El lujo de ir a la universidad
Los precios de las tasas en los centros p¨²blicos aumentan de media un 28,5% en dos cursos El tijeretazo al presupuesto destinado a becas afecta a 35.000 estudiantes en toda Espa?a
Mar¨ªa Luisa Villalobos nunca imagin¨® que tendr¨ªa que ahorrar para pagar los estudios de su hija Sandra. El esfuerzo que est¨¢ haciendo le recuerda de alguna manera al sacrificio de sus padres hace 50 a?os, cuando ir a la universidad era algo normal para los ricos, y un aut¨¦ntico lujo para el resto. ¡°Ellos tuvieron una vida dur¨ªsima para poder pagarme los estudios de Magisterio; se privaron de caprichos, ropa e incluso comida¡±, explica. Y a?ade un r¨¢pido diagn¨®stico para una educaci¨®n deprimida: ¡°Hay gran desesperaci¨®n en las familias; la involuci¨®n es muy alarmante¡±.
El ¨²ltimo golpe presupuestario del ministerio que dirige Jos¨¦ Ignacio Wert ha sido el anuncio del recorte de las becas Erasmus en 2014 (de 36 a 18 millones), tras el amago del pasado noviembre de dejarlas casi como una ayuda en extinci¨®n. La estancia de los estudiantes tambi¨¦n se reducir¨¢ de los ocho meses a tan solo un semestre. El monto que aporta la Uni¨®n Europea, sin embargo, aumentar¨¢ un 4,3% (de 51,2 a 53,4 millones), cifra que compensa en parte la bajada presupuestaria por parte del Gobierno espa?ol. Peor ha sido a¨²n el destino de las becas S¨¦neca, similares a las Erasmus, pero dentro de Espa?a: han quedado eliminadas despu¨¦s de 13 a?os. A la hija de Mar¨ªa Luisa Villalobos estas turbulencias la han pillado en Francia siguiendo el programa de formaci¨®n en el exterior del que disfrutan 40.000 alumnos anualmente. A su cuenta llega cada mes una escu¨¢lida ayuda oficial de 100 euros. Su madre, profesora en la localidad leonesa de Ponferrada, se siente enga?ada. No es la ¨²nica.
El a?o se cierra en las calles de Madrid con la en¨¦sima protesta contra estos y otros recortes en las aulas. Es 30 de noviembre, s¨¢bado, y la denominada Marea Verde se extiende como una enorme mancha en el centro de la capital. Las pancartas se alzan contra la injusticia educativa, el aumento de la brecha entre ricos y pobres y a favor de la igualdad de oportunidades.
El ¨²ltimo informe de la Conferencia de Rectores, La Universidad espa?ola en cifras, refleja que las matr¨ªculas de las facultades se han encarecido un 28,5% de media en los dos ¨²ltimos cursos. Y de manera especial, en Catalu?a (un 67% en 2012; congeladas este curso) y Madrid (un 38% en 2012; un 20% este curso). Adelaida de la Calle, expresidenta de los rectores, ya advirti¨® el pasado mes de noviembre en la presentaci¨®n de estas cifras de que los efectos de las actuales pol¨ªticas de austeridad se ver¨ªan "reflejados m¨¢s profundamente a medio y largo plazo¡±.
Para Alejandro Hurtado, la subida de las tasas es una losa demasiado pesada. Le han impedido estudiar una carrera. ¡°No encuentro trabajo y me gustar¨ªa seguir estudiando, pero el primer curso de Pol¨ªticas, lo que quiero hacer, vale en la p¨²blica 1.600 euros. No me lo puedo permitir¡±, confiesa. El curr¨ªculo de este joven de 22 a?os no est¨¢ en blanco. En 2012, termin¨® un ciclo superior de Automoci¨®n; pero sus ¨²nicos ingresos los consigue con ¡°trabajillos¡± en una empresa de mudanzas de un amigo. ¡°Todo lo que saco es para mi familia; ahora la universidad ser¨ªa un lujo¡±.
Sin opci¨®n a beca, porque su padre cobra 920 euros -20 por encima del l¨ªmite m¨¢ximo-, este joven se siente marginado. Pero ¨¦l no es el ¨²nico. Unos 35.000 estudiantes espa?oles han dejado de percibir en 2013 una beca de estudios debido a la reducci¨®n del presupuesto general del Estado, seg¨²n un estudio de expertos de la Universidad de Ja¨¦n y de la Polit¨¦cnica de Valencia.
M¨¢s le?a al fuego de la indignaci¨®n ciudadana. "De norte a sur, de este a oeste, la lucha sigue, cueste lo que cueste", corean los manifestantes sin parar. Un hombre observa el paso de la gran mancha verde y anima a los asistentes. "Somos estudiantes, no somos clientes", se desga?ita una joven que, con su meg¨¢fono, trata de avivar la protesta.
Jos¨¦ L¨®pez se abre paso entre la multitud mientras cuenta que estudia en la Complutense de Madrid tercero de Biol¨®gicas. Este curso las cuentas no le salen.? Delgado y con voz nerviosa explica que "suspender una asignatura ahora supone una penalizaci¨®n econ¨®mica tremenda¡±. En su caso ha decidido matricularse de menos cr¨¦ditos para seguir estudiando. Las universidades albergan un nuevo tipo habitante: el estudiante a tiempo parcial. Una tendencia cada vez m¨¢s extendida, pese a que las facultades cierran los ojos a esta nueva realidad.
Francisco Michavila, director de la C¨¢tedra Unesco de Gesti¨®n y Pol¨ªtica Universitaria, opina que el encarecimiento de las matr¨ªculas y la escasez de becas genera "un aumento de la desigualdad" que podr¨ªa llevar a "unas consecuencias devastadoras¡±. El profesor Alberto Sucasas a?ade que ¡°con la recuperaci¨®n econ¨®mica habr¨¢ un cierto flujo de dinero". Pero alerta de que "la inercia es peligrosa y ser¨¢ dif¨ªcil recuperar el terreno perdido". Y zanja: "Las cosas dif¨ªcilmente pueden ir a peor".
Ana Garc¨ªa, integrante del Sindicato de Estudiantes, enfundada en la camiseta verde, s¨ªmbolo ya del rechazo a una nueva era de asfixia de la educaci¨®n p¨²blica, meg¨¢fono y pancarta en mano, es directa en sus conclusiones: ¡°Nosotros no vamos a resignarnos, ni a aceptar este futuro. Nos negamos a que el franquismo vuelva a las aulas. La ¨²nica opci¨®n es salir a la calle¡±.
Por la ma?ana a Biolog¨ªa; por la tarde a trabajar en el 'burger'
Este a?o no hay beca para Diego Parejo. Est¨¢ en ¨²ltimo curso y no alcanza los cr¨¦ditos m¨ªnimos para solicitarla. Cada verano trabaja en una empresa de limpieza para disponer de algo de dinero y as¨ª evitar que sus padres tengan que asumir este gasto. Muchos otros estudiantes deben compaginar la carrera durante todo el curso con una jornada laboral. En algunos casos incompatible con la carga lectiva. La dispensa acad¨¦mica es una opci¨®n para seguir trabajando sin renunciar al derecho a examinarse sin acudir a clase. ?ngela Barrios, vicerrectora de la Universidad Aut¨®noma de Madrid, asegura que ahora se est¨¢n encontrando con m¨¢s peticiones de cambio de grupo de estudiantes que encuentran un trabajo de media jornada. "Los problemas para otorgar las dispensas vienen cuando los estudiantes trabajan, pero no pueden acreditarlo", confiesa resignada. Algo imprescindible para lograr la dispensa. Alberto Sucasas, profesor de la Universidad de A Coru?a, cree que en general "se logra llegar a un entendimiento por la buena voluntad de profesores y alumnos".
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