La recesi¨®n no cede
La profundidad de la crisis desborda de nuevo las esperanzas de una pronta reactivaci¨®n
Ser¨ªa enga?oso entender la tasa de crecimiento del primer trimestre de 2013 como la confirmaci¨®n de una mejora significativa de la econom¨ªa espa?ola. Es cierto que tras una contracci¨®n trimestral del 0,8% en los ¨²ltimos tres meses de 2012, una del 0,5% representa un avance. Pero este periodo recesivo no va a desaparecer as¨ª como as¨ª. La evoluci¨®n de los tres primeros meses implica dos evoluciones probables delicadas a corto plazo. La primera es que ya es pr¨¢cticamente imposible que se cumpla la predicci¨®n de PIB del Gobierno (-1,3%). Para que eso sucediera, durante los tres trimestres restantes al menos dos deber¨ªan registrar una tasa cero de crecimiento; y el tercero tendr¨ªa que presentar un crecimiento positivo. La probabilidad de que eso suceda es baja.
De hecho, un c¨¢lculo prudente indica que el cierre del PIB este a?o estar¨¢ en torno al -1,6%. La cuesti¨®n es si, al menos, Espa?a ha acabado de tocar fondo y a partir de este momento se volver¨¢ paulatinamente a una senda de crecimiento, bajo primero y moderado despu¨¦s. En t¨¦rminos de probabilidad, es dif¨ªcil que la evoluci¨®n l¨®gica de la econom¨ªa durante 2014 alcance ese 0,5% de crecimiento que defiende el Gobierno. Casi todos los factores que influyen en la evoluci¨®n del PIB son negativos, incluidos los de comercio exterior, un distante clavo ardiendo al que quiso agarrarse el Gobierno durante los ¨²ltimos meses de 2012 y los primeros de este a?o.
Pero lo m¨¢s doloroso de los n¨²meros de Contabilidad Nacional importante hay que buscarlo en las proyecciones del mercado laboral. Si se confirma para este a?o una contracci¨®n del PIB en torno al 1,6%, eso implicar¨ªa un descenso aproximado del empleo del 4%. M¨¢s paro, m¨¢s costes para el erario p¨²blico y una presi¨®n acentuada para proceder a nuevos recortes sociales.
?ditoriales anteriores
El dato de Contabilidad Nacional del primer trimestre indica, por supuesto, que estamos tres meses m¨¢s cerca del final de la recesi¨®n; pero no despeja las dudas sobre cu¨¢ndo se producir¨¢ este final con cierta precisi¨®n. Tampoco aclara la eficacia de las medidas adoptadas por el Gobierno que, por cierto, deber¨ªan ser evaluadas peri¨®dicamente para comprobar su grado de acierto. En todo caso, la persistencia tenaz de la recesi¨®n y, sobre todo, los costes que acarrea, es un nuevo motivo para contrastar la pol¨ªtica econ¨®mica con la realidad.
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