Cuesti¨®n de porcentajes

Una de las cosas m¨¢s raras del sentido com¨²n es que, perteneciendo a todos, cada uno tenga el suyo. Incluso en los pa¨ªses en los que el cepillo de dientes est¨¢ socializado, el sentido com¨²n funciona a modo de propiedad privada. No agobiarse es una de las contradicciones m¨¢s bellas del sistema. F¨ªjense en el se?or de la foto. Personas como ¨¦l logran que el cien por cien de su sentido com¨²n sea completamente propio, que es como recaudar impuestos p¨²blicos para el calcet¨ªn particular. De acuerdo con el sentido com¨²n de usted y el m¨ªo, que somos gente del mont¨®n, el presidente del Constitucional deber¨ªa ser cien por cien juez. Cien por cien aceite de oliva, que dicen los envases. Pues eso, cien por cien juez.

¨C?Y por qu¨¦ no ponerle un diez por ciento de parte?

El sentido com¨²n de la generalidad, valga la redundancia, dir¨ªa que no, que un juez no puede ser juez y parte, por peque?a que sea la parte, a la manera en que un zumo de naranja cien por cien natural no puede llevar colorantes.

Creo que nos estamos liando. Lo que quer¨ªamos decir es que el presidente del Constitucional est¨¢ m¨¢s adulterado que una hamburguesa con melamina. Lo sabemos por su curr¨ªculo, pero tambi¨¦n por su aspecto. En esa mirada resbalosa, en ese rictus de desprecio labial, hay cantidades de parte incompatibles con la judicatura. Pero llegan sus compas, sus colegas, sacan el sentido com¨²n corporativo, que es una variedad del sentido com¨²n de clase alta, y dicen que vale, que aceptan pulpo como animal de compa?¨ªa. Y usted y yo, a callar. No haber adquirido el 80% de resignaci¨®n.