Amos de casa
Cada vez m¨¢s hombres colaboran en las tareas dom¨¦sticas. Asumen la corresponsabilidad y algunos, incluso, se convierten en amos de casa. En Espa?a son unos 445.200. Una din¨¢mica creciente avivada al calor de la crisis
El reloj marca las ocho y cuarto de la ma?ana, pero ni el sue?o ni el g¨¦lido aire matutino de Madrid parecen afectar a Pedro Caballero y sus tres hijos de seis, ocho y 10 a?os. En el m¨¢s absoluto de los silencios, los peque?os caminan uniformados junto a su padre hacia el coche. Cada d¨ªa, desde que decidi¨® dejar su trabajo voluntariamente hace cuatro a?os, este madrile?o de 42 a?os se encarga de llevar a sus ni?os al colegio y del resto de labores del hogar. Como ¨¦l, cada vez m¨¢s hombres no solo colaboran en las tareas dom¨¦sticas, sino que asumen el peso de los quehaceres de sus viviendas al convertirse en amos de casa.?
Una fina capa de polvo recibe al visitante anunciado en el piso de Caballero en Pozuelo de Alarc¨®n (Madrid). El vistoso tapiz y las m¨²ltiples figuras peque?as de la estrecha entrada dan paso al orden y la casi impecable limpieza de la vivienda. A la izquierda del recibidor, las tres camas deshechas que se agrupan en la habitaci¨®n de sus hijos asoman a la espera de que comience la rutina del madrile?o. ?l forma parte del reducto de 445.200 hombres inactivos por labores del hogar que recoge la Encuesta de Poblaci¨®n Activa del tercer trimestre de 2013. Su decisi¨®n, sin embargo, fue voluntaria. Caballero opt¨® por dar v¨ªa libre a la prometedora carrera de su mujer. ¡°Yo era responsable comercial. La profesi¨®n estaba en ca¨ªda y se puede retomar en cualquier momento. Ella [empresaria del sector servicios] ten¨ªa una trayectoria con m¨¢s futuro y era mejor quedarme en casa para que tirase mi mujer¡±, argumenta olvid¨¢ndose de la taza de caf¨¦ que le espera. ¡°Haciendo n¨²meros, he visto en muchos casos que uno de los salarios se utiliza para pagar a otra persona y solo les queden unos 200 euros. ?T¨² est¨¢s trabajando por ese dinero al mes?¡±.
La adaptaci¨®n a su nuevo trabajo no fue, sin embargo, un camino de rosas para ¨¦l ni para otros varones. En muchos casos reconocen que nunca o pocas veces se hab¨ªan enfrentado a las tareas de casa. Ignoraban c¨®mo gestionar sus hogares, algo que esos hombres achacan a la mentalidad de una ¨¦poca pasada y la falta de curiosidad por aprender. ¡°Ahora lo valoro m¨¢s porque lo veo desde el otro lado de la barrera, veo la importancia que tiene. No es algo balad¨ªEs una labor a tener en cuenta y a apreciar¡±. Ante este escenario, Caballero cre¨® una p¨¢gina web que publicita incansablemente para orientar a los amos de casa noveles. En ella aparecen consejos y recomendaciones que abarcan desde asuntos del hogar, viajes o trucos como no llorar al cortar una cebolla. El objetivo, explica, es guiar y concienciar al mismo tiempo a aquellos que se atrevan a trabajar en la empresa de su hogar. ¡°Quiero trasladar mis experiencias para que el sector masculino y otras personas vean que no es malo, que no es una enfermedad. Al principio no hay un libro que te ense?e esto. Primero te apoyas en tu mujer y tu madre, aunque luego indagu¨¦ tambi¨¦n en Internet, le¨ª libros¡ Y as¨ª surgen tus primeros pinitos en cocina¡±, recuerda Caballero mientras prepara unas lentejas.
En los ¨²ltimos siete a?os, desde el comienzo de la crisis econ¨®mica, el n¨²mero de hombres inactivos dedicados a las tareas dom¨¦sticas ha crecido desde los 290.300 en 2007 hasta los 445.200 actuales. Este a?o la cifra se ha elevado en un 22%. Por el contrario, la din¨¢mica entre las mujeres se invierte: 4.722.200 se encontraban hace siete a?os en esta situaci¨®n, mientras que ahora se ha reducido a 3.760.400, seg¨²n datos del Instituto Nacional de Estad¨ªstica (INE). ¡°La proporci¨®n de hombres sigue siendo escasa, aunque se ha producido un aumento. A la hora de abandonar el trabajo para dedicarse a las tareas del hogar contin¨²a primando que el mejor remunerado mantenga el puesto. Y este es el hombre¡±, lamenta Jos¨¦ Manuel Blasco, miembro del gabinete de prensa de la Asociaci¨®n de Hombres por la Igualdad de G¨¦nero (Ahige). De forma complementaria a estos datos, soci¨®logos como In¨¦s Alberdi remiten a la Encuesta de Empleo del Tiempo del INE. Este estudio actualizado en febrero de 2013 sostiene que los hombres dedican una media diaria de unas 2,5 horas al hogar y la familia, mientras que las mujeres emplean dos horas m¨¢s, aunque esta diferencia ha disminuido en 41 minutos en la ¨²ltima d¨¦cada. ¡°Tradicionalmente hab¨ªa un reparto de papeles en el que las mujeres se encargaban de las personas dependientes ¨Chijos, enfermos, mayores, etc¨¦tera¨C y los hombres se responsabilizaban de conseguir fondos econ¨®micos. Pero este modelo est¨¢ quebrando y ya nadie defiende los roles diferenciales¡±, apunta la catedr¨¢tica de sociolog¨ªa en la Universidad Complutense de Madrid y experta en relaciones de g¨¦nero.
M¨¢s all¨¢ de la at¨ªpica opci¨®n de Caballero, el modelo de hombre que m¨¢s adeptos gana para ocuparse de su casa es el de aquellos que solicitan una jornada intensiva o la reducci¨®n de jornada que se ha ampliado del medio mill¨®n en 2007 a 711.000, seg¨²n el INE. Uno de ellos se llama Miguel Fuentes, un enfermero de 40 a?os que hizo de la necesidad virtud. Su turno de noche le oblig¨® a aprovechar las horas en las que su mujer trabajaba por la ma?ana y parte de la tarde. La decisi¨®n de quedarse en casa sorprende habitualmente, seg¨²n varios amos de casa. Rechazan que se les rechace, aunque subrayan que recaban mayor apoyo y comprensi¨®n en el sector femenino. ¡°A m¨ª no me resulta tan raro pero tengo amigos que ni se acercan a la cocina. Les llamo con cari?o macho alfa. Prefieren pagar o recurrir a madres y suegras. No lo piensan asumir, es una negaci¨®n¡±, defiende al otro lado del tel¨¦fono, ¡°los que no llevan los asuntos dom¨¦sticos te dicen: ¡®?Qu¨¦ mal te lo has montado!¡±.
Los recortes sociales ¨Cla eliminaci¨®n de becas comedor, acceso a guarder¨ªas o centros de mayores- han contribuido en este proceso. Seg¨²n Alberdi, la crisis ha hecho recaer el cuidado de los dependientes sobre las delicadas econom¨ªas familiares y ha obligado a algunos hombres parados a encargarse de la vivienda. Se trata de varones con dif¨ªcil reinserci¨®n en el mercado laboral que, en ocasiones, provienen del sector de la construcci¨®n. Una soluci¨®n pragm¨¢tica, para que entre dinero en casa. ¡°Al principio me incomodaba, te ves como un trapo, que no vales. Ser amo de casa te hace sentir ¨²til. Hago de todo, menos planchar, que es imposible, y as¨ª no pienso. El problema es empezar a pensar¡±, espeta Miguel ?ngel Salda?a (29 a?os), exconductor de los servicios de la Unidad de Vigilancia Intesiva de Toledo.
El fen¨®meno de los amos de casa se mantiene, por el momento, como minoritario. Prueba de ello es que la Real Academia Espa?ola no recoge el t¨¦rmino. Pero esta tendencia no se reduce al territorio nacional, sino que cuenta tambi¨¦n con un apoyo discreto en otros rincones del planeta. En Europa, Italia lidera el asociacionismo de varones. En 2003 naci¨® Uomini casalinghi, una agrupaci¨®n que hoy congrega casi 5.800 afiliados. ¡°No es f¨¢cil vivir en un pa¨ªs machista pero en los ¨²ltimos a?os han cambiado muchas cosas. Al amo de casa se le mira con sospecha porque por desgracia no tiene ingresos. Es un trabajo invisible¡±, analiza su presidente Fiorenzo Bresciani. Al otro lado del charco, la red de padres en casa norteamericana aglutina a cerca de 2.600 miembros desde su nacimiento hace una d¨¦cada. Centrados exclusivamente en asuntos parentales, el colectivo se adelant¨® al best seller House husband (Amo de casa) de Ad Hudler. ¡°Si en estas sociedades m¨¢s machistas est¨¢ tomando fuerza, ?por qu¨¦ no iba a tener repercusi¨®n en Espa?a?¡±, plantea Caballero.
Este madrile?o se mueve por casa con unas zapatillas de andar por casa azules a rayas en sinton¨ªa con la luminosa cocina azul y blanca, pero no con el delantal burdeos de su p¨¢gina web. ¡°Este es mi traje de faena, ?mi traje de luces!¡±, bromea haciendo publicidad de nuevo. ?l se siente c¨®modo en su papel. Lejos queda la ropa deste?ida y encogida o los arroces tan densos que se cortaban con un cuchillo para sorpresa de sus hijos. Algunos amos de casa no cierran las puertas a volver a trabajar fuera de sus cuatro paredes, pero Caballero no se imagina otra profesi¨®n mientras la econom¨ªa lo permita. ¡°No lo dejar¨ªa. Creo que estoy forjando algo que va a dejar huella en mi familia. Es positivo, incluso terap¨¦utico. Muchos necesitan ser amos de casa una temporada para limar desavenencias con su pareja¡±.
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