La familia Adams
Tras el retiro del futbolista, se cumplen los vaticinios: Victoria fagocita a Beckham La excantante y dise?adora ha hecho de s¨ª misma una boyante y reconocida empresa ?l ha asimilado sus lecciones reduciendo su papel a simple herramienta de 'marketing'
Cuando los historiadores contemplen la ¨¦poca en la que vivimos de aqu¨ª a 100 o 500 a?os, es probable que no sea la crisis econ¨®mica lo que m¨¢s les llame la atenci¨®n. De mayor inter¨¦s ser¨¢ la transformaci¨®n en la relaci¨®n de poder entre los hombres y las mujeres. Ver¨¢n el fin del siglo XX y el comienzo del XXI como una era revolucionaria en la que, tras decenas de miles de a?os de evoluci¨®n humana, se empez¨® a invertir el statu quo y las mujeres comenzaron a asumir un papel m¨¢s dominante en ¨¢reas de la vida como la pol¨ªtica y la econom¨ªa que siempre hab¨ªan sido territorio hegem¨®nico masculino.
Como ejemplos tomar¨¢n a la ex primera ministra brit¨¢nica Margaret Thatcher, a la canciller alemana Angela Merkel, a la jefa del Fondo Monetario Internacional Christine Lagarde, a la posible futura presidenta de Estados Unidos Hillary Clinton, a Michelle Bachelet en Chile y a Cristina Kirchner en Argentina, y al creciente n¨²mero de mujeres que van tomando las riendas de grandes empresas multinacionales, hasta el punto de que cuando ocurre, ya casi ha dejado de ser noticia. El mejor ejemplo de todos, o al menos el que ofrecer¨ªa al historiador la posibilidad de escribir un texto de f¨¢cil digesti¨®n para el gran p¨²blico, lo ofrecen Victoria Beckham y su marido, David.
?l interpreta el estereotipo antiguo de la rubia; ella, el del triunfador
Hace solo 50 a?os, la estereot¨ªpica relaci¨®n entre un hombre y una mujer no se diferenciaba fundamentalmente de la que se conoc¨ªa en el siglo XIX o, incluso, en la ¨¦poca de los griegos y los romanos. Se resum¨ªa el estereotipo cultural (piensen en Mad men) en el hombre fuerte, triunfador, y la rubia que decoraba su casa y adornaba su entorno social. Hoy, David Beckham interpreta en la vida real el antiguo papel de la rubia; Victoria Adams, el del antiguo triunfador. Si las tendencias que hoy se vislumbran se consolidan ¡ªun dato clave es el mayor porcentaje de mujeres que hombres en Espa?a y en el resto de Occidente que estudian en la Universidad¡ª, este ser¨¢ el modelo de la sociedad del futuro.
Empecemos por las meras apariencias. David es m¨¢s guapo, m¨¢s bello que Victoria. Ella tendr¨¢ su estilo, pero a quien la naturaleza ha dotado para lucir como modelo, en este caso m¨¢s bien de ropa interior, es a ¨¦l. Victoria es el cerebro de la pareja; David, el cuerpo. ?l es el que va al gimnasio, es el atleta con un cierto don para el f¨²tbol, deporte del que se acaba de retirar; ella es la emprendedora que ha tenido la astucia de sacar el m¨¢ximo provecho comercial de sus no siempre brillantes habilidades naturales, sean estas en el mundo de la m¨²sica o de la moda. Y su carrera apenas est¨¢ arrancando.
Desde sus comienzos en el grupo Spice Girls, ella ten¨ªa muy claro que no sab¨ªa cantar (siempre se ha re¨ªdo de s¨ª misma en p¨²blico por su poca aptitud para ello) y que, ante todo, el ¨¦xito de las cinco chicas se deb¨ªa a una brillante campa?a de marketing. Casarse con David en 1999 fue, no hay raz¨®n para dudarlo, una opci¨®n en la que el amor fue determinante, pero tampoco le vino nada mal asociarse con un icono mundial para poder seguir promocion¨¢ndose despu¨¦s de su inevitablemente fugaz carrera musical.
Mientras Victoria se consagra a construir su imperio, ¨¦l recibe clases de cocina
Hoy es una superwoman. A menos de un a?o de cumplir los 40, tiene cuatro hijos y un negocio global en plena expansi¨®n. Mientras la carrera futbol¨ªstica de David se ha ido diluyendo, jugando en la Liga menor de EE UU con Los Angeles Galaxy y, finalmente, como mu?eco de lujo en el Paris Saint Germain, la de su mujer ha despegado. Se habla de que ¨¦l ahora podr¨ªa poner el dinero para lanzar un nuevo equipo de f¨²tbol en Miami, pero el que conducir¨ªa el negocio ser¨ªa otro. Victoria es la jefa ejecutiva del suyo. Por mucho que se haya especulado que no se hace cargo de dise?ar las colecciones que comercializa bajo su nombre (esta semana, su mentor, el dise?ador Roland Mouret, ha salido al paso negando los persistentes rumores de que trabaja en la sombra para ella), Victoria ha dicho: ¡°No soy solo una celebrity que aporta su nombre. Me encanta estar involucrada en todo el proceso¡±.
O sea, su marido, pero al rev¨¦s. Lo que ¨¦l tiene por delante como carrera ahora es, precisamente, aportar su nombre, ser el maniqu¨ª, el t¨ªtere de aquellos que gestionan los procesos. O, lo que es lo mismo, pero utilizando palabras menos hirientes, ejercer de ¡°embajador¡±. La Liga de f¨²tbol china lo ha contratado como ¡°embajador¡±; Sky Television, propiedad de Rupert Murdoch, ha hecho lo propio. Tambi¨¦n la empresa de supermercados brit¨¢nica Sainsbury¡¯s, que contempla entrar en el mundo del deporte como patrocinador. Es decir, concluida su carrera futbol¨ªstica, Beckham se ve reducido puramente a una herramienta de marketing. Un rol que ha ido aprendiendo a asumir en sus sucesivos contratos con Adidas, H&M, Breitling, Emporio Armani, Mark & Spencer y las gafas Police. Su aparici¨®n el pasado jueves en el front row del desfile masculino de Louis Vuitton permiti¨® al Women¡¯s Wear Daily sugerir que el deportista busca ampliar sus contratos de moda. Ganar¨¢ sus millones como lo ganaban las Spice Girls, bailando al comp¨¢s de tipos m¨¢s listos que ¨¦l.
Victoria ya no es un t¨ªtere. Se ha liberado de Posh ¡ªla Pija¡ª Spice.
Victoria ya no es un t¨ªtere. Ha dado un salto cualitativo desde aquellos tiempos en los que era conocida como Posh ¡ªla Pija¡ª Spice. En 2007 lanz¨® una marca de ropa, DVB, y de gafas de sol. Muchos pensaban que la cosa no iba en serio, que se trataba del capricho de una ni?a rica. Se equivocaron. Hoy la firma Victoria Beckham vende en m¨¢s de 60 pa¨ªses. Tambi¨¦n tiene una l¨ªnea de perfumes, Intimately Beckham. Los grandes nombres de la moda, lejos de desde?arla, han celebrado sus logros. Su foto ha aparecido en la portada de la revista Vogue en Reino Unido, Rusia e India, y ha recibido varios premios importantes; el m¨¢s notable, en 2011, cuando fue nombrada dise?adora del a?o en los British Fashion Awards. Contaba entre sus rivales a Tom Ford, Stella McCartney y la marca Burberry.
El secreto de su ¨¦xito, ha dicho, es que tiene un buen feeling por los gustos de la gente normal, porque ese es el mundo del que ella provino, y que trabaja como una loca. Sus cuatro hijos tienen entre casi 2 y 14 a?os, y ella insiste en que cumple plenamente con sus obligaciones como madre, prepar¨¢ndoles para el colegio por las ma?anas y ayud¨¢ndoles con sus deberes. De lo que no hay duda es de que, a la hora de prepararles para un examen de gram¨¢tica, Victoria es m¨¢s ¨²til que su marido. Prueba de ello son sus apariciones juntos en televisi¨®n. Ella era la vivaz, la lista, la de la chispa. ?l aportaba poco a la conversaci¨®n y se sent¨ªa claramente m¨¢s c¨®modo cuando ella hablaba, ri¨¦ndose t¨ªmidamente de sus frecuentes gracias.
Pese a que David ya no adornar¨¢ m¨¢s los campos de f¨²tbol, se ha de suponer que durante un buen tiempo los dos seguir¨¢n en el escenario p¨²blico, perseguidos por los paparazis y las revistas del coraz¨®n. Pero la imagen que dar¨¢n ir¨¢ convergiendo m¨¢s con las nuevas tendencias en la relaci¨®n mujer-hombre, uno de cuyos s¨ªntomas m¨¢s recientes se detecta en las teleseries europeas y norteamericanas, tanto las policiacas como las comedias. En el fiel espejo social que es la ficci¨®n televisiva, vemos con creciente frecuencia retratos de mujeres dominantes cuyas parejas masculinas interpretan el papel de bobos confusos, medio perdidos en relaciones de g¨¦nero para cuyas nuevas reglas el ADN cultural de la especie no les ha preparado.
Esto no quiere decir que en la intimidad Victoria y David Beckham no gocen de una relaci¨®n de igualdad y respeto mutuo. De eso no sabemos nada. Aunque ser¨¢ interesante observar en los pr¨®ximos a?os c¨®mo el futbolista jubilado se acopla al papel de consorte guaperas y qu¨¦ impacto tendr¨¢ eso sobre la relaci¨®n. Mientras tanto, la imagen p¨²blica que los dos ofrecen hoy refleja, como buenos iconos de la modernidad que siempre han pretendido ser, la revoluci¨®n paulatina que estamos viviendo. Hanna Rosin, una autora estadounidense, la ha descrito en su libro The end of men, en el que compara la ca¨ªda del totalitarismo masculino con la del sistema comunista en Rusia.
En este momento en el que David Beckham se retira, Victoria despega
¡°La econom¨ªa moderna se est¨¢ convirtiendo en un lugar en el que las mujeres poseen las mejores cartas¡±, dice Rosin. ¡°Las mujeres son pl¨¢sticas y adaptables; los hombres son cart¨®n¡±. Rosin explica que la econom¨ªa posindustrial es indiferente al tama?o y la fuerza f¨ªsica, que los atributos necesarios para triunfar en los tiempos que corren son la inteligencia social, la comunicaci¨®n y la capacidad de concentraci¨®n, que seg¨²n ella no son terrenos en los que los hombres destacan. ¡°M¨¢s bien¡±, sugiere, ¡°podr¨ªa ser al contrario¡±.
No niega la autora, gur¨² del tema en EE UU, que a¨²n hoy existe una brecha importante entre los salarios de hombres y mujeres, o que son ellas las que se ocupan mayoritariamente de cuidar a los ni?os, o que los cargos m¨¢s altos de la sociedad siguen siendo ocupados mayoritariamente por hombres. ¡°Pero teniendo en cuenta las fuerzas que hoy mueven la econom¨ªa, esta situaci¨®n se vive como el ¨²ltimo suspiro de una edad en decadencia¡±.
Eso s¨ª, reconoce Rosin, ser¨¢ una muerte lenta. La revoluci¨®n iniciada en los ¨²ltimos a?os puede que no llegue a su conclusi¨®n, a la derrota final del ancestral patriarcado, hasta dentro de un siglo, dice. Puede incluso que se desv¨ªe en el camino por fuerzas imposibles de prever. Pero hoy por hoy la tendencia est¨¢ clara, el cambio en la relaci¨®n de poder entre hombres y mujeres a lo largo de las ¨²ltimas dos generaciones ha sido dram¨¢tico. Y en este momento en el que David Beckham se retira y Victoria despega, los dos escenifican el cambio mejor que nadie.
Consideren, si lo siguen dudando, este dato. Mientras Victoria se entrega en cuerpo y alma a construir su imperio empresarial, ?a qu¨¦ se dedica David? Seg¨²n public¨® en marzo The Times, a clases de cocina.
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