Vuelta a Dickens
El aumento de las desigualdades exige dar fuerza al valor de la cohesi¨®n social
Por una parte, las zonas comerciales llenas de gente durante las fiestas navide?as; por la otra, los comedores de beneficencia y los bancos de alimentos. El mundo abierto a la revoluci¨®n tecnol¨®gica y a los progresos de la globalizaci¨®n alberga tambi¨¦n aspectos que recuerdan al que inspir¨® a Charles Dickens en el siglo XIX. ¡°Era el mejor de los tiempos, era el peor de los tiempos, la edad de la sabidur¨ªa, y tambi¨¦n de la locura; la ¨¦poca de las creencias y de la incredulidad; la era de la luz y de las tinieblas; la primavera de la esperanza y el invierno de la desesperaci¨®n...¡±, dej¨® escrito en Historia de dos ciudades.
La evocaci¨®n tiene que ver con aquellos europeos que se quedan en el lado oscuro. Que sufren la consecuencia general de una recesi¨®n o, sin ir m¨¢s lejos, del fin del espejismo del dinero f¨¢cil durante los a?os de las burbujas. Tiene que ver con el crecimiento de la pobreza y el tama?o de la brecha con la poblaci¨®n acomodada en el continente m¨¢s rico. Y con las dificultades para aplicar suficientes pol¨ªticas correctoras de las principales desigualdades.
La pobreza tiene muchas caras. Unos, los que carecen de casi todo; otros, los que han tenido, pero ahora temen una situaci¨®n peor. Tambi¨¦n hay quien prefiere no luchar m¨¢s para mantener una vida de perdedor, como el jubilado que, con una pensi¨®n que al parecer reservaba a una hija (confiada a los servicios sociales) enferm¨® de c¨¢ncer y pas¨® los ¨²ltimos a?os de vida en una tuber¨ªa de apenas un metro de di¨¢metro bajo un puente del Ebro, hasta dejarse morir con la sola compa?¨ªa de otro sin techo con el que compart¨ªa el trozo de ca?er¨ªa. Cada cual tiene sus motivos personales y no se puede afirmar que todos sean achacables a la crisis, por m¨¢s que la historia recuerde de nuevo a Dickens.
La poblaci¨®n espa?ola es un caso claro de sociedad que estaba orgullosa del salto adelante en sus condiciones de vida, trocado en el temor a la precariedad y a que los servicios p¨²blicos queden debilitados. Hay que evitar que la pobreza aumente y se convierta en una situaci¨®n cr¨®nica. Y es preciso volver la vista hacia los dem¨¢s y dar fuerza al valor de la cohesi¨®n social.
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