tica. La retirada y el desabastecimiento de medicamentos esenciales, los pagos bajo cuerda a m¨¦dicos de familia y la exclusi¨®n de extranjeros est¨¢n a la orden del d¨ªa. Y yo que me quejaba...
Grecia es la versi¨®n en technicolor de una pel¨ªcula que nos resulta demasiado familiar en Espa?a. Mientras una de cada cuatro familias de nuestro pa¨ªs ha ca¨ªdo en la exclusi¨®n social, la red de seguridad que proporciona el sistema de salud se debilita cada d¨ªa que pasa. Desde el incremento del copago de los tratamientos (del 40% al 50% para rentas superiores a los 18.000 euros) a la deconstrucci¨®n de la atenci¨®n a los dependientes y otros grupos vulnerables o la infame restricci¨®n del acceso a la salud para inmigrantes irregulares, la inseguridad sanitaria se extiende como una mancha de aceite en nuestra sociedad.
Aunque tardaremos alg¨²n tiempo en evaluar adecuadamente las consecuencias de este retroceso, existen buenas razones para empezar a preocuparse: familias de bajos ingresos con enfermos de c¨¢ncer que ven su factura sanitaria triplicada; patrones de nutrici¨®n infantil afectados por la eliminaci¨®n de becas de comedor y el desplome de la renta de sus padres; inmigrantes muriendo de tuberculosis desatendidos; decenas de miles de dependientes y cuidadores literalmente abandonados; profesionales recortados, denigrados y despedidos... En pocas palabras, una sociedad sometida a la retirada de la protecci¨®n sanitaria del Estado, como parece estar ocurriendo en otros pa¨ªses de la UE.
El an¨¢lisis de la situaci¨®n espa?ola y lo que he escuchado en esta reuni¨®n sobre el resto del continente me sugieren algunas reflexiones que comparto con ustedes, sufridos lectores:
- Es muy dif¨ªcil evaluar la pertinencia de las reformas cuando estas se producen en ausencia de un debate p¨²blico informado y basado en datos. La completa ocultaci¨®n o distorsi¨®n de las cifras que justificaron la exclusi¨®n sanitaria de los inmigrantes, por ejemplo, es un asunto inquietante. El Gobierno multiplic¨® por cinco las cifras reales de trabajadores extracomunitarios en situaci¨®n irregular, omiti¨® cualquier estimaci¨®n del coste de sobrecargar las urgencias e ignor¨® el riesgo sanitario de las enfermedades infecciosas fuera de control.
- Las medidas que se est¨¢n introduciendo en nuestros pa¨ªses suponen un v¨ªa de agua en el contrato social que sostiene el sistema europeo de protecci¨®n sanitaria. Si los inmigrantes fueron excluidos como parte de un programa de reducci¨®n del 'fraude' (es decir, beneficiarse de un sistema de salud por el que solo pagan parcialmente), ?cu¨¢ntos a?os de crisis tardaremos en extender esa l¨®gica a los discapacitados totales o las amas de casa que nunca cotizaron? Transitamos a zancadas de un sistema de derechos a un sistema de seguros.
- Para alguien que ha estado expuesto a los debates sobre acceso a medicamentos y tratamientos en pa¨ªses como Bolivia o Mozambique, las diferencias con lo que se discute hoy en Europa son una mera cuesti¨®n de calibre. En ¨²ltimo t¨¦rmino, se trata de las mismas variables de transparencia, equidad e innovaci¨®n que se discutir¨¢n la pr¨®xima semana en Ginebra con motivo de un posible Tratado de Investigaci¨®n y Desarrollo de medicamentos en el ¨¢mbito global. Cuando Europa defina su posici¨®n en este asunto deber¨ªa recordar que son sus propios intereses los que est¨¢n en juego, adem¨¢s de los de los pa¨ªses pobres.
Lamento no ser m¨¢s optimista. Las intervenciones de muchos de los asistentes a la reuni¨®n dejaron un regusto amargo con respecto a las instituciones europeas. Cada uno de nosotros -griegos, espa?oles, portugueses, italianos- se desayuna semana tras semana con la pen¨²ltima ocurrencia de la la Comisi¨®n en materia de contratos laborales, reducci¨®n del d¨¦ficit o flexibilizaci¨®n financiera. Pero en ning¨²n momento hemos percibido su aliento en el cogote cuando se trata de garantizar el derecho a la salud al que nos hemos conjurado como Uni¨®n Europea. Eso es lo que reclaman los organizadores del seminario, como TACD, The European Public Health Alliance o Health Action International. Un¨¢monos a ellos para poner freno a esta sucesi¨®n de desatinos.
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