Josep Carreras: ¡°Quienes tenemos la suerte de haber cumplido, nos sentimos bien¡±
Cuando se cumplen 25 a?os de la Fundaci¨®n Josep Carreras contra la Leucemia, el tenor habla de su lucha contra la enfermedad, de sus primeros pasos en el mundo de?la?¨®pera y sobre el origen del canto En su opini¨®n, son el alma y las emociones
Verano. Ampurd¨¢n. Girona profunda, paisajes de olivo, vi?a, el fantasma de Pl¨¢ con boina, bufanda y pitillo de liar, la tramontana daliniana dormida antes de una cita con Josep Carreras. Como hay tiempo y no s¨¦ muy bien llegar al sitio donde debe celebrarse la entrevista ¨CMas Torrent, un refugio campestre de lujo, mas¨ªa relais & ch?teaux, cercano al lugar donde el cantante reposa en verano¨C, quedo a comer con Javier Cercas, que tambi¨¦n descansa por la zona, para que me gu¨ªe.
Catalu?a, su retiro berlin¨¦s, una conversaci¨®n sobre Chequia y la pereza mental atorrada que tiene y no le deja escribir esa tarde le hacen ofrecerse como ch¨®fer entre las carreteras secundarias y pasar la tarde enganchado a ese gen suyo de curiosidad permanente. ¡°?Puedo quedarme? Nunca he estado en una entrevista¡±.
Confiesa su completa ignorancia musical. Pero quiere ver de cerca al divo y desentra?ar sus comparaciones sobre la inspiraci¨®n entre el canto y la escritura; por ejemplo, saber si la m¨²sica, como dec¨ªa Nietzsche, es alegr¨ªa, conocer la lucha que este tenor l¨²cido, humilde y distante en su divismo, emprendi¨® en su d¨ªa contra la leucemia que se le present¨® sin avisar cuando se encontraba en lo mejor de su trayectoria. No entra Cercas al principio. Luego irrumpe, se descalza y nos acompa?a. Le pido permiso para firmar juntos, pero no me deja. As¨ª que tendr¨¢ que conformarse con estatus de colaborador especial.
Carreras lo recibe encantado. Se ha vestido como un pincel para las fotos, pero luego se quita la corbata, se desabrocha los botones, se apoya en el sof¨¢ orejero y empieza a relatar los sentidos de su vida, la celebrada nostalgia de quien ha triunfado, se ha hundido y ha resurgido de las cenizas propias de su sangre para derrotar en buena medida el tab¨² de la leucemia.
13 de julio de 1987. Le diagnostican leucemia. Ten¨ªa 40 a?os. Visto con distancia, ?fue para bien o para mal? Ya s¨¦ que puede parecer un poco oportunista que diga esto, pero creo que al cabo de estos a?os fue para bien.
?Por qu¨¦? Yo hubiera continuado con una vida muy intensa. Pero el est¨ªmulo extraordinario que ha representado para m¨ª esta fundaci¨®n y para las personas que como yo han sufrido esta enfermedad me ha enriquecido mucho y ha sido para m¨ª una gran compensaci¨®n.
Mi Fundaci¨®n contra la Leucemia ha sido para m¨ª un est¨ªmulo humano"
Habla de est¨ªmulo. ?Qu¨¦ pasa? ?No estaba usted suficientemente estimulado en su carrera? S¨ª, pero de otra forma. Este es un est¨ªmulo humano. El otro era el est¨ªmulo del h¨¦roe rom¨¢ntico con capa y espada en el escenario, pero que la deja luego uno colgada en el camerino.
?Aquel mundo era demasiado cart¨®n piedra? Evidentemente, pero enriquecido con las emociones y sentimientos que los artistas intentamos imprimir.
?Cu¨¢l ha sido el sentido de su vida entonces? ?Ser un gran artista o un impulsor de conciencias? Las dos cosas construyen. Ser un artista, m¨¢s o menos popular, ha sido una ayuda para sensibilizar a las personas sobre qu¨¦ es la leucemia.
La enfermedad le lleg¨® en una etapa en la que la ¨®pera se encontraba en proceso de transformaci¨®n. La etapa de los divos daba paso en el poder a la de los directores de escena por aquellos tiempos. Me da la impresi¨®n de que no era usted el divo para el tiempo que ven¨ªa, con la exposici¨®n, la gran influencia de los medios de comunicaci¨®n. ?Me equivoco? Eso es reflejo de personalidades.
Aunque usted fue uno de Los Tres Tenores, era el menos tenor del tr¨ªo. No se encontraba en su ¨¦poca. Es posible, pero yo he convivido muy bien con lo que la profesi¨®n me ha dado. He sido muy feliz. He tenido una carrera, perm¨ªtame la arrogancia, importante, si tenemos en cuenta d¨®nde y con qui¨¦n he trabajado a lo largo de los a?os, que es lo que cuenta en realidad.
No se lo dec¨ªa como una cr¨ªtica, sino como un halago. Lo suyo era otro tiempo, otro estilo. Veo a los cantantes de hoy tan expuestos, tan fr¨¢giles a la agresividad de su era. Varias carreras importantes se quiebran, es m¨¢s dif¨ªcil en muchos aspectos hacerse un hueco hoy que entonces. En cierto modo, tiene usted raz¨®n. Es el reflejo de unos tiempos que exigen m¨¢s. Hay circunstancias. Tantos factores marginales influyen¡
Tengo nostalgia de momentos extraordinarios. Es volver a vivir"
?Cu¨¢les eran sus prioridades antes de que le diagnosticaran leucemia? Para m¨ª, la vida, mi pasi¨®n, mi dedicaci¨®n total, era el canto.
Cantaba en los grandes escenarios, con los enormes directores, acompa?ado de los mejores de su tiempo¡ Eso cansa. No, no cansa. A m¨ª me reprochaban que no me cog¨ªa vacaciones. C¨®mo iba a descansar si un d¨ªa me llamaba Claudio Abbado y me propon¨ªa una cosa o Riccardo Muti otra. No era la carrera, sino el placer de hacerlo.
Pero agota. ?Sab¨ªa decir que no? No, no, es algo que he ido aprendiendo con los a?os. Mucha gente tampoco sabe, es dif¨ªcil, en lo profesional y en lo privado.
Eso habla bien de usted. ?En qu¨¦ sentido?
Por ambici¨®n, en lo profesional, y por bondad, en lo personal. Me sab¨ªa mal decepcionar a las personas. Desde cantar con alguien hasta cenar con amigos, acabas cediendo. Es la experiencia la que te lleva a decir no para no pagar las consecuencias.
?Cree que ese estr¨¦s influy¨® en la enfermedad? Es dif¨ªcil decir eso. Me limito a pensar que mis c¨¦lulas no funcionaban en el sentido correcto.
?Y ese no saber decir que no, puede que se debiera tambi¨¦n al chico humilde que ve¨ªa su sue?o cumplido y se cre¨ªa obligado a quedar bien? Bueno, a ver, es un tema interesante este. La gente de mi generaci¨®n, volviendo al est¨ªmulo, ten¨ªamos un algo m¨¢s que la posterior. Quer¨ªamos salir de un estrato social, conseguir lo que debido a circunstancias, como la Guerra Civil, entre otras, nuestros abuelos y nuestros padres no hab¨ªan conseguido. Y la forma de lograrlo era la suerte de contar con un talento, luchar de verdad, con determinaci¨®n. Quiz¨¢ las nuevas generaciones sean m¨¢s acomodaticias.
?Qu¨¦ ni?o fue? Feliz, muy feliz. Una familia humilde, pero sin necesidades perentorias. Hab¨ªa un plato en la mesa e ¨ªbamos a la escuela. Mi padre, antes de la guerra, fue maestro de escuela, y despu¨¦s, por circunstancias, no pudo continuar.
?Maestro republicano? Porque la represi¨®n en ese ¨¢mbito fue brutal: o al hoyo o al exilio o¡ O a callarse, es as¨ª. Despu¨¦s trabaj¨® en la Guardia Urbana y mi madre era peluquera.
?Se trasluc¨ªa aquel castigo? Imperaba el silencio, pero yo sab¨ªa que era maestro de escuela. Nac¨ª a finales del 46, hab¨ªan pasado unos a?os, pero ejerc¨ªa conmigo, dentro del tiempo que ten¨ªa, aunque tambi¨¦n hac¨ªa otros trabajos.
?Y la afici¨®n? Mi abuelo materno fue bar¨ªtono aficionado. Hablaba de un d¨ªa que fue al Liceo a ver algo, al teatro T¨ªvoli, ten¨ªa esta pasi¨®n.
?Y el f¨²tbol? Yo iba con mi padre, ¨¦l iba vestido de guardia y me colaba debajo de su abrigo.
Qu¨¦ pena que no le pudiera colar en el Liceo. La primera vez fui al quinto piso y con ¨¦l tambi¨¦n. Vimos a Renata Tebaldi¡ Yo ten¨ªa siete u ocho a?os, pero ya andaba con la fantas¨ªa de poder cantar.
La Tebaldi le pod¨ªa cambiar a uno la vida. Desde luego, yo entonces empezaba con el solfeo, pero mi inter¨¦s nace en el cine, cuando vi la pel¨ªcula sobre Enrico Caruso que hizo Mario Lanza. Aquello fue un impacto y empec¨¦ a cantar en casa. Tan insistente fui que mis padres probaron a ver qu¨¦ pasaba con clases de m¨²sica.
De ah¨ª no se movi¨® casi. Era tan inconsciente que pensaba que estudiaba m¨²sica ya directamente para ser cantante. Entonces ocurre algo muy curioso. Una llamada del Liceo. Ten¨ªa 10 a?os y quer¨ªan que cantara el Retablo de maese Pedro, con Jos¨¦ Iturbi, dirigiendo, y Manuel Ausensi. Hab¨ªa cantado en alg¨²n programa de radio. La donna ¨¨ mobile, nada menos. Yo ya anunciaba unas pretensiones que ni le cuento. Aceptaron, aunque ten¨ªan miedo de que me convirtiera en un ni?o prodigio.
?Siempre creyeron en usted en casa? Siempre. Quer¨ªan que estudiara m¨²sica al tiempo que el bachillerato, despu¨¦s me matricul¨¦ en Qu¨ªmica, pero matricularme solo, por aquello de hacer algo serio; segu¨ª cantando hasta que lleg¨® mi verdadero debut, la Lucrecia Borgia que hice con Montserrat Caball¨¦. Mi madre no lleg¨® a verlo, muri¨® muy joven, a los 51 a?os; era el motor de la familia. Mi padre se cas¨® otra vez, era un hombre eminentemente bueno, con un gran sustrato moral.
De Karajan a Abbado, usted ha coleccionado un buen ramillete de directores. De Karajan, Abbado, Giulini, Muti, Carlos Kleiber, hay una diferencia entre aquella generaci¨®n y ahora: el n¨²mero de ensayos. Exist¨ªa una seriedad que es dif¨ªcil aplicar hoy entre las nuevas generaciones. Muchas horas de preparaci¨®n¡
Karajan era riguroso, medio nazi, pero riguroso. No, no es verdad que fuera medio nazi¡
Un ni?o precoz
Josep Carreras (Barcelona, 1946) era un ni?o cuando sinti¨® ganas de cantar. A los 10 a?os se?estren¨® en el Liceo con 'Retablo de maese'. Su ascenso fue muy r¨¢pido. En?1970 debut¨® como tenor en 'Norma' en el mismo escenario. A los 30 a?os (en la imagen, en 1978) estaba ya en la cima.
Pero en 1987 le diagnosticaron leucemia. El tenor desaparec¨ªa del mapa durante un tiempo de duro tratamiento. Luego cre¨® su fundaci¨®n, que lucha desde entonces contra esta enfermedad y que cuenta con 40.000 socios. Muchas de sus actuaciones son para financiarla. Cree que las aportaciones privadas son fundamentales para que los cient¨ªficos sigan trabajando.
Un poco. Bueno, con quienes no le gustaban, la verdad es que s¨ª. Pero conmigo fue afectuoso, no puedo hablar m¨¢s que bien de Karajan.
Karajan¡ Eso era el poder. Si alguien debe tener poder, es el director de orquesta. Es importante lo que ocurre en escena, m¨¢s hoy, por la exposici¨®n, la televisi¨®n, todo lleva a la espectacularidad, pero el director de orquesta debe llevar la batuta de verdad. En aquel momento, Karajan lo hac¨ªa. A mi modo de ver, era el mejor, aparte de reinar en Salzburgo y en Viena, y se convirti¨® en un pionero en muchos sentidos, junto a Bernstein.
?Para trasladar ese mundo a la sociedad de masas? Desde luego, pero tampoco hay que olvidar a las discogr¨¢ficas, entonces.
La ¨®pera, como el Vaticano, ha sabido adaptarse a cada tiempo. De los ¡®castrati¡¯ a la era de los directores de escena, ha sabido encontrar su conexi¨®n con el p¨²blico. En el siglo XXI, ?d¨®nde estamos? La ¨®pera cuenta con una gran ventaja. Si usted va al Prado y ve un cuadro, siempre es el mismo. En la ¨®pera, la partitura y personajes son los mismos, pero contamos con unos int¨¦rpretes, una orquesta, un escenario diferente cada vez, es nuevo, se reinventa.
De no haber irrumpido en su vida la leucemia como lo hizo, ?c¨®mo le hubiese gustado acabar en el repertorio que hac¨ªa? Es dif¨ªcil. La voz cambia, el repertorio se adapta a lo que eres. Es muy dif¨ªcil saber eso. Yo segu¨ª debutando varias ¨®peras, pero de no haber cambiado mi forma f¨ªsica habr¨ªa seguido un camino natural. A los 40 a?os, yo ten¨ªa la suerte de haber cantado ya la mayor parte de lo que me gustaba. Los artistas debemos conocer nuestros l¨ªmites.
El reto en el caso de la lucha contra la enfermedad fue a nivel privado primero y luego p¨²blico. El personal fue duro. Despu¨¦s de meses de aislamiento, uno debe reconstruir su fortaleza mental, tuve la suerte de conseguirlo.
En esos meses de aislamiento, de completa soledad, ?qu¨¦ pasaba por su mente? Lo interpret¨¦ como un par¨¦ntesis. Ten¨ªa confianza en salir, subirme a un escenario, volver a cantar.
En aquellos tiempos era mucho creer, porque los ¨ªndices de mortalidad resultaban altos. He sido muy afortunado.
Le ayud¨® la m¨²sica. Usted cantaba encerrado. S¨ª, me encontraba en una situaci¨®n en la que te sientes muy deteriorado: sin u?as, sin cejas, sin pelo; pero, bueno, lo viv¨ª como algo por lo que deb¨ªa pasar.
Ya, pero la soledad. Bueno, uno tiene tiempo de pensar en todo: en lo consecuente y extraordinariamente sabio que vas a ser cuando salgas del atolladero, y despu¨¦s resulta que no es verdad. En el momento que empiezas a encontrarte bien, vuelves a caer, no siempre, en lo que en ese periodo te planteaste no volver a hacer, los mismos errores.
?Cu¨¢les han sido sus grandes errores? Estar¨ªamos aqu¨ª hasta ma?ana¡ Las prisas por cantar algunas ¨®peras¡ A m¨ª me admiran los ni?os que pasan por esta enfermedad. Maduran de una forma extraordinaria. Son ellos los que animan a sus padres.
A usted se le ha asociado en igual medida la palabra ¨®pera y la palabra leucemia. ?Le molesta o le motiva? No me molesta en absoluto, tuve la suerte de ganar la batalla. Fueron tales las muestras de apoyo y de cari?o que me sent¨ª en deuda con la sociedad y la comunidad cient¨ªfica y m¨¦dica. La mejor manera que yo ten¨ªa de mostrar mi agradecimiento era devolvi¨¦ndolo as¨ª, con lo que hago, luchando contra ello.
Como un proyecto de Estado. Hay una an¨¦cdota muy curiosa. Cuando usted va a ver a Felipe Gonz¨¢lez para recabar apoyo y le dice lo de pasar el cazo. ?Me lo cuenta? Esto fue genial. Organiz¨® una reuni¨®n con empresarios de m¨¢ximo nivel y a m¨ª me dijo: t¨² haces el discurso bonito y luego yo paso el cazo. Y as¨ª fue.
?C¨®mo pasa el cazo un presidente de Gobierno? Bueno, si hay uno que lo pudo hacer en su momento, fue ¨¦l. All¨ª estaban, en La Moncloa, reuni¨® a banqueros y empresas p¨²blicas y privadas y fue diciendo a cada uno lo que ten¨ªan que poner. T¨² 50, t¨² 25 y as¨ª, eh, as¨ª mismo. De esta cena, a?o 1989, conseguimos 800 millones de pesetas. Esto nos permiti¨® arrancar en muy buenas condiciones.
?Fueron duros los comienzos? S¨ª, pero ahora nos financiamos con socios, ayudas de empresas y con los recitales que yo he dado, que nos han permitido guardar un dinero con el que hacer cosas en este momento. Llevamos a cabo un instituto de investigaci¨®n en dos campus: Badalona, con un edificio de cient¨ªficos que tendr¨¢ 8.500 metros cuadrados y nos costar¨¢ 14 millones de euros, y otro en el Cl¨ªnico de Barcelona. Podemos hacer cosas importantes.
Pero usted no ser¨¢ eterno, ni tirar¨¢ del carro siempre con sus conciertos. Evidentemente no, de ah¨ª los socios. Tambi¨¦n otros cantantes nos ayudan, Pl¨¢cido Domingo, por ejemplo.
Ahora la cosa de las ayudas se pone cruda. Evidentemente, no son los mejores tiempos para esto. En este momento tenemos 40.000 socios.
Por no decir que el actual Gobierno no es que apueste mucho por la investigaci¨®n en su modelo de pa¨ªs. Desde mi modesto punto de vista, la investigaci¨®n es esencial para todo el mundo. Cualquier iniciativa que la apoye es fundamental. Ocurre que ni los pa¨ªses m¨¢s ricos del mundo cubren todas las necesidades, hay que confiar en las aportaciones privadas porque los Gobiernos no llegan, sobre todo en momentos como el actual.
No es poner directamente dinero, pero s¨ª mostrar la audacia o la autoridad o la capacidad de mando que mostr¨® Gonz¨¢lez en aquella ocasi¨®n. ?Puede repetirse eso ahora? Bueno, ¨¦l crey¨® en este proyecto, pero nos han apoyado m¨¢s.
Volviendo a la ¨®pera, ?sufre m¨¢s como espectador o como int¨¦rprete encima del escenario? Es otro disfrute. La excitaci¨®n, la intensidad, la verdad. Las emociones son muy verdaderas, muy aut¨¦nticas, encima del escenario.
?Se detiene el tiempo all¨ª arriba? A ver si s¨¦ explicarlo. Un cantante, cuando interpreta un personaje, est¨¢ en trance. Si te metes en la piel de Werther, t¨² eres Werther, de sentimiento, pero al tiempo con un cerebro que te va dando ¨®rdenes que registras de manera autom¨¢tica y te dicen: ¡°Cuidado aqu¨ª, no te caigas all¨ª, no te equivoques con el texto, atento al director de orquesta¡±.
(Cercas ha entrado hace un rato y pregunta). Voy a hacer dos preguntas nada m¨¢s. ?Existe la inspiraci¨®n? Existe m¨¢s en otros ¨¢mbitos. La inspiraci¨®n en el escenario es dar a un personaje lo que uno cree que debe darle, sus colores, sus din¨¢micas, su emoci¨®n. La m¨²sica es poderosa, arrebata, es dif¨ªcil guardar el control, pero imprescindible. Todo se a¨²na en un momento de modo natural, como cuando conduces. Funciona autom¨¢ticamente. Lo que genera el canto son las emociones. Eso lo da el alma. De ah¨ª pasa a la voz mediante el cerebro, que es responsable de filtrar las ¨®rdenes que lo hacen posible. Pero el motor del canto son las emociones.
Y uno no sabe c¨®mo ha llegado siquiera a conseguir seg¨²n qu¨¦ momentos. Lo consigues de forma distinta. Nunca se repite. Luchas con tu propio instrumento: un d¨ªa te ofrece muchas ventajas, y otro, limitaciones. Que yo me haya encontrado dando lo mejor de m¨ª¡ 10%. No m¨¢s. Despu¨¦s, 60% o 70% est¨¢s bien, y luego viene un 20% en que vas a la defensiva, pones el cerrojo como el Inter de Mil¨¢n.
Pero eso es porque usted es un maniaco perfeccionista. No, no, ya me gustar¨ªa. El instrumento est¨¢ aqu¨ª, en la garganta, son dos cent¨ªmetros y medio, de los cuales la mayor¨ªa de su estado depende mucho de condiciones externas: el aire acondicionado, lo que bebes o no, lo que duermes, c¨®mo funciona el h¨ªgado¡
Javier Cercas. Segunda pregunta: ?D¨®nde queda la alegr¨ªa en el canto, que dir¨ªa Nietzsche? No necesariamente viene de la alegr¨ªa el canto. Pero le puedo decir que, como ser humano, yo me siento realizado cuando canto.
?Pesa la nostalgia cuando ya empieza usted a pensar que no se puede cantar tanto? ?Por qu¨¦ debe pesar la nostalgia? La podemos disfrutar tambi¨¦n, hay una alegr¨ªa en la nostalgia. Tengo nostalgia de momentos extraordinarios. Es volver a vivir, es positivo para m¨ª, lo que no es nostalgia son malos recuerdos. No todo dura para siempre, quienes hemos tenido la suerte de haber cumplido, creo que nos sentimos bien.
A veces pesa tanto que no deja avanzar. No lo veo.
Del Liceo, por ejemplo. Ahora que atraviesa tiempos sombr¨ªos. No es que yo est¨¦ muy al d¨ªa, pero vamos, s¨¦ cosas.
Hombre, usted ha mandado all¨ª. Bastante. No, no.
Entre Caball¨¦ y usted s¨ª que han manejado el cotarro. No, no es as¨ª. Hemos tenido un gran afecto por este teatro y lo que ha representado en la sociedad catalana y espa?ola. Durante a?os fue el ¨²nico teatro de ¨®pera en el Estado. Hemos tenido afecto y hemos hecho cosas por ¨¦l que quiz¨¢ no hubi¨¦semos hecho por otros, pero es parte del juego, ?no?
Es la casa de uno y no hay que justificarlo. Pero hay que preocuparse. ?Mucho o poco? Mire, cuando el Liceo se quem¨®, quien verdaderamente impuls¨® que se reconstruyera el teatro fue la sociedad civil. (¡°Eso es verdad¡±, murmura Cercas). Por tanto, si hay problemas con la Administraci¨®n, que los hay, pero no quiero entrar, lo que significa el Liceo tendr¨¢ el apoyo de la sociedad civil, por tanto el Liceo juega con red. Quiero pensar que la sociedad catalana apoyar¨¢ al teatro en caso de que sufra una debacle, y esto no es tanto una debacle, sino una situaci¨®n dif¨ªcil como la que est¨¢n pasando muchos. No hablemos de Italia, por ejemplo¡
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