Juro no decir nunca la verdad
El PP se inici¨® en el enga?o y la mentira ¨Cal menos de manera flagrante¨C en 2003
Recuerdo haberle o¨ªdo decir a mi padre ¨Cy adem¨¢s lo cont¨® en sus memorias, Una vida presente¨C que, siendo a¨²n bastante ni?o, se hizo el firme prop¨®sito de no mentir jam¨¢s. Le parec¨ªa algo tan indigno y tan sucio que se lo prohibi¨®, pese a que los ni?os suelen estar muy necesitados de mentir. Presum¨ªa de haber cumplido la palabra que a s¨ª mismo se hab¨ªa dado, lo cual veo improbable a lo largo de los noventa y un a?os que vivi¨®, pero no soy qui¨¦n para llevarle la contraria, ni lo ser¨ªa nadie, claro est¨¢. De lo que no dudo es de la seriedad de su objetivo infantil, y por tanto estoy seguro de que, si minti¨® en ocasiones, debi¨® hacerlo ¨¤ contrec?ur, violent¨¢ndose y a sabiendas de que eso era impropio de ¨¦l. Debi¨® evitarlo lo m¨¢s que pudo, en todo caso. Si uno se convence de antemano de que quiere o no quiere hacer algo, le costar¨¢ m¨¢s contravenirse, y hasta puede que el arraigo de su intenci¨®n acabe impidi¨¦ndole apartarse de ella en cualesquiera tiempo y lugar.
?Qu¨¦ sucede en el supuesto contrario? Es decir, ?en el de alguien que se traza como modelo de conducta mentir y enga?ar? En principio no parece f¨¢cil hacerse semejante prop¨®sito, y sin embargo da la impresi¨®n de que hay individuos tan acostumbrados al embuste que les resulta imposible incurrir en la verdad, ni siquiera como excepci¨®n. Todav¨ªa m¨¢s llamativo es que existan colectivos entregados al enga?o sistem¨¢tico y perpetuo, como si no imaginaran otro modo de relaci¨®n. Tales colectivos los encontramos sobre todo en el mundo de la pol¨ªtica, en el que un empe?o como el de mi padre ser¨ªa impensable, inhabilitar¨ªa al que lo tuviera para entrar en ¨¦l. De hecho se da por descontado que todos los pol¨ªticos mienten y enga?an, y que no les queda m¨¢s remedio. En consecuencia, se les presupone y acepta un alto grado de falsedad: va en el oficio. Pero en Espa?a tenemos desde hace a?os un caso mal¨¦volo, precisamente el del partido que nos gobierna en la actualidad.
Hay un redactor de El Pa¨ªs cuyas cr¨®nicas no suelo perderme, Carlos E. Cu¨¦. Es el encargado, infiero, de indagar e informar sobre las interioridades de dicha formaci¨®n. A menudo se ve obligado a callar los nombres de quienes se conf¨ªan a ¨¦l: ¡°Dice un dirigente ¡¡±, ¡°Opina un veterano diputado ¡¡±, son las f¨®rmulas habituales. Su cr¨®nica del pasado 6 de enero no ten¨ªa desperdicio. Si damos su contenido por cierto, el PP, con su proyecto de ley del aborto, que muchos consideran inoportuno, contraproducente y err¨®neo, est¨¢ tratando de halagar al n¨²cleo de sus votantes de extrem¨ªsima derecha radical (dado que Rajoy y sus ministros ya son de extrema derecha cuasirradical), a fin de que se movilice y acuda a las urnas en las elecciones europeas de mayo, comicios en los que se produce siempre una elevad¨ªsima abstenci¨®n.
Pero lo m¨¢s probable es que, una vez conseguidos esos votos de los ultracat¨®licos y nost¨¢lgicos de Franco, la mencionada ley sufra modificaciones, se suavice y renuncie a prohibir la interrupci¨®n del embarazo cuando hay grave malformaci¨®n del feto. Es decir, se estar¨ªa enga?ando a esos votantes extremistas para que est¨¦n contentos hasta la fecha de las europeas, y despu¨¦s no importar¨ªa enojarlos. Dar¨ªa lo mismo que se sintieran defraudados, porque su voto ¨²til ya estar¨ªa depositado en las urnas y no tendr¨ªa vuelta atr¨¢s. Seg¨²n Cu¨¦, ¡°un miembro de la c¨²pula¡± le ha reconocido: ¡°Est¨¢ claro que esta ley se ha hecho para gustar a una parte poco relevante de nuestro electorado. El resultado de las europeas nos mostrar¨¢ si esa estrategia acert¨®¡±.
Hay individuos tan acostumbrados al embuste que les resulta imposible incurrir en la verdad
El PP se inici¨® en el enga?o y la mentira ¨Cal menos de manera flagrante¨C en 2003, con sus probadas falacias sobre Sadam Husein y la Guerra de Irak. A partir de ah¨ª ya vivi¨® en eso, con la apoteosis de las falsedades sobre los atentados del 11-M, que le costaron el gobierno en 2004. Lejos de aprender la lecci¨®n y enmendarse, parece un partido que se hubiera hecho el prop¨®sito contrario al de mi padre: ¡°Vamos a mentir siempre, incluso a los m¨¢s nuestros¡±. Algo enfermizo.
Uno entiende que el ¨²ltimo programa electoral de Rajoy consistiera en un c¨²mulo de embustes. ¡°Crearemos empleo; no tocaremos las pensiones; no subiremos los impuestos; habr¨¢ sanidad y educaci¨®n p¨²blicas al alcance de todos; mi ni?a cursi gozar¨¢ de libertades y derechos, vivir¨¢ en un pa¨ªs siempre mejor, etc¡±. Bien, con todo eso se pretend¨ªa convencer ¨Cy se convenci¨®: mayor¨ªa absoluta¨C a los indecisos, a los cr¨¦dulos, a los ingenuos y al electorado ¡°de centro¡±; al que vota seg¨²n las circunstancias, al que no es muy militante, a la gente normal.
Uno no aprueba, pero entiende que a esos se los procure enga?ar. Lo que ya no le entra en la cabeza es que se intente lo mismo con los adeptos, con los fieles y fervorosos, con los incondicionales. ¡°Vamos a camelar a estos con leyes franquistas y represivas para que cierren filas en mayo y nos voten en las europeas, y luego les vendremos con las rebajas y la decepci¨®n; si se enfadan, ya se nos ocurrir¨¢ m¨¢s adelante otra trampa, andamos sobrados de ellas¡±. S¨®lo se concibe tal actitud en quienes est¨¢n tan instalados en la mentira que en verdad no saben relacionarse de otra forma con nadie, ni siquiera con ellos mismos. Como si, al rev¨¦s que mi padre de ni?o, hubieran desarrollado tal aversi¨®n a la verdad que se hubieran hecho el juramento demente de no decir ni una jam¨¢s, as¨ª los aspen.
elpaissemanal@elpais.es
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.