Un lugar en el mundo
?Pero es que no queda, ¡®dita¡¯ sea, un lugar en el mundo donde los gobernantes conserven la cordura?
En la foto, la presidenta de un pa¨ªs para el que el malestar constituye una forma de rutina. Un pa¨ªs en el que las crisis se suceden con la naturalidad con la que los martes ocurren tras los lunes o los mi¨¦rcoles tras los martes; con el automatismo con el que enero precede a febrero, o febrero a marzo; con el vicio del que enciende un cigarrillo detr¨¢s de otro, aunque con cada uno de ellos se jura que lo va a dejar. Argentina tambi¨¦n va a dejar la crisis un d¨ªa de estos, ?qu¨¦ se creen? Lo que pasa es que tiene que encontrar el momento para hacerlo de forma limpia, a pelo, sin parches de nicotina ni sesiones de acupuntura o hipnotismo. Lo importante es colocar la cabeza en esa direcci¨®n, autoconvencerse de que la crisis continuada es perjudicial para la salud, de que la crisis mata.
Y para eso est¨¢ ella (ELLA) ah¨ª. Obs¨¦rvenla en su primera comparecencia p¨²blica tras una operaci¨®n de la cabeza. ?Reapareci¨® en un programa infantil?, se preguntar¨¢n. ?Quiso dirigirse en primer lugar a los ni?os porque ellos encarnan (no siempre) el porvenir? Nada de eso. Se present¨® de este modo, con dos peluches, uno de ellos vivo, ante el p¨²blico adulto y estuvo siete minutos diciendo necedades. Era martes, creo, pero habr¨ªa uno deseado que fuera jueves, para romper esta rutina infernal en la que todo, excepto la sucesi¨®n de los d¨ªas de la semana, es puro desgobierno. Queridos compatriotas, ya estoy bien de la cabeza y me han regalado este perrito. ?Pero es que no queda, ¡®dita¡¯ sea, un lugar en el mundo donde los gobernantes conserven la cordura?
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