Secuestro de datos
La Generalitat manipula su d¨¦ficit fiscal al ofrecer datos parciales, y el Gobierno, al no dar ninguno.
El cansino y vociferante pulso entre los enfoques territoriales extremistas, centr¨ªpetos y centr¨ªfugos, entre el s¨ªndrome centralista y la afici¨®n secesionista, ahoga cualquier discusi¨®n racional y razonable sobre los asuntos auton¨®micos. Al apelar a los elementos m¨¢s sentimentales de las distintas identidades colectivas, este pulso perjudica a los ciudadanos, rehenes de los respectivos niveles de gobernanza. Y si adem¨¢s menudean las ofensas o el secuestro de datos econ¨®micos, el resultado es inaceptable.
Sucedi¨® ya en el primer envite de la discusi¨®n sobre el reparto asim¨¦trico de los m¨¢rgenes del d¨¦ficit p¨²blico entre comunidades, dificultando un debate que debe realizarse sobre criterios econ¨®micos objetivables. Algunos l¨ªderes de comunidades subvencionadas, por la UE y por las comunidades contribuyentes netas, formularon prejuicios catalanof¨®bicos, basados en supuestos ¡°privilegios¡± que el Gobierno estar¨ªa concediendo al independentismo, o poniendo como ejemplo su propia ejecutoria, exhibida como m¨¢s brillante, sobre todo si se olvidan las transferencias recibidas de quienes son objeto de sus cr¨ªticas.
Algunos todav¨ªa no han entendido que la asimetr¨ªa buscada con raz¨®n por el Gobierno de Mariano Rajoy es la traducci¨®n interna de la asimetr¨ªa existente en la UE: no de objetivo (al final todos tendr¨¢n el mismo d¨¦ficit), sino de recorrido. Quien necesita un calendario m¨¢s amplio en esta fase, para llegar a cumplir, es quien est¨¢ m¨¢s lejos del objetivo. No es Finlandia ni Luxemburgo, ni Madrid ni Extremadura, que ya cumplen.
Editoriales anteriores
Desde un enfoque inverso, pero igualmente perverso, para mejorar su posici¨®n negociadora en esta pol¨¦mica, la Generalitat de Catalu?a acaba de ofrecer unos resultados manipulados de la balanza fiscal, ahora sobre 2010: el saldo entre la aportaci¨®n de Catalu?a al conjunto y las transferencias e inversiones recibidas. Lo ha cifrado en 16.543 millones, el 8,5% del PIB catal¨¢n, equivalente a los 16.409 de 2009. Una cifra tan abultada ya ha recidivado las ruidosas protestas sobre el presunto ¡°expolio fiscal¡± a que estar¨ªan sometidos los catalanes.
La presentaci¨®n de esta balanza es una farsa. Solo ofrece los datos de dos sistemas, en lugar de los seis cient¨ªficamente utilizables ¡ªy que se usaron en ¨¦poca de Pedro Solbes para confeccionar las balanzas sobre 2005¡ª, que dar¨ªan un promedio de d¨¦ficit en torno al 5%, en vez del 8,5%. Y lo hace con la falaz excusa de que los datos secuestrados son ¡°irrelevantes¡±. ?Qui¨¦nes son Artur Mas y sus consejeros para juzgar lo que los catalanes, y todos los espa?oles, consideran relevante? ?Y para impedirles el acceso a esos datos? Claro que antes de este secuestro se ha producido otro m¨¢s completo: la negativa del Gobierno a publicar todas las balanzas fiscales, bajo el m¨¦todo de consenso acad¨¦mico con que se elaboraron tiempo atr¨¢s. Es una doble falta de transparencia que duplica la opacidad.
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