Con sus propias manos
Los nuevos artesanos mantienen la especializaci¨®n tradicional. A?aden una pizca del ¡®hazlo t¨² mismo' y promocionan su negocio en Internet.
?ltimamente todo el mundo intenta venderle con orgullo cosas artesanales, y usted est¨¢ dispuesto como nunca antes a llev¨¢rselas a casa. Sus abuelos recordar¨¢n la sensaci¨®n de mirar a los ojos y establecer un pacto de confianza (o no) con el carpintero que hab¨ªa fabricado la silla que iban a comprar, pero para usted se trata de una excentricidad. Eso s¨ª, lo ser¨¢ cada vez menos. El mundo se est¨¢ llenando de makers, gente que, seg¨²n la acepci¨®n m¨¢s purista del t¨¦rmino, hace cosas con sus propias manos, y seg¨²n la versi¨®n m¨¢s mundana, prefiere crear y construir en lugar de teorizar sobre el asunto.
No se trata de otra vuelta a lo artesanal. Este movimiento podr¨ªa ser el germen de la tercera revoluci¨®n industrial, seg¨²n la hip¨®tesis de la revista The Economist y del te¨®rico Chris Anderson en su libro Makers (editorial Crown Business). No se trata solo de trabajar manualmente (con la ayuda de herramientas de control num¨¦rico e impresoras 3D), sino de asumir todo el proceso de producci¨®n y crear objetos ¨²nicos al margen de la gran industria. ¡°Los makers tienen todo el control, y eso es lo que les gusta¡±, explicaba Dale Dougherty, editor de la revista Make en una conocida charla TED (Technology, Entertainment, Design). ¡°En cierto sentido son marginales, radicales y un poco subversivos. Han recuperado el orgullo de hacer cosas y de jugar con la tecnolog¨ªa. Algunos se plantean seriamente construir su propio sat¨¦lite y ponerlo en ¨®rbita por 8.000 d¨®lares¡±.
Quienes aparecen en este reportaje ponen el dise?o en el centro de sus creaciones porque ¡°lo artesanal no tiene que ser casero¡±, explican los profesionales del estudio Kauri. En opini¨®n de la periodista Ana Dom¨ªnguez Siemens, siempre ha habido peque?os productores. Pero sus creaciones mueren por falta de dise?o. ¡°La abundancia de los llamados artesanos tecnol¨®gicos no es un efecto colateral de la crisis. Para un creador es dif¨ªcil entrar en el engranaje de una gran marca. Por eso empiezan a producir y a vender por su cuenta¡±. Por su parte, Pedro Feduchi, director de la asociaci¨®n Dise?adores de Madrid, sostiene que muchos creadores han optado por la autoproducci¨®n porque est¨¢n ¡°hartos¡± de que nadie interprete bien sus encargos.
En el esp¨ªritu fundacional del movimiento maker, surgido en 2006 en California y expandido por el mundo en forma de hackspaces (una suerte de talleres en los que ¡°cacharrear¡±), predomina una filosof¨ªa vital: ¡°Eres lo que haces¡±. Su meta es dominar el mundo f¨ªsico y sacar la revoluci¨®n digital de las pantallas. Su herramienta fetiche es la impresora 3D, un instrumento que ya se encuentra a precios razonables. Clone Wars es una de las comunidades de makers m¨¢s conocida de Espa?a. Se re¨²nen en Entrev¨ªas (Madrid), donde han montado una granja de impresoras 3D que se autorreplican (b¨¢sicamente, fabrican nuevas impresoras a partir de las antiguas). Su ambici¨®n es que la gente pueda producir ilimitadamente sin salir de casa. Lo dicho, la tercera revoluci¨®n industrial.
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