Desprop¨®sito

La decisi¨®n del ministro de Educaci¨®n, Jos¨¦ Ignacio Wert, de cambiar el sistema de dotaci¨®n de las becas Erasmus, y hacerlo adem¨¢s con el curso empezado, era un desprop¨®sito de tal calibre que tuvo que ser rectificado a las pocas horas de hacerse p¨²blico. Y era un desprop¨®sito tanto en la forma como en el fondo. En la forma, porque no se pueden cambiar las reglas del juego cuando la partida ya ha comenzado, y adem¨¢s por sorpresa y mediante una orden ministerial. El ministro hab¨ªa decidido que solo se conceder¨ªa la ayuda de entre 100 y 180 euros que aporta el ministerio a aquellos alumnos que ya tienen una beca general por falta de recursos, con lo que buena parte de los casi 40.000 alumnos que van a estudiar a una universidad europea con este programa se quedaban de repente sin un dinero con el que ya contaban.

La decisi¨®n era tambi¨¦n un error en el fondo. Si bien es loable que el ministerio quiera aumentar la cuant¨ªa de la beca para los alumnos de familias m¨¢s desfavorecidas, es discutible que lo haga a costa de todos los dem¨¢s. El programa Erasmus ha sido considerado como una f¨®rmula exitosa de creaci¨®n de conciencia europea; permite que miles de alumnos estudien durante un tiempo en otro pa¨ªs, lo que mejora el conocimiento mutuo y ofrece a los estudiantes herramientas valiosas en cuanto a experiencia, relaciones y contactos para su futuro profesional.

Y una ventaja adicional que, teniendo en cuenta nuestro pobre punto de partida, resulta decisivo: mejora el conocimiento de idiomas. Espa?a es el pa¨ªs que m¨¢s alumnos env¨ªa y recibe, por lo que es uno de los que m¨¢s se beneficia de este sistema de movilidad estudiantil impulsado en su d¨ªa por un comisario espa?ol. Dada la naturaleza del programa, cuanto mayor sea el n¨²mero de alumnos que vayan al extranjero, mayor es el beneficio global para el pa¨ªs. En este caso, la cantidad s¨ª importa. El argumento de que es mejor dar menos becas pero mejor dotadas es falaz cuando se comprueba que desde 2011 la partida destinada a becas Erasmus se ha reducido de 62,7 millones de euros a apenas 16 millones.

Las evidentes ventajas de las becas Erasmus explican la fulminante reacci¨®n que provoc¨® la medida, empezando por la propia Comisi¨®n Europea, que inst¨® a las autoridades espa?olas a corregir el da?o que se hab¨ªa hecho a las ¡°expectativas leg¨ªtimas de los estudiantes¡± ya desplazados. El rechazo de las comunidades aut¨®nomas, de las universidades y tambi¨¦n de dirigentes del PP oblig¨® al ministro a rectificar. El asunto se a?ade a otras decisiones m¨¢s o menos pol¨¦micas, desde la supresi¨®n de las ayudas S¨¦neca para la movilidad entre universidades espa?olas al endurecimiento de las condiciones para acceder a una beca general. Este nuevo episodio es un paso m¨¢s en una trayectoria, la del ministro Wert, demasiado conflictiva, con dosis gratuitas de prepotencia y preocupante falta de sensibilidad para el di¨¢logo de verdad.