Aclarando dudas sobre el comercio justo

Hace varios a?os que vivo y trabajo en Am¨¦rica Latina y muchas veces me encuentro con personas que, al saber que me intereso apasionadamente por el comercio justo, me dicen: ¡°Aqu¨ª no hablamos de comercio justo, sino de econom¨ªa solidaria¡±. Lo primero que podemos notar a partir de esta afirmaci¨®n es que existe un total desconocimiento de las experiencias de comercio justo, incluso en el pa¨ªs de ese interlocutor. Lo segundo es que muchos a¨²n no logran ver el comercio justo como parte de la econom¨ªa solidaria. ?sta es un paraguas muy amplio, debajo del cual encontramos experiencias y expresiones diferentes: el comercio justo es solo una de estas expresiones, como el trueque, las finanzas ¨¦ticas, las monedas sociales, las f¨¢bricas recuperadas, el cooperativismo, entre otras.

No hay duda de que este malentendido depende en gran medida del mismo movimiento por un comercio justo. Este, por un lado, no ha sabido aliarse eficazmente con las otras expresiones de la econom¨ªa solidaria. Por el otro, a ra¨ªz de su r¨¢pido crecimiento, no supo controlar las derivas que ha conocido en las ¨²ltimas d¨¦cadas. Por ejemplo, dejar que varios actores comerciales externos al movimiento influyeran profundamente en sus caracter¨ªsticas originarias, cooptando sus entidades reguladoras internacionales y diluyendo as¨ª sus criterios y est¨¢ndares.

Sin embargo, tambi¨¦n tenemos que subrayar que no existe una ¨²nica visi¨®n de comercio justo¡­ lamentablemente y afortunadamente. Pero s¨ª existe un principio fundamental que ha caracterizado y caracteriza al sentido originario del comercio justo: trabajar, a nivel de la producci¨®n, con ¡°Peque?os Productores Organizados¡±, que toman sus decisiones en asambleas y que est¨¢n fuertemente comprometidos con el desarrollo o el buen vivir de sus comunidades.

Lo lamentable, en este sentido, es que este principio tambi¨¦n se ha diluido y ha vivido varias derivas. De ah¨ª se conocen distintas variantes del comercio justo: quiz¨¢s la certificaci¨®n de productos provenientes de plantaciones es la m¨¢s contradictoria, pero tambi¨¦n hay otros esquemas que, por ejemplo, permiten a una empresa o a una ONG comprar productos de varios peque?os productores no organizados y certificarlos como comercio justo sin fomentar la construcci¨®n, desde abajo, de una organizaci¨®n de productores, estrechamente ligadas con el desarrollo comunitario, que pueda decidir aut¨®nomamente c¨®mo trazar su camino y c¨®mo gestionar sus relaciones comerciales justas.

O tambi¨¦n existen ¡°empresarios solidarios¡± que montan su negocio, lo justifican bajo la l¨®gica de la ¡°Responsabilidad Social Empresarial¡±, y empiezan a hablar de comercio justo local o nacional¡­ pero los productores no son codue?os del negocio y, simplemente, le venden el producto bajo mejores condiciones, reciben capacitaciones o aportaciones de la cooperaci¨®n, pero finalmente nunca tienen voz en el proceso productivo y comercial.

Sin uni¨®n entre los productores, sin organizaciones, sin protagonismo asambleario y estructuras horizontales de participaci¨®n y toma de decisiones, no podemos hablar de comercio justo en su sentido originario.

El tercer elemento que quiero subrayar es que el comercio justo no es una certificaci¨®n. La certificaci¨®n ha sido, y sigue siendo (a pesar de las dificultades y las contradicciones que trabajo consigo), una herramienta del movimiento. Aunque muchos no quieran reconocer el potencial ?en movimiento? del comercio justo, ¨¦ste puede ser considerado un ?movimiento social contrahegem¨®nico contempor¨¢neo? (Shreck, 2005):

acto de resistencia: rehusa participar en todos los canales comerciales hegem¨®nicos, tanto en el Sur como en el Norte.

acci¨®n redistributiva: redistribuye recursos entre Norte y Sur, como primer paso hacia una transformaci¨®n m¨¢s estructural.

acci¨®n social radical: influye positivamente en la transformaci¨®n estructural del sistema, a pesar de luchar constantemente contra tres limitantes: la manera de pensar y conceptualizar el comercio justo, la imposici¨®n de las iniciativas del Norte al Sur, y la concentraci¨®n del poder real en la parte intermedia de la cadena de suministro.