¡®Los Serrano¡¯ contra ¡®Cu¨¦ntame¡¯
'Cu¨¦ntame' arrasa en el enfrentamiento de dos de las familias m¨¢s populares de la televisi¨®n Consigue el 82,7% de los votos frente al 17,30% de su rival
El azar ha querido que dos familias en momentos diferentes y con problemas, a veces distintos y otras no tanto, se enfrenten en la tercera batalla de la guerra de series espa?olas. La familia Alc¨¢ntara ha arrasado en octavos de final frente a la de los Serrano: 82,7% de los votos frente al 17,3% de sus rivales. Cu¨¦ntame, protagonizada por la pareja formada por Antonio Alc¨¢ntara (Imanol Arias) y Mercedes (Ana Duato), se estren¨® en 2001 en TVE1 y retrata los ¨²ltimos a?os del franquismo y los primeros de la Transici¨®n. A¨²n hoy en emisi¨®n, esta ficci¨®n se ha convertido en la serie m¨¢s longeva de Televisi¨®n Espa?ola.?
Los Serrano
Por ?lex Pina, guionista y productor ejecutivo de la serie.
Los Serrano fue durante muchos a?os la cr¨®nica delirante de los h¨¢bitos m¨¢s normales de los espa?oles. Los espectadores de la serie en Telecinco ve¨ªan reflejadas en esa familia sus propios h¨¢bitos. Desayunaban con churros, iban al colegio, sus hijos ten¨ªan novias que se besaban a escondidas y trabajaban en talleres o tabernas. Todo normal, pero filtrado a trav¨¦s de unos personajes que convert¨ªan las cosas m¨¢s cotidianas en m¨ªticas y surrealistas. As¨ª que Los Serrano era fundamentalmente eso: una comedia de personajes que hablaban de la vida real, con un prisma insospechadamente peculiar.
Para empezar, dise?amos un universo masculino delirantemente imperfecto. Que ve¨ªan el apocalipsis a cada paso. Con un Fiti convertido en extra?o don Quijote, que atisbaba incestos, gigol¨®s y drogadicciones de hero¨ªna donde s¨®lo hab¨ªa harina de pan de hogaza. Tipos que aspiraban a ser mejores de lo que eran y que hab¨ªan elegido el universo femenino como referente. Con un Diego Serrano, casado con Luc¨ªa, una mujer de bandera, y que Antonio Resines interpretaba como una oda al perfil bajo y al mindundismo espa?ol, pero excepcionalmente grande en valores y nobleza. Esa era la gran dualidad de Los Serrano. Sus personajes pod¨ªan tener todos los defectos emparentados con las m¨¢s grandes virtudes. Y as¨ª, pod¨ªan inmolarse por amistad o creer que se les aparec¨ªa la Virgen en un andamio. Su incapacidad para gestionar la adolescencia de sus hijos, que intentaban apuntalar a golpes de escobilla de ba?o, era la de tantos otros padres espa?oles. Todo era diferente, pero altamente reconocible. Y a su lado estaban ellas, el sentido com¨²n, la mesura y el criterio. Una mezcla explosiva.
Desde su primera emisi¨®n en Telecinco, Los Serrano fue aumentando su audiencia hasta superar los 8 millones de espectadores con alg¨²n cap¨ªtulo de la tercera temporada. Se convirti¨® en un fen¨®meno no s¨®lo televisivo, sino social. Y sus latiguillos y muletillas se pod¨ªan escuchar en el supermercado mientras paseabas por los pasillos: ¡°Mayormente¡±, ¡°No te andes con circunvalaciones¡±, ¡°Que te est¨¢ poniendo las de cruce¡±, ¡°Yo me inmolo, me inmolo¡±, ¡°Esto es Sodoma y Gomera¡±¡ ?De d¨®nde proven¨ªa este impacto social? ?Por qu¨¦ la gente de la calle hablaba como ellos? Probablemente por eso: porque los personajes de Los Serrano no estaban sacados de un tubo de ensayo ni de un manual de gui¨®n, sino que respond¨ªan al perfil de nuestro vecino. Del mec¨¢nico que nos arregla el coche sacando piezas de un desguace. Se asemejaban al tendero de la esquina y al amigo garrulo que grita ¡°que se besen¡± en las bodas. Esa familiaridad de barrio (tan sencilla, pero tan dif¨ªcil de trasladar a un gui¨®n) alimentaba cada aliento de estos personajes imperfectos, pero entra?ables. Pedestres, pero nobles. Diego, Fiti, Ra¨²l, Luc¨ªa, Santi¡ eran personajes que com¨ªan calamares con las manos, montaban en metro y se preocupan por sus hijos cuando por las noches se met¨ªan en la cama. Por eso, tantos a?os despu¨¦s, siguen siendo un icono cat¨®dico de nuestro tiempo. Una ¨¦poca donde los aut¨¦nticos h¨¦roes llegan con lo justo a fin de mes y tuercen el gesto cuando sube el eur¨ªbor de las hipotecas.
Cu¨¦ntame c¨®mo pas¨®
Eduardo Ladr¨®n de Guevara, editor de guiones. Ha escrito varias novelas y obras de teatro premiadas y ha trabajado en Querido Maestro o Los ladrones van a la oficina.
Cu¨¦ntame c¨®mo pas¨®, que en su dise?o primero se titul¨® Nuestro ayer, fue un proyecto bastante diferente al que hoy conocemos. Para empezar cada cap¨ªtulo fue creado para tener una duraci¨®n de media hora, y as¨ª fue hasta que, al fin, pocos meses antes de ponerse en marcha, se redise?¨® en episodios de 70 minutos. Pero ni con cap¨ªtulos de treinta minutos ni de setenta, las cadenas a las que fue presentado el proyecto mostraron el m¨ªnimo inter¨¦s. Muy al contrario, Cu¨¦ntame fue rechazado por todos, en una traves¨ªa por el desierto que dur¨® nada menos que ocho a?os. Los departamentos de ficci¨®n de las distintas cadenas a las que fue presentada la serie, siempre respondieron con un rotundo ¡°Gracias pero no interesa¡±, ¡°Lamentamos comunicarles que no estamos interesados¡± o ¡°adjuntamos el cap¨ªtulo de referencia que no entra en nuestros c¨¢lculos producirlo¡±.
La biblia y el gui¨®n piloto fue discutido hasta la saciedad por Miguel ?ngel Bernardeau, Patrick Buckley y Eduardo Ladr¨®n de Guevara que fue quien, finalmente, escribi¨® el primer cap¨ªtulo, El retorno del Fugitivo. La serie, desde su estreno, constituy¨® un ¨¦xito.
Yo creo que el mayor inter¨¦s de la serie reside en que nos adentramos en un periodo de nuestra historia riqu¨ªsimo en sucesos, y en c¨®mo sus actores protagonistas ¨Ctodos son excepcionales¨C han creado personajes de un calado enorme, que perduran y crecen con el tiempo. Cu¨¦ntame deber¨ªa ser la serie ganadora porque lleva m¨¢s de una d¨¦cada librando batallas de todo tipo, y la mejor temporada es siempre la que est¨¢ por llegar. Porque Herminia es como nuestra abuela y los Alc¨¢ntara y el pa¨ªs en el que viven nos resulta familiar. Nos hace dudar sobre lo que es realidad y lo que es ficci¨®n sin m¨¢s pretensi¨®n que la de entretener. Porque habla de nosotros, aunque estemos en Argentina o en M¨¦xico, y nos hace re¨ªr y llorar.
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