¡°Las protestas en Brasil son sanas¡±
Para el expresidente de Brasil las protestas recientes en su pa¨ªs ¡°son sanas¡±. Superado un c¨¢ncer de laringe, este gobernante de raza, curtido a pie de calle y en la lucha sindical, asegura que no volver¨¢ a la carrera electoral. Pero su?pasi¨®n por la pol¨ªtica sigue intacta.
Do?a Lindu no sab¨ªa que Lula quer¨ªa decir en portugu¨¦s calamar. Pero con el paso del tiempo quiz¨¢ no haya habido mejor mote para su s¨¦ptimo hijo, Luiz In¨¢cio Lula da Silva. Con su t¨ªtulo de maestro tornero desminti¨® que para la alta pol¨ªtica haya que formarse en las ¨¦lites y que m¨¢s bien conviene haberse curtido a pie de calle, como limpiabotas, en la lucha sindical, encarcelado y dispuesto a destrozar aquellos prejuicios que le cre¨ªan incapaz de gobernar un pa¨ªs paralizado por la pobreza, la burocracia y cierto desprecio por parte de la comunidad internacional.
Hoy pocos l¨ªderes mundiales pueden presumir de haber roto el umbral de la pobreza para 40 millones de sus compatriotas y conseguir a?os de crecimiento sostenible, alto y continuado. Pocos envuelven tan bien con tent¨¢culos de vitalismo, cercan¨ªa, determinaci¨®n y pasi¨®n por la discusi¨®n pol¨ªtica como ¨¦l. Su etapa al frente de un pa¨ªs como Brasil marc¨® una ¨¦poca y le convirti¨® en el referente de la izquierda global civilizada. Hoy, vencido el c¨¢ncer de laringe que le apart¨® durante meses del foco, sostiene que no piensa regresar a la carrera electoral, que apoyar¨¢ a Dilma Rousseff, su delfina, hoy presidenta y su candidata a la reelecci¨®n, pero se muestra en¨¦rgico, con ganas de seguir influyendo en los cambios de su pa¨ªs y de su continente al frente del Instituto Lula como un referente moral activo y comprometido, alerta y vigilante. Nos recibe en la sede de esta instituci¨®n en S?o Paulo.
Le dir¨¦ que no he preparado preguntas¡ He le¨ªdo p¨¢ginas y p¨¢ginas con su vida y milagros y, salvo algo que quer¨ªa comentarle para iniciar la conversaci¨®n, no traigo nada a priori. Tampoco yo he preparado las respuestas¡
Empezamos bien, entonces. Solo una cosa me da vueltas en la cabeza. Tanta universidad de prestigio para preparar l¨ªderes globales, tanto cerebro, tanto estudio, para que venga alguien como usted, sin ning¨²n t¨ªtulo, formado a golpes en la calle y se convierta en un icono mundial batiendo r¨¦cords. Los pol¨ªticos deben entender un problema. En las ¨²ltimas tres d¨¦cadas, pero ante todo despu¨¦s, tras un consenso entre Thatcher y Reagan, el mundo pas¨® a ser gobernado por una l¨®gica muy burocr¨¢tica, t¨¦cnica, con menos pol¨ªtica. La econom¨ªa empez¨® a determinar el rumbo de los Gobiernos, y no al rev¨¦s. Eso, en mi opini¨®n, es un gran error. Si uno es un gran pol¨ªtico, ser¨¢s capaz de montar un buen equipo t¨¦cnico. Pero si eres un buen t¨¦cnico, quiz¨¢ no seas capaz de tomar buenas decisiones pol¨ªticas. ?Y por qu¨¦? Las universidades no forman alcaldes, gobernadores o presidentes de pa¨ªses. Esa experiencia se adquiere con la relaci¨®n que uno mantiene con las personas, con los grupos pol¨ªticos con los que est¨¢s comprometido, con tu capacidad de convivir democr¨¢ticamente en torno a las diversidades. Un t¨¦cnico puede sentarse a una mesa y elaborar un extraordinario documento, pero para un pol¨ªtico, si no sabe comunicar esa propuesta en el momento preciso junto a las personas adecuadas, y si no habla con la gente que participa en su decisi¨®n, las cosas no se concretan.
O sea, que la pol¨ªtica es una buena combinaci¨®n de¡ Los buenos pol¨ªticos necesitan buenos t¨¦cnicos. Tomemos el ejemplo de Sebasti¨¢n Pi?era en Chile, un gran empresario que est¨¢ descubriendo que el ejercicio de gobierno, lidiar con contrarios e intereses diversos, es m¨¢s dif¨ªcil que tomar una decisi¨®n para tu empresa. Cuando se te presenta una crisis interna, se tiende a buscar t¨¦cnicos que la resuelvan en lugar de pol¨ªticos. Por ejemplo, Europa, en mi opini¨®n, se enfrenta a una situaci¨®n que afecta a todo el mundo por una falta de decisi¨®n pol¨ªtica, no econ¨®mica. Antes, cuando las crisis afectaban a Bolivia, a Brasil, el FMI lo sab¨ªa todo. ?Por qu¨¦ ahora no tiene ni idea de c¨®mo resolver la situaci¨®n?
Eso. ?Por qu¨¦? Porque es un problema pol¨ªtico. Las decisiones no se tomaron en el momento adecuado. En el fondo se permiti¨® los mismos ajustes que se hacen en los pa¨ªses pobres. Espa?a o Grecia, con sus rentas per c¨¢pita, podr¨ªan asumir ajustes a m¨¢s largo plazo, no a uno tan corto asfixiando la econom¨ªa, a base de sacrificios enormes sin tener en cuenta lo que va a costarle a la gente recuperarse.
Los t¨¦cnicos, con su l¨®gica empresarial. ?Los t¨¦cnicos expertos en salvar bancos!
Por eso aqu¨ª estamos, en busca de los pol¨ªticos de raza. Porque ese arte debe unir al tiempo sentido com¨²n y pasi¨®n. ?Justo lo que le falta a varios t¨¦cnicos? Hasta el momento ya se han empleado casi 10 billones de d¨®lares para resolver el problema de la crisis. No lo han logrado. Tampoco se observan se?ales claras a corto plazo. Con ese dinero, cu¨¢nto no se podr¨ªa hacer para elevar el nivel de vida de los m¨¢s desfavorecidos. En Am¨¦rica Latina, en Europa, en ?frica. Creo que si la pol¨ªtica hubiera prevalecido por encima del tecnicismo y la burocracia, la gente sufrir¨ªa menos. En el momento en que el mundo precisaba m¨¢s comercio, disminuye; cuando necesit¨¢bamos m¨¢s empleo, tambi¨¦n bajaron. Y los banqueros, hasta ahora, no han pagado la cuenta.
Pero con los l¨ªderes que nos rodean en Europa¡ Yo debo ser justo, soy un gran defensor de lo que se logr¨® con la construcci¨®n europea. Fue un esfuerzo colectivo hist¨®rico. Pero la verdad es que las organizaciones que la dirigen son fr¨¢giles. Podr¨ªa citarle unos cuantos l¨ªderes capaces de estar en lo alto de la comisi¨®n.
¡°Nunca la prensa brasile?a habl¨® bien de m¨ª, pero jam¨¢s me import¨®. Soy un dem¨®crata¡±
Juguemos a eso. No puedo.
Para no haber preparado las respuestas, uno podr¨ªa pensar lo contrario. No digo nombres porque es una falta de respeto por parte de un exmandatario de un pa¨ªs, podr¨ªa considerarse una injerencia.
Un poco de luz, de experiencia, nada de injerencia. Cuando el Barcelona quiere ganar al Real Madrid, sabe que debe emplear su fuerza total, y viceversa. En la pol¨ªtica, en los momentos dif¨ªciles, debes reunir a todas las personas competentes para tomar decisiones en com¨²n: hay que escuchar a los sindicatos, a los empresarios, a los expertos acad¨¦micos, a la sociedad civil, y construir una propuesta que contemple a la mayor¨ªa de los representantes del pa¨ªs. Pero se est¨¢ pensando desde el punto de vista estrictamente t¨¦cnico. La impresi¨®n que tengo es que la canciller Merkel ha asumido un superpapel en la UE y todos dependen de ella, van detr¨¢s, cuando son 28 pa¨ªses y Alemania determina su comportamiento, sus ajustes. Y ahora que ha sido reelegida, ?qu¨¦ discurso aplica?
Que todo siga igual. Trabajar, controlar el gasto, en lugar de buscar soluciones en com¨²n, en el ¨¢mbito pol¨ªtico, ?y qui¨¦n sufre en Espa?a? ?Los banqueros? ?Los grandes empresarios? No. Los j¨®venes con expectativas de encontrar empleo, esos s¨ª. Con eso no quiero decir que tenga la soluci¨®n para todo; sencillamente, que sin discutir pol¨ªticamente el problema resulta m¨¢s complicado encontrar la salida. Mucho m¨¢s dif¨ªcil. M¨¢s en un mundo en el que la econom¨ªa est¨¢ globalizada y las decisiones pol¨ªticas se realizan a nivel nacional. Necesitamos instituciones multilaterales fuertes que ayuden a cumplir las medidas. No como el FMI cuando ven¨ªa aqu¨ª todos los meses y nos dec¨ªa qu¨¦ hab¨ªa que hacer. Hasta que en Europa no le prestaban atenci¨®n, no nos dimos cuenta de que no ten¨ªan importancia.
Le veo en forma¡ Pero ?para qu¨¦? ?Ad¨®nde va? Cuando uno cumple 60 a?os, y ya voy para 68, nuestras expectativas de futuro son menores. Cuando ten¨ªa 18 a?os, el mundo y la vida eran infinitos. Hoy no, el tiempo que me queda es mucho m¨¢s corto que el que dejo detr¨¢s, aunque no pienso en eso todo el d¨ªa. Me cuido m¨¢s de lo que me cuidaba.
Quiz¨¢ la cantidad de tiempo sea menor, pero ?no desear¨ªa que la calidad del tiempo que tiene por delante fuera mayor? Despu¨¦s de haber vencido su enfermedad, su c¨¢ncer, le veo con ganas de volver a la primera l¨ªnea. No, no, no. Solo tengo voluntad de sobrevivir. Hace tiempo me operaron de un c¨¢ncer y gracias a Dios me he recuperado y he trabajado mucho, dir¨ªa que m¨¢s que cuando era presidente.
No admita eso, por si le da por volver. No, lo que quiero hacer realmente es intentar, a trav¨¦s de mi instituto, contribuir al desarrollo en Am¨¦rica Latina, en ?frica, con experiencias de ¨¦xito que hemos labrado en Brasil, porque s¨ª, puede uno ocuparse de los pobres, y adem¨¢s no cuesta mucho dinero. Si les das acceso a recursos, se convierten en consumidores y ah¨ª la industria produce, el comercio vende, se crea empleo, m¨¢s salario, y as¨ª se forma un c¨ªrculo virtuoso en el que se produce, se consume, estudian, existe acceso a la cultura¡
Un c¨ªrculo virtuoso con el que los j¨®venes de Brasil no parecen satisfechos. ?De ah¨ª sus protestas? Eso es importante. Y le damos mucho valor. Esas protestas son sanas. Un pueblo hambriento no tiene predisposici¨®n para la lucha. Cuando 40 millones de personas han accedido a la clase media, cuando en 2007 exist¨ªan 48 millones de personas que pod¨ªan viajar en avi¨®n y en 2013 esa cifra ha ascendido a 103 millones, un pa¨ªs que produc¨ªa 1,5 millones de coches y ahora llega a 3,8 millones¡
Demasiado si nos fijamos en los atascos de aqu¨ª, de S?o Paulo. M¨¢s metro y menos coches no estar¨ªa mal. Un pa¨ªs que era la d¨¦cima econom¨ªa del mundo.
?Ve como s¨ª tiene preparadas las respuestas¡? D¨¦jeme acabar el razonamiento¡ Y que en 2016 ser¨¢ la quinta econom¨ªa del mundo, ha producido una sociedad que quiere m¨¢s, es normal. La sociedad ha descubierto que s¨ª es posible aspirar a m¨¢s. Nosotros conseguimos en 10 a?os pasar de 3 millones de licenciados en las universidades a 7 millones de estudiantes. En 10 a?os logramos m¨¢s de lo que se hab¨ªa conseguido en el siglo XX, y eso despierta en la sociedad el hecho de querer m¨¢s. Tenemos que enaltecer la participaci¨®n democr¨¢tica y no permitir que los j¨®venes renieguen de la pol¨ªtica porque cuando ocurre esto, lo que viene es el fascismo. Queremos que los j¨®venes discutan abiertamente para que sientan que fuera de ella no hay otro camino.
Tenga cuidado con tanto universitario, no vayan a aparecer demasiados t¨¦cnicos. Necesitamos buenos profesionales¡
Eso s¨ª. Lo que queda claro es que Dilma Rousseff ha entendido bien el grito de la calle, se ha mostrado sensible, pero usted tambi¨¦n ha sido cr¨ªtico con ciertas actitudes de su propio partido. ?No han sabido digerir la situaci¨®n? El Partido de los Trabajadores (PT) ha cumplido 33 a?os de vida. Cuando llegas a eso, quienes empezamos a los 35 a?os debemos dar salida a una nueva generaci¨®n. Este es un partido que fue creado por los trabajadores y dirigido por ellos, y se ha convertido en el m¨¢s importante en la izquierda de Am¨¦rica Latina.
Dice hoy usted ¡°izquierda¡± cuando en alg¨²n momento ha dejado caer que no lo es. Es que me salta usted con otra pregunta cuando no he acabado de responder la anterior¡ Le digo que el PT es el m¨¢s importante de la izquierda de Am¨¦rica Latina.
?Pero no una izquierda cl¨¢sica? Lo hemos ido construyendo con nuestra propia experiencia. Lo que le digo es que era un partido peque?o que despu¨¦s pas¨® a ser grande, y como tal, fueron apareciendo defectos. Gente que valora mucho el Parlamento; otros, a los cargos p¨²blicos¡
Con un gran proceso de corrupci¨®n por medio. Tambi¨¦n, pero cuando acabe esto, entramos en lo otro. Quer¨ªa decir que las personas tienden a olvidar los tiempos dif¨ªciles en los que resultaba bonito cargar piedras. Lo cre¨ªamos, era maravilloso. Un grupo m¨¢s ideol¨®gico, la gente trabajaba gratis, de ma?ana, de tarde, de noche. Ahora vas a hacer una campa?a y todo el mundo quiere cobrar. No quiero volver a los or¨ªgenes, pero lo que me gustar¨ªa es que no olvid¨¢ramos para qu¨¦ fuimos creados. ?Por qu¨¦ quer¨ªamos llegar al Gobierno? No para hacer lo de los otros, sino para actuar de manera diferente.
Y para que cunda esa frase que repite insistentemente por la que le han criticado tanto: ¡°Nunca antes en la historia de Brasil¡¡±. Pero le dec¨ªa que en ese proceso de crecimiento¡ Aparece la corrupci¨®n.
?Los partidos son como seres vivos? ?Se van deteriorando? Lo que les digo a los compa?eros es que solo hay una forma de no ser investigado en este pa¨ªs: no cometer errores. Dudo que exista en el mundo una naci¨®n con la cantidad de fiscalizaciones que tiene Brasil. El 90% de las denuncias que se presentan las hace el propio Gobierno. Contratamos polic¨ªas, reforzamos los servicios secretos, fortalecemos el control de las cuentas del Estado¡ Cuanta m¨¢s transparencia, mejor. Lo que tampoco se puede admitir es que despu¨¦s de que una persona se somete a un proceso y no se descubre nada, nadie se disculpa. Por eso me preocupan esas condenas a priori. En el caso de los compa?eros del PT, ya fueron previamente condenados. Algunos medios de comunicaci¨®n lo hicieron, independientemente del juicio, incluso a cadena perpetua. Algunos ni pueden salir a la calle. Yo insisto, debemos ser 150% correctos porque si nos equivocamos en un 1%, a ojos de nuestros adversarios y de determinados medios de comunicaci¨®n, lo llevar¨¢n a un 1.000%. A veces me quejo, pero me parece bien que se nos controle. A menudo nos critican lo que tenemos de bueno. Como un ¨¢rbol, se aparta lo que no da buen fruto.
Esa tolerancia suya con los medios de comunicaci¨®n que lo atacan, ?no deber¨ªa traspas¨¢rsela a colegas suyos de la llamada izquierda latinoamericana que prefieren cerrarlos? Correa en Ecuador, Maduro en Venezuela, Cristina Fern¨¢ndez en Argentina¡ Yo soy un dem¨®crata. Defiendo la libertad de prensa. Soy el resultado de eso. Nunca la prensa brasile?a habl¨® bien de m¨ª, pero jam¨¢s me import¨®. Nunca ped¨ª favores, ni los pido. Quien juzga a la prensa son los lectores, el p¨²blico. Pero en algunos pa¨ªses latinoamericanos debemos adaptar las leyes a los tiempos que vivimos. En Brasil son nueve familias las que controlan los medios de comunicaci¨®n, lo que ha variado un poco el panorama es Internet. No se trata de entrar en los contenidos, obviamente, pero s¨ª democratizar, ampliar el acceso.
?Se va a presentar en 2014? No, yo tengo mi candidata, que es Dilma, y voy a trabajar para ella.
Imag¨ªnese que regresa y el panorama que se encuentra. ?Lo que ha cambiado Am¨¦rica Latina en las ¨²ltimas d¨¦cadas! Hasta la teolog¨ªa de la liberaci¨®n ha entrado en el Vaticano de manos del papa Francisco. ?Qu¨¦ cosas! Nadie imaginaba que en Am¨¦rica Latina se producir¨ªan tantos cambios en tan poco tiempo. Pero eso aumenta nuestra responsabilidad. Cuanto m¨¢s importante eres, m¨¢s obligaciones debes asumir.
Cierto. Volviendo a Europa. Cualquier l¨ªder que est¨¦ en la oposici¨®n sabe los cambios que debe aplicar al llegar al cargo. Hollande, por ejemplo, lo sab¨ªa durante la campa?a.
Pero parece haberlo olvidado en algunos aspectos. Tuve una conversaci¨®n con ¨¦l extraordinaria. Yo soy amigo suyo de antes. Y le dec¨ªa: no puedes olvidarte de tu discurso al llegar a la presidencia. Agarra tus propuestas, enm¨¢rcalas, col¨®calas en la cabecera de la cama y no te olvides nunca de por qu¨¦ te eligieron. A Obama le coment¨¦: debes limitarte a mostrar el mismo coraje que demostr¨® el pueblo americano al elegirte presidente.
Algunos pod¨ªan pensar que esos consejos le habr¨ªan venido muy bien a usted cuando al llegar a la presidencia le dio un ataque de pragmatismo. No, no, no. Yo he sido un pol¨ªtico muy humilde. En mi discurso de investidura formul¨¦ tres cosas que mantuve en todo mi mandato: primera, har¨¦ lo que sea necesario; despu¨¦s, lo posible, y por ¨²ltimo, cuando menos lo esperemos, estaremos haciendo lo imposible. Si al final consegu¨ª que los brasile?os se levantaran y desayunaran, almorzaran y cenaran, hab¨ªa cumplido la misi¨®n de mi vida.
?Una utop¨ªa posible? ?Sin nada de rollos? Hicimos m¨¢s que eso, por definir lo que quer¨ªamos.
Se me revela el sue?o de un ni?o que come pan por primera vez cuando tiene siete a?os. Eso me han contado. As¨ª fue.
?C¨®mo era ese ni?o? Pues un chaval que fue criado por una madre que naci¨® y muri¨® sin saber escribir la o.
Pero que supo hacer muchas otras cosas. Como sacar adelante a ocho hijos ense?¨¢ndonos a ser perseverantes siempre y no quejarnos demasiado, pero s¨ª a creer que pod¨ªamos conseguir cada vez m¨¢s. Cuando la gente est¨¢ decidida a hacer algo, lo hace. El problema es que resulta m¨¢s f¨¢cil acomodarse. A la liturgia de un cargo, por ejemplo, te acomodas. Te matas por ganar unas elecciones y te adentras en un ceremonial que ni te enteras, rodeado de un equipo de seguridad que te indica cu¨¢ndo, d¨®nde y a qu¨¦ hora debes ir a los sitios. Gente que ni siquiera vot¨® por ti¡ Cada gesto est¨¢ determinado por la propia l¨®gica de la liturgia. Si te metes en eso, no har¨¢s lo que prometiste en campa?a.
?Como por ejemplo ponerse esmoquin en el Palacio Real de Madrid? Iba a ir a una recepci¨®n ante el Rey y me indicaban que ten¨ªa que ir as¨ª vestido, pero le dije que me presentar¨ªa con mi ropa normal porque yo no usaba eso. Lo mismo que no le puedes pedir a un mandatario africano que se ponga corbata o al mismo rey Juan Carlos que se coloque un turbante. A ¨¦l le gust¨®, siempre me ha tratado muy bien.
?La forma contra el fondo? Parece que todo est¨¢ escrito. S¨¦ que a veces esas reglas son necesarias, pero no tanto. Lo marca una estructura de poder que sobrevive gracias a eso.
?Jam¨¢s se acostumbr¨®? No, y hab¨ªa mucha gente que se enfadaba conmigo porque yo incumpl¨ªa muchas cosas, pero me portaba bien. No sal¨ªa a cenar, no paseaba por museos para que no dijera la prensa que me dedicaba a hacer turismo¡ Vali¨® la pena.
Hombre, un museo nunca viene mal. Ya, pero la prensa dir¨ªa de todo.
Salvo el protocolo, ?hay algo que eche mucho de menos del cargo? Soy un hombre de muchas relaciones. Me gusta la pol¨ªtica y me gustan las personas. Mantengo buenas relaciones con los gobernantes, trataba de establecer intimidad para romper esa distancia, siempre fui de dar abrazos, extra?o esa relaci¨®n de amistad con quien conoc¨ª en aquellos tiempos. Contin¨²o viajando mucho, hablando de m¨¢s¡ Pero poco m¨¢s.
?Qu¨¦ les pasa? Hay presidentes que no dejan de interferir en todo. Habr¨ªa que preguntarle a Dilma, yo tom¨¦ la decisi¨®n de apartarme, viaj¨¦ mucho, despu¨¦s lleg¨® la enfermedad. Ahora he regresado, evito dar entrevistas, pero me siento bien. Me enorgullezco de todo lo que hice en la vida. Cumpl¨ª con algo que so?aba hacer. Mucha gente pon¨ªa en duda que fuera capaz de gobernar sin un t¨ªtulo universitario, pero les respond¨ªa que yo quer¨ªa hacerlo para probar que era capaz de lograr mucho m¨¢s que ellos.
Para la vida estaba preparado, y, por tanto, para la pol¨ªtica real, mucho m¨¢s. S¨ª, pero exist¨ªan muchos prejuicios en contra porque no hablaba ingl¨¦s ni espa?ol y, sin embargo, Brasil jam¨¢s tuvo una pol¨ªtica exterior como en nuestra ¨¦poca.
Y sin bomba at¨®mica. Aunque usted quiso reforzar militarmente su pa¨ªs. ?Por qu¨¦? No, no tanto, lo que ocurre es que Brasil debe contar con unas fuerzas armadas dignas de su grandeza. Debemos proteger nuestros yacimientos de petr¨®leo, nuestra foresta, nuestra frontera oce¨¢nica y terrestre. Se form¨® un consejo de defensa para promover una unidad militar como existe la pol¨ªtica. Pero sin armas at¨®micas. Nuestra Constituci¨®n proh¨ªbe la proliferaci¨®n de armas nucleares. No ha sido Lula, es la Constituci¨®n. Somos pacifistas. Nos gusta la pol¨ªtica, la samba, el carnaval, pero no la bomba at¨®mica.
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