Blanca Li: La maquinaria de una core¨®grafa
Esta granadina, musa en Francia, celebra los 20 a?os de su compa?¨ªa. All¨ª vive y trabaja rodeada de talento y¡ ?robots! La tecnolog¨ªa y los humanos conviven enganchados en su nuevo espect¨¢culo, que se presenta en Madrid el pr¨®ximo 10 de abril
Blanca Li (Granada, 1964) hay que cazarla al vuelo desde que se levanta, y cruje la madera del suelo de su casa parisiense bajo sus pies descalzos, hasta que se acuesta, y esta vuelve a sonar con igual ritmo en¨¦rgico. Cual coreograf¨ªa: crack, crack, crack¡ Silencio. El Par¨ªs de Blanca Li ya desconecta. Sus dos hijos descansan. Etienne Li, su compa?ero sentimental y mano derecha, prepara bajo una l¨¢mpara una clase de matem¨¢ticas. Tao Guti¨¦rrez, su hermano y colaborador, incuba nuevas m¨²sicas bajo las s¨¢banas. Su amiga Rossy de Palma se ha retirado en taxi, pegada al Instagram, por las calles vac¨ªas de la capital francesa, donde es gran figura; su admirado Azzedine Ala?a, el dise?ador de dise?adores, sigue de juerga tras la exitosa premi¨¨re hoy en el Palais Galliera; algunas modelos de Jean Paul Gaultier visualizan los pasos de tango para el desfile de ma?ana, pues empieza la semana de la moda¡ La casa de los Li se aletarga con dos d¨¦cadas de historia dentro en objetos, cuadros, libros, discos, papeles, plantas y juguetes de los chicos.
La core¨®grafa duerme. Al fin.
Porque durante el d¨ªa, todo a su alrededor es giro vertiginoso, una m¨¦lange de m¨²sica, movimientos, voces, citas¡ los tel¨¦fonos m¨®viles locos y el timbre de su estudio que no conoce descanso. Ella, cuerpo espigado de exgimnasta, morena, boca grande, voz grave, va de esto a lo otro, tan tranquila. De una orden a un paso o una m¨²sica, de los elementos de la escenograf¨ªa a la elecci¨®n del vestido para el sarao nocturno que hoy toque. Mucho control multitarea se masca en los Estudios Calentito. Muchas voluntades. Un equipo. Es este un estudio con tres salas ¨Clleva nombre homenaje al bar madrile?o que Blanca Li abri¨® en los ochenta, en plena movida¨C situado en un edificio de la Rue de les Petites Ecuries, antes muy neoyorquino, ahora remozado, en el populoso y multi¨¦tnico Faubourg Saint Denis, junto a la Porte Saint Denis. Por este arco del triunfo entraban secularmente a Par¨ªs los reyes coronados en la bas¨ªlica hom¨®nima y cruza ahora el mundo entero, se dir¨ªa, entre restaurantes multiculturales, tiendas de chinos y peluquer¨ªas afro hasta bajo las piedras.
Ella no ser¨¢ reina, se r¨ªe Blanca, pero hubo un tiempo en que se hac¨ªa el camino andado desde su casa en la zona de ?pera ordenando el mundo a sus pies. Hasta empujando el carrito de los ni?os lo recorr¨ªa. Paso a paso, Rue de La Fayette, Faubourg Montmartre, el Folies Berg¨¨re¡, cruzaba de un centro burgu¨¦s capital a otro bohemio y pecaminoso, noct¨¢mbulo, pleno de arte e influencias externas¡ El presente y la historia se iban (se van, lo comprobamos) transformando al ritmo en que sus piernas avanzaban, cambiaba el paisaje urbano, los edificios¡ y su mente engendraba mil proyectos. Muchos son ya realidad, desde ballets y ¨®peras para grandes escenarios (Metropolitan de Nueva York, ?pera de Par¨ªs¡) hasta obras musicales (Enamorados an¨®nimos), pasando por pel¨ªculas (Le d¨¦fi, Coraz¨®n loco¡), galas (el baile de la Rosa de M¨®naco en 2008 o los Goya de 2012, sin ir m¨¢s lejos), conciertos y videoclips (Lily Allen, Kylie Minogue, Paul McCartney, Daft Punk¡), mucho desfile y publicidad de moda a lo grande y mucho premio (incluido el Bellas Artes en 2008 en Espa?a). Pero cuando mira atr¨¢s, aunque percibe la intensidad de lo vivido, tiene una sensaci¨®n rara, asegura: ¡°S¨¦ mucho m¨¢s, pero siempre parece que empiezo desde cero¡±. Y ah¨ª es donde se nota la madurez: ¡°Sigues teniendo esa p¨¢gina en blanco, pero ese momento deja de ser un sufrimiento, ahora me divierte, me excita. Antes, cuando empezaba era horrible, me costaba tanto arrancar¡ Ah¨ª s¨ª noto las dos d¨¦cadas en esto: voy al grano, s¨¦ lo que quiero, pierdo menos el tiempo¡¡±.
Un caos aparente a ojos extra?os es su d¨ªa a d¨ªa. Hay que ir rescatando y registrando pedazos de sus frases y sus actos ¨Ccomo si fueran fragmentos de la ¨²ltima coreograf¨ªa, Robot, que ahora mismo su compa?¨ªa ¡°limpia¡± en una de las salas ante su atenta mirada (un, deux, trois; un, deux, trois; tatatata...)¨C y luego ir ensamblando esas piezas ecl¨¦cticas, arriesgadas, una a una, hasta reconstruir la vida y obra de esta espa?ola peleona emigrada primero a Nueva York y luego aqu¨ª, a Par¨ªs.
Veinte a?os ya. Eso lleva. Eso celebra este 2013 que ya languidece. Los mismos tambi¨¦n que tiene la compa?¨ªa hom¨®nima con la que ha creado 14 grandes coreograf¨ªas (desde Nana et Lila, 1993, pasando por Macadam Macadam, Borderline, Poeta en Nueva York¡) y m¨²ltiples obras multiformato citadas en teatro, danza, televisi¨®n, publicidad, performance¡ Tanto y de tan alto vuelo ¨²ltimamente que no solo Almod¨®var ha contado con ella para su ¨²ltima pel¨ªcula (Los amantes pasajeros), sino que hasta Beyonc¨¦ ha quedado prendada de su estilo de bailar contempor¨¢neo: dos coreograf¨ªas de videoclips le ha montado recientemente a la diva: el de Mrs. Carter?s World Tour y la campa?a de H&M.
Es admirada Blanca Li. Un ejemplo. Esta misma noche, Carla Bruni Sarkozy la llevar¨¢ consigo a un programa de France 2, adonde solo acuden sus amigos; invitados como In¨¨s de la Fressange, Fran?oise Hardy o Julien Clerc, un programa cl¨¢sico s¨¢bana titulado Vivement dimanche, donde Blanca se presentar¨¢ subida sobre sus botas Louboutin, con robot NAO parlanch¨ªn en brazos, dejando boquiabiertos al p¨²blico, a los t¨¦cnicos y a la hier¨¢tica ex primera dama.
¡°Que 20 a?os no es nada¡ y es tanto¡±, murmura ella en los Estudios Calentito, de espaldas al gran espejo donde todo se ve: pies desnudos, muchas cajas y cables, aparatos extra?os que emiten la m¨²sica de Tao bajo las ¨®rdenes del ingeniero Thomas Pachoud y asistentes¡ Y sentados, muy quietos, unos seres diminutos, mu?ecos de color azul y blanco, los NAO, observando, esperando su turno de baile como amantes despechados.
Seres humanos y m¨¢quinas. Un estudio cargado de iron¨ªa y momentos po¨¦ticos ha construido Blanca Li sobre el peso creciente de la tecnolog¨ªa en nuestro tiempo. Lo que nos quita y nos proporciona. Lo que representa a la hora de comunicarnos. ¡°Enganchados a las m¨¢quinas vivimos¡±, apunta. Dos d¨ªas de ensayos llevan entre la marabunta en la agenda. Sus dos asistentes, Glyslein Lefever y D¨¦borah Torres, la sustituyen a ratos. ¡°Yo lo que admiro en Blanca es la manera que tiene de hacer en un d¨ªa lo que normalmente otra persona har¨ªa en una semana¡±, apunta la primera, soplando.
Claudia Gargano, amiga desde el tiempo de El Calentito en Madrid, la conoce bien y asiente. Asegura que a ella nada le sorprende. Ahora se encarga de ordenarle el archivo: ¡°Una tarea bien complicada, para poner al d¨ªa un trabajo incre¨ªblemente rico, poderoso, personal¡±. Conoci¨® a Blanca en una fiesta en Espa?a cuando andaba con su grupo Las Xoxonees: ¡°Yo la vi y de inmediato pens¨¦ ¡®guau, esta mujer va lej¨ªsimos, esta mujer no tiene fin¡¡¯. Abri¨® el bar y all¨ª me qued¨¦ a su vera, hasta hoy¡±.
S¨¦ mucho m¨¢s, pero siempre parece que empiezo desde cero. Sigues teniendo esa p¨¢gina en blanco, pero deja de ser un sufrimiento"
Una pausa en el ensayo. Descanso en el sof¨¢. Hablamos de balance, irremediablemente. Asegura que ha reflexionado este a?o sobre su carrera, lo hecho y deshecho. ¡°Me gust¨® levantarme un d¨ªa y darme cuenta de que llevo todo este tiempo haciendo lo que so?aba ser de ni?a, bailarina. Y vivo haciendo lo que quiero, viajando, creando. As¨ª que me dije: ¡®bueno, si he llegado hasta aqu¨ª, es que me puedo pasar el resto de mi vida igual¡±. A Blanca no le gusta mencionar las dificultades financieras ni las frustraciones art¨ªsticas. Que las ha tenido.
En lo creativo no hay nada que piense que deba descartar o haber hecho de otro modo. ¡°No, porque justo ese es el lujo que tenemos con espect¨¢culos en vivo. Lo estrenas, y si alguna cosa no encaja, puedes hacer como yo ahora mismo con Robot, hago limpieza total, voy retallando, puliendo, aprovecho para colocar las cosas que se han perdido, porque una coreograf¨ªa tiene vida propia; los bailarines van introduciendo elementos propios y la pieza se va desviando¡ Y entonces rehaces y es como si volvieras a estrenar¡±. As¨ª hasta que un d¨ªa algo le dice ¡°fin¡±. ¡°Es algo interno. Y entonces suelto el espec?t¨¢cu?lo. Me reconcilio con ¨¦l, lo dejo de ver como algo m¨ªo, es el show, y ya lo disfruto, lo suelto, pero tardo de 10 a 20 representaciones¡±.
¡°I love Robot¡± (Amo Robot¡±), se lee en algunas camisetas, el t¨ªtulo de la ¨²ltima obra. Apenas cinco veces la han representado, tres en su estreno en Francia y dos en Italia. El primero fue sonado. Palabras en EL PA?S del cr¨ªtico Omar Khan entonces: ¡°Robot deslumbra en Montpellier¡±. Y el texto: ¡°Cinco peque?os NAO bailan sincronizados al ritmo de la m¨²sica creada por estrafalarias m¨¢quinas¡ No hay ning¨²n ser humano sobre la escena, pero est¨¢ ocurriendo una coreograf¨ªa con m¨²sica en directo¡ Lo que verdaderamente sorprendi¨®¡ es su sentido del espect¨¢culo, la manera en que despliega esta mezcla imposible de esculturas musicales, robots, bailarines y parafernalia teatral cibern¨¦tica, llegando a conseguir momentos deslumbrantes¡±. Y s¨ª, por haber, hay aqu¨ª ¨Clo vemos en el pase completo, de 90 minutos¨C hasta un dueto robot-bailar¨ªn, y un solo del NAO cantando el bolero B¨¦same mucho, interpretado en verdad por la propia Blanca en una grabaci¨®n improvisada en el ba?o de un teatro.
Ha trabajado en todas partes. Desde la direcci¨®n del Centro Andaluz de Danza hasta la ?pera C¨®mica de Berl¨ªn... ?Pero se considera una creadora francesa?, le preguntamos. ¡°De alg¨²n modo s¨ª, aqu¨ª me ven como propia, y cuando viajo casi siempre voy como representante de la danza francesa. Pero siempre est¨¢ presente el hecho de que soy espa?ola; cuando me entrevistan o me reciben, soy ¡°la espa?ola¡±, y eso me gusta, me gusta ser extranjera¡¡±.
¨C?Siente que hay o ha habido desinter¨¦s hacia la danza y, por extensi¨®n, hacia usted en Espa?a¡?
¡°Bueno, mira c¨®mo han despedido a Mortier¡ El inter¨¦s por la cultura, en general, siempre ha sido un poco extra?o en Espa?a. Yo he visto que los pol¨ªticos la usan para sus propios fines, no les interesa nada. Es una pose, una foto, y luego se olvidan. Por eso no hay danza ni difusi¨®n verdadera de lo cultural, no hay redes. All¨ª vas a veces a teatros municipales, a m¨ª me ha pasado, a actuar y nadie acude a recibirte. Ensayas, haces el show¡ y ah¨ª no viene nadie; recoges tus cosas y alguien llega y te dice ¡®me han encargado que le entregue esto¡¯. Te dan un sobre con un cheque y no ves nunca a quien te program¨® ni al director. Esto es inconcebible en Francia. Aqu¨ª siempre viene alguien a darte la bienvenida, a decirte: ¡®encantados, este es el director, etc¨¦tera¡¯. Hay un m¨ªnimo de cortes¨ªa, algo. Que no est¨¢s llegando a un hotel, que produces un espec?t¨¢culo, y, claro, eso implica mucho: es un modo de funcionar, es decir que a muchas de estas salas les da igual quien venga, no han hecho ninguna promoci¨®n, pueden estar incluso vac¨ªas o semivac¨ªas¡ nadie se implica¡±.
Hora de avances: un proyecto en Miami para un cabaret y otro en Par¨ªs, actuaciones, poner en marcha su pel¨ªcula postergada y eterna, Cabaret latino. ¡°S¨¦ que la har¨¦ un d¨ªa, me lo tomo con tranquilidad, pero saldr¨¢¡ hay proyectos que tardan m¨¢s y otros menos¡±. Y tambi¨¦n de repasar lo pen¨²ltimo hecho. En 2009 estren¨® El jard¨ªn de las delicias y luego Elektro Kif, una obra teatral de sabor mestizo que sigue rodando (como tantas otras que pone y repone, intemporales), producto de un encuentro casual con bailarines de tal disciplina, chicos de gimnasio y disco, segunda generaci¨®n de inmigrantes. ¡°Grupo ¨¦tnico ¡®de la banlieue¡±, se r¨ªe. Siempre le gust¨® mezclar, compartir con otros artistas contempor¨¢neos: ¡°Me resulta enriquecedor. As¨ª cada obra supone algo nuevo para m¨ª¡±. Elektro Kif lleva tres a?os sin parar de girar por el mundo, en China, en Europa¡ ¡°Menos una vez una sola actuaci¨®n en Espa?a, en todos lados¡±, apunta.
Y fue despu¨¦s de hacer Elektro Kif cuando empez¨® a pensar en este Robot que ahora se trae entre manos. ¡°Ten¨ªa ganas, la rob¨®tica, las m¨¢quinas siempre me han interesado, siempre he incorporado algo de ellas en mis espect¨¢culos. Me fui a Jap¨®n, donde est¨¢n obsesionados con la mecanizaci¨®n, buscando inspiraci¨®n¡±. Y la encontr¨®. Se top¨® con Maywa Denki, un colectivo de artistas que inventan sus propios robots musicales. Ellos son los autores de los que aparecen en el espect¨¢culo. Tardaron casi dos a?os en ponerse de acuerdo v¨ªa email transcontinental.
Y ah¨ª est¨¢n los robots. De dos tipos: los creados por el colectivo japon¨¦s citado, extra?os, caprichosos artilugios de material reciclado, pensados para ejecutar la m¨²sica compuesta por Tao, y esos otros, los NAO, de ojos luminosos, de apenas medio metro, creados por la firma francesa Aldebaran Robotics, que bailan y hablan y se mueven e interaccionan con los bailarines¡ Nos fascinan¡ Se caen. Se levantan por s¨ª mismos. Y se vuelven a caer.
¡°Tenemos que estar preparados para todo, puede pasar cualquier cosa en cada show. ?No es curioso que sean las m¨¢quinas las que m¨¢s improvisen en este espect¨¢culo?¡±, se r¨ªe la core¨®grafa. Y eso es precisamente lo que le interesa.
Y esto es obsesi¨®n y maravilla al tiempo para los ocho bailarines de la obra. Lo dicen unos y otros. ¡°Nada es fijo, hay que prepararse para improvisar y estar con la cabeza aqu¨ª y el ojo all¨¢¡±, opina la mallorquina Margalida Riera, de 29 a?os, exbailarina de RTVE y tambi¨¦n de Shakira. Lleva seis a?os con Blanca, a la que considera una madre: ¡°Ella es todo lo que yo quiero como jefa, es humana, alegr¨ªa, coraz¨®n, me ayud¨® desde el principio¡±. Muy osada al atreverse a esto, coinciden todos los bailarines que nos dan, adem¨¢s, frases para definirla. Yacnoy Abreu, cubano, de 27 a?os: ¡°Si se enfada, son cinco segundos y ya¡ Curiosidad y osad¨ªa, as¨ª la describir¨ªa yo¡±. Emilie Camacho, de 33 a?os, medio portuguesa, caboverdiana y guineana: ¡°Admiro su seriedad, la libertad que nos da y su honestidad¡±. Aliashka Hilsum, de 24 a?os y de origen ruso, mongol y holand¨¦s: ¡°Ella es como la electricidad que pone en marcha las cosas¡±. O Samir M¡¯Kirech, de 28 a?os: ¡°No puedo en una sola frase: es demasiado. Loca, muy humana, fashionista, muy abierta¡±.
Geraldine Fournier: ¡°Crea espect¨¢culos muy f¨ªsicos, pero sin presi¨®n. Es muy respetuosa con los otros, todo el mundo tiene su plaza, es muy horizontal siempre su planteamiento¡±. Ga?l Rougegrez, de 33 a?os, y Yann Herv¨¦, de 27, usan dos palabras: ¡°Energ¨ªa, sol¡±.
Berl¨ªn estaba pr¨¢cticamente en bancarrota cuando yo aterric¨¦. Todo eran recortes. Quer¨ªan cerrar. Dije: 'Yo he venido para crear, no para destruir"
Hubo un tiempo en que Blanca Li abandon¨® Par¨ªs por otra ciudad. Se fue a vivir a Berl¨ªn, en 2002, al ser nombrada directora del ballet de la ?pera C¨®mica de la capital alemana. Pero aquello no dur¨®: al poco abandon¨®. ¡°Fue un intento de tener compa?¨ªa institucional para evitarme, digamos, la parte dura de una independiente, donde sufres mucho busc¨¢ndote el sustento¡ Pens¨¦ que estando en una instituci¨®n todo eso estar¨ªa cubierto y entonces podr¨ªa dedicarme a la creaci¨®n sin tener que andar pensando c¨®mo voy a pagar sueldos, todo lo administrativo¡ pero no fue as¨ª¡±. No le compensaba: ¡°Perd¨ªa la independencia. Y fue dif¨ªcil. Primero, por la relaci¨®n tan funcionarial con los bailarines, tan diferente a lo que es en una compa?¨ªa privada. Y segundo, que Berl¨ªn estaba pr¨¢cticamente en bancarrota cuando yo aterric¨¦, todo eran recortes, quer¨ªan cerrar. De un d¨ªa a otro me dec¨ªan: ¡®Hay que despedir a cuatro¡¡¯. ?Era un sufrimiento mayor que en mi compa?¨ªa con mis problemas econ¨®micos! Les dije: ¡®Yo he venido para crear, no para destruir¡¯. Y nada m¨¢s irme, a los seis meses despidieron a la compa?¨ªa entera¡±. Aun as¨ª, la experiencia fue muy valiosa. Aprendi¨® algo: ¡°Que tengo que estar rodeada de personas que compartan mi pasi¨®n, que tengan un sentido art¨ªstico. Era triste estar en un lugar donde se supone que debe primar la creaci¨®n y ?parec¨ªamos un banco!¡±.
¨CHa hecho mucho ¨²ltimamente: publicidad, teatro, pel¨ªculas¡ ?Prefiere algo en concreto?
¡°Lo que m¨¢s me gusta tras la danza es el cine. Me divierte y cada vez trabajo m¨¢s con directores m¨¢s vanguardistas, en publicidades, videoclips¡ Es otra manera de ver el baile; una coreograf¨ªa para la c¨¢mara es muy diferente, los planos van muy r¨¢pido, tienes que inventarlo todo. Por ejemplo, cuando Pedro Almod¨®var me llam¨® para Los amantes pasajeros fue genial. En el avi¨®n ya iba yo pensando hacer esto, aquello. Me encanta ese estado de inventar constantemente. Y claro, en el caso de Beyonc¨¦ y otros es un gusto trabajar con artistas y directores de ese calibre que conf¨ªan en ti plenamente. Todo es siempre un paso hacia delante, como de hormiguita¡¡±. Asegura que nada de esto huele a Hollywood: ¡°El del videoclip es un mundo que no tiene presi¨®n de grandes productoras. Artista y productor acuerdan un concepto y lo defienden a muerte. Se rueda y ya est¨¢¡±.
Dice que no admira a nadie especialmente, pero s¨ª que est¨¢ agradecida a muchas personas. Muchas la motivan. Pero en la noche del estreno de Ala?a en el Museo Galliera, bajo un cielo estrellado, con la Torre Eiffel iluminada y el todo Par¨ªs del glamour, la moda y la pol¨ªtica cerca, ella cita a Raquel Boismene, su maestra y preparadora: ¡°Nunca he tenido una lesi¨®n en mi vida gracias a ella: me ense?¨® c¨®mo caer, a tener en la cabeza los movimientos del cuerpo, a no dejar que te sorprenda¡±.
Y lo que lleva tambi¨¦n a rajatabla, afirma, es intentar estar al d¨ªa: ¡°Tengo mucha curiosidad por ver lo que pasa, salgo mucho en Par¨ªs o all¨¢ donde voy. Ahora acabo de llegar de Colombia, pues en la pr¨®xima pel¨ªcula de mi hermana, Chus Guti¨¦rrez, he coreografiado tres escenas con cientos de bailarines¡ Fue genial, sal¨ª mucho, a ver el ambiente, nuevos bailes, tendencias¡ Me fascinaban los pechos y los culos de las modelos en los escaparates: des-co-mu-na-les. ?Eso all¨ª se lleva!¡±, dice soltando una risotada.
¨CLos Guti¨¦rrez (siete hermanos, hijos de funcionario de la Casa de Moneda y Timbre) son muy artistas, ?c¨®mo ha vivido este tiempo en su propia familia, con sus dos hijos?
¡°Cuando eres bailarina tienes miedo de que esto te frene, que tener un hijo signifique dejar de danzar, perder el cuerpo. Decid¨ª que si me lo estaba pidiendo el cuerpo, es que era el momento. Fue hace nueve a?os, los que tiene mi hijo mayor¡ Di el paso. Y ahora me alegro mucho porque no cambi¨® mi vida tanto. Era un falso miedo, no he sacrificado nada a nivel art¨ªstico. S¨ª, quiz¨¢ es una suerte esta profesi¨®n, los he podido llevar conmigo de viaje. Y luego, la sensaci¨®n del cuerpo que cambia¡ pues apenas unos meses despu¨¦s volv¨ª al escenario. Me di cuenta de que el cuerpo posee una memoria impresionante, que los bailarines poseemos una preparaci¨®n incre¨ªble¡¡±.
Es ahora, confiesa, cuando siente que ya no tiene la necesidad imperiosa de danzar y estar siempre en escena. ¡°Es la evoluci¨®n natural de la profesi¨®n, antes ten¨ªa que estar en el show, pero ahora ya no. Si estoy, bien; si no, tambi¨¦n. Yo creo para los bailarines y lo disfruto igual. Mi cuerpo no est¨¢ para hacer esto o no me apetece¡ ?Es todo m¨¢s f¨¢cil cuando est¨¢s en el escenario que cuando est¨¢s sentada en una silla! Y no dejar¨¦ nunca de bailar. Por las ma?ana necesito mi clase, que mi cuerpo est¨¦ activo; es adictivo, como tomar caf¨¦¡±.
Pero de lo hecho y enumerado, el mayor ¨¦xito es su compa?¨ªa. El haber sabido hacer de lo familiar una empresa. Y de la empresa, una familia. ¡°Tengo un equipo impresionante, he recorrido este camino con mucha gente a mi lado. Por ejemplo, mis asistentes, bailarinas tambi¨¦n anta?o, que me sustituyen y estoy supertranquila. Si, por ejemplo, decido irme dos o tres semanas a Colombia, puedo hacerlo. Porque las tengo a ellas; tengo a Tao, que no necesitamos ni vernos; tengo a Etienne, que es mi base, se ocupa de toda la administraci¨®n; a los t¨¦cnicos y creadores de luces, escenograf¨ªa y v¨ªdeo que llevan conmigo m¨¢s de una d¨¦cada. Nos conocemos bien y he delegado mucho¡±.
Blanca Li ahonda en esa idea: ¡°Delegar es importante para crecer. Hay momentos en que tienes que soltar amarras. Si no lo haces, malo. Confiar quiere decir que cuando la persona te dice: ¡®Blanca, he tomado tal decisi¨®n¡¡¯, pues vale, no puedes descalificarla. Esto es algo que debes aprender. Y entonces ves que a veces toman decisiones incluso mejor que t¨², defienden las cosas mejor, son m¨¢s exigentes. Esto me da una libertad enorme, me permite ver qu¨¦ es lo m¨¢s importante en cada momento y poder dedicarme a otros proyectos que me llenan¡±. Y cuenta que ve muchos creadores cercanos que han llegado bien lejos, pero est¨¢n solos. ¡°Tan alto y tan solos¡¡±, repite. Quiz¨¢ muy m¨¢quinas, pero poco humanos.
'Robot', de la Cia. Blanca Li, se presenta en Teatros del Canal, en Madrid, del 10 al 13 de abril de 2014.
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