La pareja ib¨¦rica

En El Pa¨ªs Semanal (29-12-2013) se me plantea una coincidencia entre los preceptos de Santiago Roncagliolo y la opini¨®n de Pedro Alberto L¨®pez Calvo, lector de esta revista. En las dos posturas cr¨ªticas se anidan similitudes entre lo que actualmente ocurre en Espa?a y en su pareja ib¨¦rica, Portugal. Dice Roncagliolo: ¡°Si un Estado ya no puede costear los servicios a la poblaci¨®n, solo hay dos salidas: reducir al Estado o reducir la poblaci¨®n. La Comunidad Europea ha optado por la primera, la liberal: recortar servicios. Los ultras proponen la segunda: recortar gente¡±. A su vez, comenta L¨®pez Calvo: (¡­) ¡°El PP tiene, a pesar de todos los desaguisados que se est¨¢n viendo, mayor¨ªa de votos¡±. Los hechos escandalosos m¨¢s recientes en Espa?a y Portugal demuestran el rid¨ªculo de un clich¨¦ lusitano que durante mucho tiempo ha podido prevalecer en la tesitura popular: ¡°Portugal hizo una revoluci¨®n, Espa?a solamente hizo una transici¨®n¡±. Mentira rotunda. Desde el 25 de noviembre de 1975, Portugal ha dejado de ser un pa¨ªs listo para la democracia. La parafernalia del bloque central ha podido prevalecer, en Portugal, hasta situar a los socialistas en una encrucijada que solo ha favorecido la erupci¨®n de algo peor que un ¡°simple¡± neosalazarismo. El caricato ¡°gobierno¡± lusitano, doblemente de derechas, sigue su ruta de destrucci¨®n y cobrando nuevas v¨ªctimas en la moribunda clase media.