El acuerdo fundamental
Las dos grandes formaciones tienen que reconstruir sus discursos y permitir la democratizaci¨®n interna. De Rajoy y Rubalcaba necesitamos altura de miras y que sean exigentes con ellos mismos y con sus partidos
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En la rueda de prensa del 26 de abril, el Gobierno comunic¨® que al acabar la legislatura todo estar¨¢ peor que al empezar, la deuda p¨²blica por las nubes y que se rend¨ªa ante el paro. Flota la idea de que el bipartidismo acaba. ?C¨®mo hemos llegado aqu¨ª? F¨¢cil: Gobierno y PSOE est¨¢n sin estrategia. El problema no es de acuerdos, sino de proyectos y de abrir la renovaci¨®n.
En 2008, Rajoy bloque¨® el PP, nombr¨® a alguien sin experiencia en la vida partidaria como secretaria general para tapar a Aguirre y utiliz¨® el arsenal habitual para esterilizar los partidos espa?oles: congresos cada cuatro a?os, masificaci¨®n de la Junta Directiva Nacional, etc¨¦tera. Esper¨® a que la crisis destruyera al PSOE. Present¨® un programa vago y un lema, ¡°cambio¡±, que se limitaba a ¡°cambiar de Gobierno¡±. Un plan de renovaci¨®n del pa¨ªs hubiera revelado m¨¢s ambici¨®n. Al acceder al Gobierno tom¨® decisiones que bloquearon el binomio Gobierno-partido. En el PP mantuvo a la secretaria general a tiempo parcial, sus improvisaciones, la gesti¨®n del tema B¨¢rcenas-G¨¹rtel y el debilitamiento del partido son las consecuencias. De G¨¦nova surgieron portavoces que no consiguen enhebrar un discurso. Si Rajoy y Guindos hubieran conocido la respuesta de Fuentes Quintana a Su¨¢rez en 1977: ¡°No se dirige la pol¨ªtica econ¨®mica desde el Ministerio de Comercio, sino desde la Vicepresidencia¡±, no hubiera ocurrido que Guindos sea meramente ministro de Comercio y viajante a Bruselas, que Rajoy presida la Comisi¨®n Delegada de Asuntos Econ¨®micos, y que nadie dirija la pol¨ªtica econ¨®mica. Tras el nombramiento, el s¨¢bado, de la vicepresidenta como vicepresidenta de la Comisi¨®n Delegada de Asuntos Econ¨®micos (CDAE), la posici¨®n de los ministros del ramo es a¨²n m¨¢s precaria.
Con los resortes gripados, Rajoy emprendi¨® un proyecto arriesgad¨ªsimo: recuperar la competitividad de la econom¨ªa espa?ola reduciendo las retribuciones, confiando en que al final de la legislatura ¡°repunte¡± y ¡°la gente¡± se lo agradezca. A?o y medio despu¨¦s, la opini¨®n p¨²blica percibe que las ¨²nicas reformas emprendidas son la laboral, con los resultados conocidos; la subida de impuestos, sin reducir el fraude fiscal; y volcar monta?as de dinero (de deuda) para sanear los bancos (mejor ignorar las fortunas salvadas o amasadas con tal operaci¨®n). El d¨¦ficit p¨²blico sigue descontrolado, sigue sin reformar las Administraciones, la ley de educaci¨®n est¨¢ empantanada, los ministros le meten en todos los l¨ªos imaginables. Es verdad que Espa?a exporta m¨¢s, pero es insuficiente para tirar de la econom¨ªa. Las clases medias est¨¢n atemorizadas, contrayendo el consumo. Y sin consumo interno no hay reactivaci¨®n. As¨ª, no habr¨¢ recuperaci¨®n pol¨ªticamente ¨²til al PP antes de acabar la legislatura, no habr¨¢ crecimientos significativos del consumo y del empleo, y el empleo que se cree estar¨¢ peor retribuido y con peores condiciones que antes, as¨ª que nadie se lo agradecer¨¢. Cada d¨ªa el Gobierno se pelea con la realidad enfatizando indicadores min¨²sculos para probar una recuperaci¨®n que nadie percibe, erosionando su credibilidad.
El PP no salvar¨¢ esta legislatura por la econom¨ªa; puede hacerlo si renueva la pol¨ªtica
Este camino llevar¨¢ a una derrota al PP y a infligir da?os duraderos a la sociedad espa?ola. ?Qu¨¦ hacer? Hay dos caminos: sostenerse en pactos o rehacer su proyecto y construir un discurso. Dejemos los acuerdos para el final. Veamos la segunda idea, concentrar las fuerzas que le quedan en pocos objetivos. Ante todo, ordenar su sistema de toma de decisiones en el Gobierno y el partido. Despu¨¦s, me atrevo a sugerir tres objetivos:
1. Hacer m¨¢s eficaz la econom¨ªa, pero no reduciendo salarios, sino repartiendo los costes de la crisis (la UE y la Comisi¨®n de la Competencia han se?alado sectores que explotan a los consumidores, una reforma fiscal seria, etc¨¦tera) y afrontando la gran reforma pendiente, ante la que han retrocedido todos los Gobiernos: reducir las cotizaciones sociales, el impuesto sobre el empleo que financia la Seguridad Social (30% del sueldo), encontrando v¨ªas de financiaci¨®n alternativas para la SS, como en otros pa¨ªses.
2. Imposible reducir el d¨¦ficit p¨²blico sin reformar las Administraciones: el Gobierno, o se pone en? serio a eliminar organismos o tendr¨¢ que pedir a los funcionarios un sacrificio salarial que no quiere, o seguir¨¢ estrujando la econom¨ªa productiva con impuestos y cotizaciones sociales o seguir¨¢ creciendo la deuda. Son f¨¢ciles los dos ¨²ltimos.
3. Renovaci¨®n institucional: reducir el n¨²mero de pol¨ªticos y Ayuntamientos, clarificar sus retribuciones (sin trampas), regular los partidos con una ley de partidos, y lo que les rodea: forma de elecci¨®n del Tribunal Constitucional, del CGPJ, estatuto de la ¡°funci¨®n pol¨ªtica¡±, etc¨¦tera. En suma, transmitir que los ciudadanos no han sido abandonados a su suerte y que la pol¨ªtica es consciente de que se sali¨® de sus ra¨ªles. El PP no salvar¨¢ esta legislatura por la econom¨ªa, puede hacerlo por la pol¨ªtica. Renovarla ser¨ªa una enorme contribuci¨®n que los ciudadanos le agradecer¨ªan.
A veces el partido de la oposici¨®n es parte del problema, les pas¨® al SPD, CDU, SFIO-PSF, a los dem¨®cratas, los republicanos, los laboristas, al PP, y ahora al PSOE. Blair, Brandt, Mitterrand, Kohl, Clinton, Reagan o Aznar reformaron sus partidos y ganaron las elecciones. Cuando sucede esto, el l¨ªder renovador tiene que combatir los viejos saurios internos, reformar su organizaci¨®n, actualizar el discurso y alumbrar una nueva generaci¨®n de dirigentes; es algo fratricida, despiadado, imprescindible. Y al acabar, la opini¨®n p¨²blica se pondr¨¢ de su parte porque renovar la oposici¨®n se ver¨¢ como demostraci¨®n de que puede solucionar los problemas del pa¨ªs. De la pugna saldr¨¢n nuevos dirigentes endurecidos, inteligentes, con ganas de ganar, que le agradecer¨¢n dejarles emerger, y construir¨¢n un proyecto renovado para la pr¨®xima legislatura. Esto es dif¨ªcil, la tentaci¨®n es recostarse sobre el Gobierno buscando un pacto que se pueda vestir como responsabilidad.
La tentaci¨®n de la oposici¨®n es recostarse sobre el Gobierno buscando un pacto
La ra¨ªz de lo que pasa en la pol¨ªtica espa?ola est¨¢ bajo tierra, en lo que no se ve. ¡°El partido¡± es un problema para el Gobierno-PP y ¡°el problema¡± del PSOE. Las dos maquinarias est¨¢n bloqueadas. Por eso es urgente una ley de partidos con los pesos y contrapesos internos necesarios para mantener una tensi¨®n creativa dentro de ellos. ?Qui¨¦n en los partidos apoyar¨ªa su reforma? Las c¨²pulas no, pero vean estos ejemplos, que se repiten en toda Espa?a. Los concejales del PP en Madrid viven sin aliento, malician que Botella se ir¨¢, y que cada uno tendr¨¢ que colocarse con un nuevo candidato que traer¨¢ su gente: ?qu¨¦ hacer?, ?a qui¨¦n arrimarse? En el PSOE madrile?o se saben ante otra batalla Tom¨¢s G¨®mez-Ferraz, ?a qui¨¦n apoyar?, hace tres a?os cayeron de la lista casi 20 diputados auton¨®micos por apoyar a la perdedora. Quien no ha vivido en un partido no sabe el sinvivir que son estos espasmos, e infravalora lo que influyen en la pol¨ªtica. Los cuadros de los partidos saben que si debieran sus cargos a sus votantes y no a los dirigentes podr¨ªan decir lo que callan porque no se puede criticar a quien hace la lista, y podr¨ªan defender o ganar sus puestos frente a los errores de sus direcciones.
Con esos pesos y contrapesos no estar¨ªamos, seguramente, en esta quiebra estrat¨¦gica de los dos grandes partidos, porque la democracia interna sirve para sanear paulatinamente las organizaciones partidarias. Necesitamos de Rajoy y Rubalcaba altura de miras, que sean exigentes consigo mismos y sus partidos. El Gobierno debe rehacer un gui¨®n viable con las fuerzas que le quedan y su mayor¨ªa parlamentaria, buscando acuerdos puntuales. La oposici¨®n debe renovarse. Ambos deben permitir que sus partidos se democraticen, que haya competencia interna, que los cargos se cubran por elecci¨®n y no por cooptaci¨®n, lo que permitir¨¢ desinfectar la corrupci¨®n rampante que destruye su credibilidad. Ese es el acuerdo fundamental a que deben llegar. Esta situaci¨®n, en esta legislatura o en la pr¨®xima, no debe desembocar en un Gobierno, o en ¡°amplios acuerdos¡±, entre el PP y el PSOE que encubra a dos boxeadores groguis sosteni¨¦ndose en mitad del ring, esa es la tentaci¨®n de ambos ya que permitir¨ªa postergar las decisiones, a ver si mientras ¡°la cosa¡± mejora. Esto acabar¨ªa con los dos grandes partidos, y abocar¨ªa al pa¨ªs a medio plazo a arrojarse a aventuras. La historia va demasiado deprisa para perder el tiempo o hacer experimentos con nosotros mismos.
Jos¨¦ Antonio G¨®mez Y¨¢?ez es analista pol¨ªtico, cofundador de IUSpain. Universidad Carlos III.
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