Al final vivir¨¦ en Londres

Me voy, y es por lo que queda de mi voluntad propia. Me voy, porque he hecho las pertinentes sumas y restas, ra¨ªces cuadradas, multiplicaciones y derivadas, y me ha salido que es lo mejor. Me voy, porque ya no tengo otra opci¨®n. Me voy, porque no hay trabajo ni oposici¨®n, ni dinero, ni verg¨¹enza, ni siquiera un agujero en el que caerse muerto. Me voy, como tantas veces me he ido, y sin embargo, esta vez tengo la sensaci¨®n de que es distinto. Me voy, para alcanzar el siguiente pelda?o al que inevitablemente he encaminado mis pasos. Porque primero fue estudiar fuera, luego estudiar m¨¢s lejos, luego irme con la maleta y las esperanzas materializadas en 250 curr¨ªculos impresos a probar suerte en un territorio espa?ol lleno de extranjeros, e ir¨®nica e irremediablemente, ahora me voy a tentar a la suerte a un territorio extranjero lleno de espa?oles.

Y no, no dir¨¦ que soy la t¨ªpica chica hogare?a, arraigada a la tierra, que disfruta de lo peque?o, de lo cotidiano, y que aspira a tener alg¨²n d¨ªa una casa, un coche, un marido, un trabajo y, como guinda, un hijo. Y no, nunca me ha gustado eso del sitio de siempre, con la gente de siempre, haciendo las cosas de siempre. Y no, tampoco tengo un sentimiento patri¨®tico, ni ensalzo mi cultura y mi tierra por encima de todas las dem¨¢s. Y no, no es la primera vez que me alejo del hogar, ni que no vuelvo a casa en meses, ni que cojo una maleta con la promesa de un simple "a ver qu¨¦ pasar¨¢".

Ya dec¨ªa mi madre eso de "no escupas al cielo que te puede caer en la cara". Porque el "jam¨¢s" de ese "yo jam¨¢s vivir¨¦ en Londres" ya tiene fecha de caducidad, y empieza ma?ana.¡ª Luz Mar¨ªa Rey Nov¨¢s.